Hoy es 6 de enero, Día de los Reyes Magos, y las niñas y los niños aprovechan esta fecha para pedir sus juguetes soñados, ropa o artículos de novedad, pero hay otras infancias que les piden a los tres santos, un anhelo que guardan muy dentro de su corazón. Por ejemplo, que su madre que está desaparecida regrese a casa, que su madre que está en una cárcel se mantenga con bien y que los negocios familiares den frutos para este 2024.
La festividad de los reyes magos está llena de color, de juegos, de mucha alegría, pero también de fe, esa fe que nos hace pensar que por un momento todo mejorará y que un solo deseo puede cambiarnos la vida. Por lo menos así lo piensa “Ari”, una niña de 9 años de edad que este año pidió una muñeca “Bella”, es su princesa favorita de Disney porque les enseña a los pequeños que la belleza no es lo más importante, sino el interior.
Se le pidió a Ari que cerrara los ojos y que escribiera en su carta, dirigida a los Reyes Magos, su sueño más grande. Esto fue lo que escribió: “Queridos reyes, les pido que venga mi mamá”. El próximo 13 de enero se cumplen cuatro años desde que desapareció.
Ari es una niña fuerte, que se entristece al hablar de su madre, pero que, pese a su situación, no se da por vencida y uno de sus sueños es seguir en la escuela y hacer más amigos. También pidió a los reyes un conejo robot y un pingüino de peluche.
Areli de 11 años, Sharon de nueve y Samara de cuatro años, son tres hermanas que tienen un deseo en común: ver más seguido a su mamá “Karla” y que ella esté bien mientras están separadas. La madre de estas niñas está en un Centro de Readaptación Social (Cereso) y son beneficiarias del Grupo Pro Niñez.
Areli no hizo carta este año, pero El Sol de Puebla le llevó un globo con una hoja y su sobre, para que pudiera escribir lo que ella quisiera. La niña ama leer y le gustaría que, en el futuro, sin importar la fecha, los reyes le puedan dar libros de aventuras o de romance. “Queridos reyes, yo deseo que este año sea muchísimo mejor y también deseo ver muchísimo más a mi mamá. Gracias”, fue parte de su carta.
Sharon de 9 años es una niña elocuente y muy inteligente, que sin pensarlo dijo que a ella le gustaría que en el futuro le regalen una fábrica de helados. ¡Le encantan! pero también uno de sus deseos fue ver más a su mamá.
La pequeña Samara se dedicó más a jugar, a hacer preguntas y a darle nombre a todos los peluches que se encontraban en el área de juego. Las niñas sí pueden ver a su madre, pero no siempre es posible por las dinámicas que tiene el mismo Centro para las visitas de menores.
Este medio también visitó el interior del Mercado Hidalgo, en donde conoció a Valeria de 10 años, ella y su hermana trabajan en el negocio familia, en donde se dedican a vender tacos placeros. Hay de pata capeada, longaniza, chiles rellenos, papás, entre otros.
Valeria acude cada 15 días a trabajar en el mercado y cuando en la escuela le dan vacaciones. Para ella, esto no es un trabajo, sino que es la forma de apoyar a su familia y le gusta mucho conocer personas, hablar con la gente y aprender de sus mayores.
“Yo pedí un juego de química para hacer experimentos, ropa y unos tenis, pero también pedí un regalo para mi mamá porque ese día es su cumpleaños”, comentó. Al tiempo, pidió que su negocio les vaya mejor este año y que lleguen muchas personas a comprarles.
El amor al negocio viene desde su abuelita, pues ella lo empezó y ahora ellos se hacen cargo. Venden tacos de este tipo desde hace 36 años y su meta es que sigan creciendo.
Otra niña que se entrevistó fue a Sadani de 10 años. Ella ayuda a su abuela a vender aguacates, cebollas, jitomates, chiles, entre otros productos. Este año, sólo pidió una muñeca, pero si pudiera pedir algo más allá de lo material, sería que lleguen más compradores y que su abuelita Emilia tenga más recursos.
Sadani acude a la escuela en el turno vespertino y en las mañanas por voluntad propia acude al mercado para hacerle compañía a su abuelita, pero también para vender. Ama acomodar los aguacates y que “se vean bonitos” y ama más, pasar tiempo de calidad con su abue, pues es una de sus personas preferidas en el mundo.
En las calles de la ciudad de Puebla, se encontró a David Isaac de 11 años, quien pidió a los Reyes Magos un patín del diablo. Fue el único deseo material que hizo, pero su anhelo y lo que más le gustaría que se cumpla, es que este fin de semana las ventas de sus padres vayan al alza.
Ellos se dedican a vender juguetes por temporada y el niño sabe perfectamente que es un buen tiempo para que el negocio familiar prospere. A su corta edad, David ya sabe vender, sabe ofrecer productos y tiene una habilidad para hablar extraordinaria.
Además de los juguetes, sus padres venden flores el resto del año y es uno de los productos que más disfruta comercializar, ya que cuando vende flores, les saca una sonrisa a las personas.
Estas son sólo unas historias que El Sol de Puebla pudo recopilar. De parte de esta Casa Editorial, les deseamos a todos los niños un feliz día y que todos sus sueños se hagan realidad.