/ miércoles 21 de julio de 2021

Perros guía, una peluda mancuerna que cambia vidas humanas

Un labrador retriver no solo es un perro, es un guía, un compañero de trabajo y un amigo para Guadalupe

Cuando Guadalupe Toledo le coloca el arnés a Buck, labrador retriver, él sabe que es momento de trabajar y guiar los pasos de su dueña a través del lenguaje corporal, entiende que la movilidad y seguridad de Lupita está en sus patas. Buck es un perro guía y junto con Toledo forman un binomio.

De los más de cuatro años de vida de Buck, Guadalupe Toledo lleva tres a su lado. Juntos, pasan las 24 horas del día en las que juegan, comen, entrenan y realizan otras actividades, además de trabajar cuando su dueña necesita desplazarse fuera de casa. “Todo el tiempo me acompaña, procuramos ir a todos lados juntos, desde ir al hospital a una consulta médica, hasta tomarme un café con los amigos”, dice durante la entrevista, mientras sostiene el collar del can en la mano.

Eso responde, en parte, al apego que debe desarrollarse entre el perro y un manejador cuando forman un binomio, Pero también al cariño y agradecimiento que hay hacia estos animales. “Considero a Buck como una parte importante de mí, amándole como me amo a mi misma y cuidándole siempre con amor y felicidad, sin ser pretenciosa puedo jurar que soy totalmente correspondida, pues no solo es el sol de mis noches, sino que cada día es un gran maestro de vida”.

Guadalupe es una persona que perdió la vista cuando era una adolescente después de varios procesos quirúrgicos. A lo largo de su vida, ha estado acompañada de tres perros lazarillo: Legend, Eva y ahora Buck, el labrador viene de Leader Dogs for the Blind, una escuela estadounidense, en donde tuvo que pasar por pruebas físicas, psicológicas y sociales que dieron como resultado que era apto para el trabajo.

INFRAESTRUCTURA Y FALTA DE EDUCACIÓN: BARRERAS PARA BINOMIOS

A decir de Lupita, la infraestructura urbana no está adaptada para las personas con perros lazarillo, pues los carros y postes en la banqueta, así como el comercio informar y otros elementos en la vía pública hacen más difícil el camino del binomio, “es un trabajo estresante para los animalitos, el desarrollo urbano y la educación que hay en Puebla no le permite hacer un trabajo más fluido”.

A nivel social, refirió que en México, las personas con discapacidad siguen siendo invisibilizadas, razón que los llevan a ser marginadas socialmente, “Buck y yo hemos vividos momentos desagradables al negarnos o limitar muchas veces nuestro derecho de accesibilidad a la hora de necesitar transporte público, restaurantes, hospitales, recintos culturales, oficinas gubernamentales, plazas comerciales o supermercados”.

“Debido a que los choferes de camiones no nos dejan subir con perros, comencé a moverme en coche, aunque también es un problema, porque los servicios de taxi muchas veces quieren cobrar extra por el perro, cuando no debería de ser así, porque es parte de nosotros, incluso hay ocasiones en que tampoco nos quieren dejar ingresar a la unidad o se portan muy hostiles”, recordó.

En entrevista con este medio, Silvia Lozada Badillo, presidenta del patronato de la única escuela de entrenamiento de perros guía para ciegos en México, comentó que es el desconocimiento de leyes las que impiden el libre acceso de los binomios en espacios públicos y privados.

“La barrera social y cultural es muy grande todavía, aunque por ley ya está establecido el acceso de personas usuarias de perros guías en transportes y lugares públicos, por desconocimiento de leyes, muchas veces se quiere impedir el acceso”, platicó.

En el año 2018, a nivel nacional se aprobó la Ley de los Derechos de las Personas Usuarias de Perros Guías y Animales de Servicio, en donde se establece el derecho al acceso al entorno del usuario en cualquier espacio, ya sea público o privado, acompañado de su perro guía o animal de servicio.

Mientras que, a nivel local, no se han abordado reformas o iniciativas en esta materia.

En la escuela de entrenamiento, establecida hace más de 10 años, han graduado a 129 perros guía, (en donde uno de ellos aún trabaja en territorio poblano), el proceso de educación dura más de dos años, mismos que van desde la selección de padres perro hasta el entrenamiento especializado, explicó Lozada Badillo.

Para poder ser un perro guía, se buscan cualidades físicas (un tamaño aproximado de 55 centímetros) y características de personalidad específicas. Son las razas labrador y golden retriever, los ideales para el trabajo, al poseer un carácter dócil, fácilmente adiestrables, sin timidez y, a la vez, tener suficiente agilidad mental para ubicarse en el momento preciso, indicó la jefa de la escuela.

Al primer año de edad, los perros comienzan con entrenamiento inicial. La capacitación para que aprendan a obedecer comandos y también a desobedecerlos de forma inteligente si es necesario. Desde este momento, comenzarán a usar arnés, que lo distinguirá de los demás perros “la persona ciega siente a través del arnés los movimientos que haga el perro guía”, dice Lozada, quien también es una persona con discapacidad visual.

“En su adiestramiento, el perro primero aprende a jalar con el arnés puesto, luego tendrá que detenerse en las esquinas de las banquetas para que la persona ciega no se tropiece cuando suba o baje, posteriormente aprenderá a dar vuelta tanto a la derecha como a la izquierda”.

El perro además aprende a evadir obstáculos colgantes y que obstruya la banqueta, así como observar si no circula ningún vehículo por la calle, bajar la acera, pasar el obstáculo, volver a subir y continuar su camino.

Sin embargo, los canes no son los únicos que reciben capacitación. En la escuela, las personas ciegas que quieren formar un binomio deben enfrentarse a un proceso de adaptación, por ejemplo, comer y vivir junto al perro durante un mes. “además de tener una sólida formación en orientación y movilidad, pasarán un proceso de adaptación supervisado por sus instructores, La idea del binomio responde a que el perro y su manejador forman una pareja en la que se protegen el uno al otro y deben entenderse entre sí”, comentó Silvia.

Y después viene la jubilación perruna. Los perros guías pueden ser adoptados por cualquier persona interesada que se asegure de que el can va a vivir en buenas condiciones, incluso los usuarios pueden quedarse con ellos si ya no pretender tener otro perro guía. “Los perros se jubila a los 10 años de edad y después son adoptados por alguna otra familia que lo cuide, lo amen y lo relajen y saquen a pasear”, expuso.

En Puebla no se tiene un registro de las personas que forman parte de un binomio, sin embargo, de acuerdo con los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) el 4.6 por ciento de la población presenta una discapacidad, de ellos, el 42.1 por ciento no puede ver, aún usando lentes.

Cuando Guadalupe Toledo le coloca el arnés a Buck, labrador retriver, él sabe que es momento de trabajar y guiar los pasos de su dueña a través del lenguaje corporal, entiende que la movilidad y seguridad de Lupita está en sus patas. Buck es un perro guía y junto con Toledo forman un binomio.

De los más de cuatro años de vida de Buck, Guadalupe Toledo lleva tres a su lado. Juntos, pasan las 24 horas del día en las que juegan, comen, entrenan y realizan otras actividades, además de trabajar cuando su dueña necesita desplazarse fuera de casa. “Todo el tiempo me acompaña, procuramos ir a todos lados juntos, desde ir al hospital a una consulta médica, hasta tomarme un café con los amigos”, dice durante la entrevista, mientras sostiene el collar del can en la mano.

Eso responde, en parte, al apego que debe desarrollarse entre el perro y un manejador cuando forman un binomio, Pero también al cariño y agradecimiento que hay hacia estos animales. “Considero a Buck como una parte importante de mí, amándole como me amo a mi misma y cuidándole siempre con amor y felicidad, sin ser pretenciosa puedo jurar que soy totalmente correspondida, pues no solo es el sol de mis noches, sino que cada día es un gran maestro de vida”.

Guadalupe es una persona que perdió la vista cuando era una adolescente después de varios procesos quirúrgicos. A lo largo de su vida, ha estado acompañada de tres perros lazarillo: Legend, Eva y ahora Buck, el labrador viene de Leader Dogs for the Blind, una escuela estadounidense, en donde tuvo que pasar por pruebas físicas, psicológicas y sociales que dieron como resultado que era apto para el trabajo.

INFRAESTRUCTURA Y FALTA DE EDUCACIÓN: BARRERAS PARA BINOMIOS

A decir de Lupita, la infraestructura urbana no está adaptada para las personas con perros lazarillo, pues los carros y postes en la banqueta, así como el comercio informar y otros elementos en la vía pública hacen más difícil el camino del binomio, “es un trabajo estresante para los animalitos, el desarrollo urbano y la educación que hay en Puebla no le permite hacer un trabajo más fluido”.

A nivel social, refirió que en México, las personas con discapacidad siguen siendo invisibilizadas, razón que los llevan a ser marginadas socialmente, “Buck y yo hemos vividos momentos desagradables al negarnos o limitar muchas veces nuestro derecho de accesibilidad a la hora de necesitar transporte público, restaurantes, hospitales, recintos culturales, oficinas gubernamentales, plazas comerciales o supermercados”.

“Debido a que los choferes de camiones no nos dejan subir con perros, comencé a moverme en coche, aunque también es un problema, porque los servicios de taxi muchas veces quieren cobrar extra por el perro, cuando no debería de ser así, porque es parte de nosotros, incluso hay ocasiones en que tampoco nos quieren dejar ingresar a la unidad o se portan muy hostiles”, recordó.

En entrevista con este medio, Silvia Lozada Badillo, presidenta del patronato de la única escuela de entrenamiento de perros guía para ciegos en México, comentó que es el desconocimiento de leyes las que impiden el libre acceso de los binomios en espacios públicos y privados.

“La barrera social y cultural es muy grande todavía, aunque por ley ya está establecido el acceso de personas usuarias de perros guías en transportes y lugares públicos, por desconocimiento de leyes, muchas veces se quiere impedir el acceso”, platicó.

En el año 2018, a nivel nacional se aprobó la Ley de los Derechos de las Personas Usuarias de Perros Guías y Animales de Servicio, en donde se establece el derecho al acceso al entorno del usuario en cualquier espacio, ya sea público o privado, acompañado de su perro guía o animal de servicio.

Mientras que, a nivel local, no se han abordado reformas o iniciativas en esta materia.

En la escuela de entrenamiento, establecida hace más de 10 años, han graduado a 129 perros guía, (en donde uno de ellos aún trabaja en territorio poblano), el proceso de educación dura más de dos años, mismos que van desde la selección de padres perro hasta el entrenamiento especializado, explicó Lozada Badillo.

Para poder ser un perro guía, se buscan cualidades físicas (un tamaño aproximado de 55 centímetros) y características de personalidad específicas. Son las razas labrador y golden retriever, los ideales para el trabajo, al poseer un carácter dócil, fácilmente adiestrables, sin timidez y, a la vez, tener suficiente agilidad mental para ubicarse en el momento preciso, indicó la jefa de la escuela.

Al primer año de edad, los perros comienzan con entrenamiento inicial. La capacitación para que aprendan a obedecer comandos y también a desobedecerlos de forma inteligente si es necesario. Desde este momento, comenzarán a usar arnés, que lo distinguirá de los demás perros “la persona ciega siente a través del arnés los movimientos que haga el perro guía”, dice Lozada, quien también es una persona con discapacidad visual.

“En su adiestramiento, el perro primero aprende a jalar con el arnés puesto, luego tendrá que detenerse en las esquinas de las banquetas para que la persona ciega no se tropiece cuando suba o baje, posteriormente aprenderá a dar vuelta tanto a la derecha como a la izquierda”.

El perro además aprende a evadir obstáculos colgantes y que obstruya la banqueta, así como observar si no circula ningún vehículo por la calle, bajar la acera, pasar el obstáculo, volver a subir y continuar su camino.

Sin embargo, los canes no son los únicos que reciben capacitación. En la escuela, las personas ciegas que quieren formar un binomio deben enfrentarse a un proceso de adaptación, por ejemplo, comer y vivir junto al perro durante un mes. “además de tener una sólida formación en orientación y movilidad, pasarán un proceso de adaptación supervisado por sus instructores, La idea del binomio responde a que el perro y su manejador forman una pareja en la que se protegen el uno al otro y deben entenderse entre sí”, comentó Silvia.

Y después viene la jubilación perruna. Los perros guías pueden ser adoptados por cualquier persona interesada que se asegure de que el can va a vivir en buenas condiciones, incluso los usuarios pueden quedarse con ellos si ya no pretender tener otro perro guía. “Los perros se jubila a los 10 años de edad y después son adoptados por alguna otra familia que lo cuide, lo amen y lo relajen y saquen a pasear”, expuso.

En Puebla no se tiene un registro de las personas que forman parte de un binomio, sin embargo, de acuerdo con los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) el 4.6 por ciento de la población presenta una discapacidad, de ellos, el 42.1 por ciento no puede ver, aún usando lentes.

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