/ domingo 2 de octubre de 2022

Persiste brecha salarial entre hombres y mujeres

En el primer trimestre de 2022, el salario de las mujeres estuvo 19.3% debajo del pago mensual de los hombres

Pese a las reformas a las leyes laborales, la brecha salarial entre mujeres y hombres sigue como una constante en la sociedad. Tan solo hasta el primer trimestre del 2022, el salario promedio de las integrantes del sexo femenino estuvo 19.3 por ciento debajo del pago mensual de los hombres, que fue de 3 mil 990 pesos, es decir que ganaron 3 mil 220 pesos.

Lo anterior denota una discriminación hacia este sector poblacional, que incluso se ha visto reflejada en cargos públicos y privados de mayor relevancia, como una alcaldía o la presidencia de una cámara empresarial.

El Sol de Puebla platicó con Blanca Alcalá Ruiz, primera presidenta municipal de Puebla, y Olga Méndez Juárez, expresidenta de la Canirac, quienes desde su experiencia relataron que la sociedad aún se aferra a estereotipos y feminiza algunos cargos laborales, a los cuales ellas no fueron ajenas.

De acuerdo con la plataforma del gobierno federal “Data México”, hasta marzo del presente año se registraron 2 millones 930 mil 24 Personas Económicamente Activas (PEA) en Puebla, de las cuales, 60.7 por ciento fueron hombres y 39.3 por ciento mujeres.

En promedio, un millón 151 mil 959 poblanas recibieron un salario mensual de 3 mil 220 pesos, mientras que un millón 778 mil 65 varones percibieron 3 mil 990 pesos al mes, lo cual refiere que hubo una brecha salarial de 770 pesos.

La desventaja entre ambos sexos se observa no solo en el salario, sino también en cuanto al número de mujeres con un empleo formal, pues sólo se registraron 319 mil 602 poblanas, mientras que en el caso de los hombres fueron 546 mil 387, esto de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Inclusive también las prestaciones laborales son disparejas, pues hasta el primer trimestre de este año fueron 476 mil 575 poblanos quienes pudieron acceder a ellas, en tanto que, del lado de las mujeres, fueron solo 350 mil 435 las que tuvieron esa oportunidad.

En cuanto a la duración de la jornada de trabajo, son 326 mil 240 mujeres las que sobresalen por laborar de 15 a 34 horas y tan solo 307 mil 341 hombres. A eso se le suma que 551 mil 980 varones obtienen de uno a dos salarios mínimos, mientras que en esa situación son solo 238 mil 242 personas del sexo femenino las que lo hacen.

Se debe aplicar sanciones para obedecer la Ley

Si bien en el artículo 56 de la Ley Federal del Trabajo se establece que “las condiciones de trabajo basadas en el principio de la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres (…) deberán ser proporcionales a la importancia de los servicios e iguales para trabajos iguales, sin que pueden establecerse diferencias y/o exclusiones”, la realidad es que el machismo y los estereotipos aún mueven los hilos en algunos ámbitos laborales.

En entrevista con El Sol de Puebla, Juan Alberto Vázquez Muñoz, académico e investigador de la Facultad de Economía de la BUAP, refirió que en los últimos años se han visto varios cambios en las leyes, pero continúan las diferencias salariales que se explican simplemente por el sexo del trabajador.

Se trata de empleos relacionados con la agricultura, ganadería, caza y pesca, así como la industria manufacturera, construcción, transportes, correo, gobierno y organismos internacionales, en donde persisten los estereotipos por encima de las capacidades de las mujeres.

Estos sectores se ubican dentro de las estadísticas del INEGI, en las que también se refleja el número de hombres y mujeres empleados, quienes en su mayoría son varones.

A decir de Vázquez Muñoz, los patrones y empresas son quienes deciden pagar menos por no confiar en las capacidades de las mujeres, por lo que solo se podría cambiar esto si se sanciona, pues como “buenos mexicanos”, no se entiende hasta que se castiga.

Por tanto tendrían que ser las autoridades las que verifiquen que se cumpla con la igualdad salarial en los trabajos y en caso de que sea de manera contraria reprender o multar a los dueños de las empresas, pues con ello se obligaría a cambiar la mentalidad de la ciudadanía.

Sin embargo, al no existir un castigo, este problema se agudiza en cuanto a los empleos de menor calificación, es decir, en aquellos que no requieren de una licenciatura. No obstante, no significa que la brecha salarial no exista en cargos profesionales, solo que es en menor medida, pues este sector poblacional –naturalmente más preparado– tiende a pelear más por sus derechos laborales.

“Es cierto que en muchas ocasiones hay trabajos que podrían ser perfectamente llevados a cabo tanto por hombres como por mujeres, pero se prefiere a los hombres. La verdad es que eso es una cuestión más de carácter cultural y educativo en la sociedad en la que no se entiende que los hombres y mujeres tienen los mismos derechos”, opinó.

Mientras tanto, Armando Miguel Valerdi, economista independiente e investigador jubilado de la BUAP, añadió que aunque sí hay un cambio, éste es muy lento, ya que a nivel directivo es en donde se observa poca apertura para las mujeres.

De igual forma dijo que esta mentalidad es la que tiene que cambiar con las nuevas generaciones, pues son éstas quienes velan más porque las condiciones laborales sean igualitarias entre mujeres y hombres.

Expuso que uno de los factores que influye en cuanto a la desigualdad salarial es que las mujeres prefieren no decir nada y ganar el poco dinero que se les ofrece, pues de lo contrario no tendrían una fuente de ingresos.

Tras la pandemia de coronavirus que azotó al mundo entero y que generó estragos económicos los ciudadanos perdieron su fuente de trabajo, así como en otros casos vieron disminuidos los salarios, por ello es que quienes fueron empleados de nueva cuenta tuvieron que adaptarse con la paga y en las condiciones que se les ofrecían.

“Hay mujeres que son madres solteras, que no cuentan con una fuente de ingresos y que no tienen de otra más que aceptar un trabajo con una paga mínima, pues la desesperación y falta de recursos las orillan a eso”, mencionó.

Mujeres ganan terreno poco a poco

Aunque el camino no ha sido fácil, en el sector empresarial, gubernamental y profesional las mujeres han marcado un camino para las próximas generaciones, pues aseguran que la desigualdad salarial y falta de confianza en la capacidad de las féminas debe acabar.

Blanca Alcalá Ruiz fue la primera presidenta municipal de Puebla en el periodo de 2008 a 2011, y según lo relató a esta casa editorial, no todo el camino para llegar a ese cargo fue fácil, pues la sociedad puso en duda sus conocimientos en ciertos rubros por el simple hecho de ser mujer.

Por tanto, la discriminación hacia las mujeres promueve un trabajo mayor para que puedan demostrar que tienen las capacidades para desempeñar un cargo.

“Era difícil ver que las alcaldesas o las gobernadoras pudieran tener no solamente el feeling, sino sobre todo ir haciéndose expertas en cierto tipo de temas. Creo que ahí todavía la sociedad nos sigue viendo con un filtro diferente a las mujeres y a los hombres, que obliga a que las mujeres tengamos mucho mayor rigor para mostrar que estamos mejor preparadas y que podemos entregar resultados”, declaró.

Alcalá Ruiz puntualizó que es difícil creer que ninguna mujer se ha enfrentado a algún tipo de discriminación en cualquier ámbito, pues algo que destaca en la sociedad patriarcal es que se feminizan ciertos cargos públicos o carreras.

Detalló que en su gestión, cuando se hablaba de actividades familiares o de asistencia social, se pensaba que al ser mamá estaba bien, no obstante cuando eran temas de seguridad la situación ya no era la misma.

Indicó que actualmente también se observa una permisión hacia los hombres, ya que cuando un hombre se equivoca se piensa que no pasa nada, pero cuando es una mujer, la sociedad la ataca y minimiza sus capacidades.

Desde el ámbito empresarial la situación es similar.

De acuerdo con Olga Méndez Juárez, expresidenta de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), persiste una diferencia entre los pagos de los mismos puestos entre hombres y mujeres.

Es por ello que algunos puntos clave que pueden ayudar a reducir la brecha salarial son el reconocimiento hacia el trabajo de las mujeres, el esfuerzo por cambiar la mentalidad, la comprensión y trabajo conjunto entre los sectores públicos y privados.

A las acciones para hacer un cambio se debe sumar que las mismas féminas deben creerse que pueden desempeñar un empleo, así como exigir que se les trate como la ley lo señala: “a trabajos iguales, salarios iguales”.

A su vez, Rosario Hernández, ingeniera civil y jefa de obra, compartió que en algunos casos todavía se duda de que las mujeres tengan las mismas capacidades que los varones, lo cual a veces desalienta las ganas de quienes deciden estudiar carreras que no todos ven bien para las mujeres, como la que ella cursó.

Explicó que en su trabajo se ha topado con obreros que se niegan a que ella les dé órdenes y critican que se le pague un salario igual que el de otros jefes de obra, ya que la minimizan por ser mujer y argumentan que no sabe hacer su trabajo. Aunque algunos no confíen en sus aptitudes y conocimientos, ha sabido sobrellevar su labor de la mejor manera.

Pese a las reformas a las leyes laborales, la brecha salarial entre mujeres y hombres sigue como una constante en la sociedad. Tan solo hasta el primer trimestre del 2022, el salario promedio de las integrantes del sexo femenino estuvo 19.3 por ciento debajo del pago mensual de los hombres, que fue de 3 mil 990 pesos, es decir que ganaron 3 mil 220 pesos.

Lo anterior denota una discriminación hacia este sector poblacional, que incluso se ha visto reflejada en cargos públicos y privados de mayor relevancia, como una alcaldía o la presidencia de una cámara empresarial.

El Sol de Puebla platicó con Blanca Alcalá Ruiz, primera presidenta municipal de Puebla, y Olga Méndez Juárez, expresidenta de la Canirac, quienes desde su experiencia relataron que la sociedad aún se aferra a estereotipos y feminiza algunos cargos laborales, a los cuales ellas no fueron ajenas.

De acuerdo con la plataforma del gobierno federal “Data México”, hasta marzo del presente año se registraron 2 millones 930 mil 24 Personas Económicamente Activas (PEA) en Puebla, de las cuales, 60.7 por ciento fueron hombres y 39.3 por ciento mujeres.

En promedio, un millón 151 mil 959 poblanas recibieron un salario mensual de 3 mil 220 pesos, mientras que un millón 778 mil 65 varones percibieron 3 mil 990 pesos al mes, lo cual refiere que hubo una brecha salarial de 770 pesos.

La desventaja entre ambos sexos se observa no solo en el salario, sino también en cuanto al número de mujeres con un empleo formal, pues sólo se registraron 319 mil 602 poblanas, mientras que en el caso de los hombres fueron 546 mil 387, esto de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Inclusive también las prestaciones laborales son disparejas, pues hasta el primer trimestre de este año fueron 476 mil 575 poblanos quienes pudieron acceder a ellas, en tanto que, del lado de las mujeres, fueron solo 350 mil 435 las que tuvieron esa oportunidad.

En cuanto a la duración de la jornada de trabajo, son 326 mil 240 mujeres las que sobresalen por laborar de 15 a 34 horas y tan solo 307 mil 341 hombres. A eso se le suma que 551 mil 980 varones obtienen de uno a dos salarios mínimos, mientras que en esa situación son solo 238 mil 242 personas del sexo femenino las que lo hacen.

Se debe aplicar sanciones para obedecer la Ley

Si bien en el artículo 56 de la Ley Federal del Trabajo se establece que “las condiciones de trabajo basadas en el principio de la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres (…) deberán ser proporcionales a la importancia de los servicios e iguales para trabajos iguales, sin que pueden establecerse diferencias y/o exclusiones”, la realidad es que el machismo y los estereotipos aún mueven los hilos en algunos ámbitos laborales.

En entrevista con El Sol de Puebla, Juan Alberto Vázquez Muñoz, académico e investigador de la Facultad de Economía de la BUAP, refirió que en los últimos años se han visto varios cambios en las leyes, pero continúan las diferencias salariales que se explican simplemente por el sexo del trabajador.

Se trata de empleos relacionados con la agricultura, ganadería, caza y pesca, así como la industria manufacturera, construcción, transportes, correo, gobierno y organismos internacionales, en donde persisten los estereotipos por encima de las capacidades de las mujeres.

Estos sectores se ubican dentro de las estadísticas del INEGI, en las que también se refleja el número de hombres y mujeres empleados, quienes en su mayoría son varones.

A decir de Vázquez Muñoz, los patrones y empresas son quienes deciden pagar menos por no confiar en las capacidades de las mujeres, por lo que solo se podría cambiar esto si se sanciona, pues como “buenos mexicanos”, no se entiende hasta que se castiga.

Por tanto tendrían que ser las autoridades las que verifiquen que se cumpla con la igualdad salarial en los trabajos y en caso de que sea de manera contraria reprender o multar a los dueños de las empresas, pues con ello se obligaría a cambiar la mentalidad de la ciudadanía.

Sin embargo, al no existir un castigo, este problema se agudiza en cuanto a los empleos de menor calificación, es decir, en aquellos que no requieren de una licenciatura. No obstante, no significa que la brecha salarial no exista en cargos profesionales, solo que es en menor medida, pues este sector poblacional –naturalmente más preparado– tiende a pelear más por sus derechos laborales.

“Es cierto que en muchas ocasiones hay trabajos que podrían ser perfectamente llevados a cabo tanto por hombres como por mujeres, pero se prefiere a los hombres. La verdad es que eso es una cuestión más de carácter cultural y educativo en la sociedad en la que no se entiende que los hombres y mujeres tienen los mismos derechos”, opinó.

Mientras tanto, Armando Miguel Valerdi, economista independiente e investigador jubilado de la BUAP, añadió que aunque sí hay un cambio, éste es muy lento, ya que a nivel directivo es en donde se observa poca apertura para las mujeres.

De igual forma dijo que esta mentalidad es la que tiene que cambiar con las nuevas generaciones, pues son éstas quienes velan más porque las condiciones laborales sean igualitarias entre mujeres y hombres.

Expuso que uno de los factores que influye en cuanto a la desigualdad salarial es que las mujeres prefieren no decir nada y ganar el poco dinero que se les ofrece, pues de lo contrario no tendrían una fuente de ingresos.

Tras la pandemia de coronavirus que azotó al mundo entero y que generó estragos económicos los ciudadanos perdieron su fuente de trabajo, así como en otros casos vieron disminuidos los salarios, por ello es que quienes fueron empleados de nueva cuenta tuvieron que adaptarse con la paga y en las condiciones que se les ofrecían.

“Hay mujeres que son madres solteras, que no cuentan con una fuente de ingresos y que no tienen de otra más que aceptar un trabajo con una paga mínima, pues la desesperación y falta de recursos las orillan a eso”, mencionó.

Mujeres ganan terreno poco a poco

Aunque el camino no ha sido fácil, en el sector empresarial, gubernamental y profesional las mujeres han marcado un camino para las próximas generaciones, pues aseguran que la desigualdad salarial y falta de confianza en la capacidad de las féminas debe acabar.

Blanca Alcalá Ruiz fue la primera presidenta municipal de Puebla en el periodo de 2008 a 2011, y según lo relató a esta casa editorial, no todo el camino para llegar a ese cargo fue fácil, pues la sociedad puso en duda sus conocimientos en ciertos rubros por el simple hecho de ser mujer.

Por tanto, la discriminación hacia las mujeres promueve un trabajo mayor para que puedan demostrar que tienen las capacidades para desempeñar un cargo.

“Era difícil ver que las alcaldesas o las gobernadoras pudieran tener no solamente el feeling, sino sobre todo ir haciéndose expertas en cierto tipo de temas. Creo que ahí todavía la sociedad nos sigue viendo con un filtro diferente a las mujeres y a los hombres, que obliga a que las mujeres tengamos mucho mayor rigor para mostrar que estamos mejor preparadas y que podemos entregar resultados”, declaró.

Alcalá Ruiz puntualizó que es difícil creer que ninguna mujer se ha enfrentado a algún tipo de discriminación en cualquier ámbito, pues algo que destaca en la sociedad patriarcal es que se feminizan ciertos cargos públicos o carreras.

Detalló que en su gestión, cuando se hablaba de actividades familiares o de asistencia social, se pensaba que al ser mamá estaba bien, no obstante cuando eran temas de seguridad la situación ya no era la misma.

Indicó que actualmente también se observa una permisión hacia los hombres, ya que cuando un hombre se equivoca se piensa que no pasa nada, pero cuando es una mujer, la sociedad la ataca y minimiza sus capacidades.

Desde el ámbito empresarial la situación es similar.

De acuerdo con Olga Méndez Juárez, expresidenta de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), persiste una diferencia entre los pagos de los mismos puestos entre hombres y mujeres.

Es por ello que algunos puntos clave que pueden ayudar a reducir la brecha salarial son el reconocimiento hacia el trabajo de las mujeres, el esfuerzo por cambiar la mentalidad, la comprensión y trabajo conjunto entre los sectores públicos y privados.

A las acciones para hacer un cambio se debe sumar que las mismas féminas deben creerse que pueden desempeñar un empleo, así como exigir que se les trate como la ley lo señala: “a trabajos iguales, salarios iguales”.

A su vez, Rosario Hernández, ingeniera civil y jefa de obra, compartió que en algunos casos todavía se duda de que las mujeres tengan las mismas capacidades que los varones, lo cual a veces desalienta las ganas de quienes deciden estudiar carreras que no todos ven bien para las mujeres, como la que ella cursó.

Explicó que en su trabajo se ha topado con obreros que se niegan a que ella les dé órdenes y critican que se le pague un salario igual que el de otros jefes de obra, ya que la minimizan por ser mujer y argumentan que no sabe hacer su trabajo. Aunque algunos no confíen en sus aptitudes y conocimientos, ha sabido sobrellevar su labor de la mejor manera.

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