La esperanza de vida para los recién nacidos en Puebla es de 73.9 años, siendo esta la sexta longevidad más baja de todo el país, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Aunque dicho parámetro mejoró desde 2020 a la fecha, éste es 7.1 años inferior a la media de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que es de 81. Para el sociólogo Miguel Calderón Chelius, este fenómeno está relacionado con la elevada pobreza, así como la brecha de accesibilidad a servicios sociales y de salud, que padece la entidad.
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De acuerdo con estimaciones del Consejo Nacional de Población (Conapo) recabadas por el Inegi, los bebés que nacieron en 2024 y vivirán en la entidad poblana por el resto de su vida alcanzarán, en promedio, 73.9 años de edad. Esto es inferior a la esperanza de vida que tienen entidades federativas como Nuevo León, Aguascalientes, Ciudad de México, Sonora y Baja California, además de países como Brasil, Chile, Alemania y España, entre otros.
Los poblanos nacidos durante el presente año vivirán en promedio menos años que los habitantes de otros estados a causa de varios factores, principalmente la marginación socioeconómica de su población, consideró Calderón Chelius, doctor en Sociología por el Colegio de México (Colmex) e investigador de la Universidad Iberoamericana Puebla.
Según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), Puebla es la cuarta entidad federativa con más pobreza de todo el país, al tener 54 por ciento de su población en algún grado de marginación, es decir, más de la mitad de su población.
Puebla, entre los estados con menor esperanza de vida
Los países de la OCDE reportaron una esperanza media de vida de 81 años de edad, significativamente más alta que en 1960, cuando alcanzaba un promedio máximo de 70 años. Entre las naciones que conforman dicha organización, Japón fue la que tuvo la longevidad más alta, con 84 años; mientras que la más baja fue la de México, que actualmente es de 75.5 años, según el Inegi.
En Puebla, el Conapo e Inegi estimaron que los bebés nacidos en 2024 vivirán en promedio 73.9 años, esto tomando en cuenta que la tendencia de mortalidad en la entidad prevalezca de la misma manera. De acuerdo con los datos, las mujeres tendrán una duración de vida media de 77.3 años, que es 6.5 años mayor que los hombres.
De 2020 a 2024, la esperanza de vida en la entidad poblana aumentó de 67.3 a 73.9 años. Sin embargo, en 2021 cayó a 65.3 años, principalmente debido a los efectos de la pandemia de Covid-19, según explicó Calderón Chelius.
La edad promedio máxima en México la tiene Nuevo León, pues se estima que su población nacida durante el presente año pueda alcanzar hasta los 77.7 años de edad.
Posteriormente siguen Baja California Sur, Coahuila, Aguascalientes, Ciudad de México, Sonora, Baja California, Chihuahua, Querétaro, Colima, Sinaloa, Jalisco y Quintana Roo, con una esperanza de vida de entre 76 y 77 años.
En contraste, los estados donde se prevé que sus recién nacidos vivan menos años son: Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Veracruz de Ignacio de la Llave, Tabasco, Puebla, Hidalgo y Michoacán de Ocampo, donde el promedio máximo es de 74 años.
Causas de la baja esperanza de vida en Puebla
Para el investigador Calderón Chelius, de la Ibero Puebla, no es casualidad que la entidad poblana se encuentre entre los estados con menor esperanza de vida del país, especialmente porque ocupa uno de los primeros lugares en pobreza y marginación social.
La esperanza de vida tiene que ver con el bienestar, la calidad de vida y el acceso a servicios, y no es casual que Puebla sea la sexta entidad federativa con la esperanza de vida más baja del país, cuando también siempre está en los primeros lugares con mayor pobreza. Hay una relación muy clara con la pobreza detalla el especialista.
El experto afirmó que este fenómeno refleja un rezago histórico, ya que la longevidad no cambia drásticamente en poco tiempo. La escasa calidad de los servicios de salud pública, así como la baja capacidad adquisitiva de la ciudadanía, el desempleo y el rezago en materia de educación y vivienda, por ejemplo, agudizan este fenómeno social.
Por su parte, la OCDE consideró que la duración de vida de la población se relaciona con la inversión pública en materia de salud, principalmente, aunque también considera factores relacionados a la equidad socioeconómica de la población y a problemas ecológicos.
“Una esperanza de vida más alta por lo general se relaciona con un mayor gasto en atención a la salud por persona, aunque en esta cifra intervienen muchos otros factores, como los estándares y estilos de vida, la educación y el medio ambiente”, señaló el organismo internacional.
Calderón Chelius destacó que si bien en los últimos años se han emprendido políticas públicas para aminorar la pobreza, como es la impartición de apoyos universales, como el caso de la pensión a adultos mayores, éstas no funcionarán por mucho tiempo, debido a que las causas estructurales de la marginación permanecen siendo desatendidas.
Reducir la pobreza es importante, pero hay que tomar en cuenta que la reducción de la pobreza estructural tarda más tiempo en consolidarse y en reflejarse en indicadores como la esperanza de vida. Por otro lado, la esperanza de vida en México ha sido atacada por varios lados, como la pandemia de Covid-19, así como las epidemias de violencia, obesidad, mala alimentación y el exceso de azúcar, sal, grasas y comida chatarra que en las últimas décadas fueron incorporadas a la dieta de los mexicanos destaca el investigador.
A propósito, el catedrático consideró que no sólo las carencias económicas afectan la esperanza de vida de la población, pues hay otros factores relacionados a la pobreza que influyen directamente en la salud de la gente, como la accesibilidad a alimentos nutritivos, que, en el caso de Puebla, hasta 2022, había 1 millón 488 mil personas con esta carencia, según Coneval.
Además, de acuerdo con ese organismo autónomo nacional, hasta hace dos años se contabilizaron al menos 3 millones 626 mil poblanos viviendo en algún nivel de pobreza. En la actualidad la línea de pobreza en México es de 4 mil 529.85 mensuales para hogares urbanos y de 3 mil 286.49 pesos en entornos rurales.
Igualmente, el Coneval detalló que al menos 79.1 por ciento de los poblanos vive con alguna carencia social, principalmente derechohabiencia a servicios de seguridad social y de salud, así como alimentación nutritiva y de calidad y servicios básicos de vivienda.
Sumado a esto, cabe recordar que hasta 2020 había por lo menos nueve municipios en Puebla con más de 90 por ciento de sus habitantes en pobreza, siendo estos: Eloxochitlán, Tepango de Rodríguez, Coyomeapan, Zoquitlán, Vicente Guerrero, Teopantlán, San Sebastián Tlacotepec, Chiconcuautla y Chilchotla.
Retos para incrementar la esperanza de vida
Según Calderón Chelius, la nación afronta varios problemas, principalmente relacionados a la brecha de accesibilidad a servicios de salud, empleos bien remunerados y viviendas dignas, entre otros. Sin embargo, otro de los elementos que influye en la baja longevidad de la gente es la violencia. Pese a que en Puebla este elemento no ha penetrado a toda la población, su influencia en la reducción de la esperanza de vida es mínima en algunas regiones.
El investigador detalló que México tuvo un drástico crecimiento de su esperanza de vida en el último siglo, pues en las décadas de 1920 y 1930 el parámetro alcanzaba los 30 años de edad, esto debido a los niveles de mortalidad de la época. No obstante, esto cambió paulatinamente gracias a la introducción de vacunas, antibióticos, procesos médicos avanzados, etcétera.
Por otro lado, Calderón Chelius apuntó que, a medida de que la esperanza de vida se eleva en los países, se vuelve más complejo elevar la longevidad de la gente, sencillamente porque hay factores naturales que determinan el tiempo de vida de una persona.
Incrementar la esperanza de vida de una población que ya incrementó su vida en el pasado (...) se vuelve más complicado insiste.
No obstante, el experto argumentó que mejorar la vida de los poblanos que nacen en la actualidad no sólo es posible sino que también es imperativo. Desde su perspectiva, el Estado mexicano debe ejecutar políticas públicas enfocadas en reducir las carencias de la gente.
Para él, reducir la pobreza no debe entenderse únicamente como el hecho de tener que otorgar apoyos económicos a la ciudadanía, pues hay otras variables que conjuntamente agudizan la marginación social.
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Así, finalizó advirtiendo que, en caso de aplazar el rezago en ese sentido, las futuras generaciones tendrán bajas expectativas de vida en ese sentido. Por ese motivo, Calderón Chelius apuntó que es necesario mejorar la calidad y accesibilidad de los servicios de salud, así como los salarios y condiciones laborales, principalmente.