Pese a los intentos, las políticas educativas del país no han logrado resarcir el rezago educativo en Puebla. Factores como la pobreza, la norma de no reprobación en escuelas de nivel básico y priorizar el destino de recursos a becas, abonan a este problema y hacen que se alargue el periodo de una posible recuperación, opinan académicos.
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Hasta 2022, en Puebla el 21.9 por ciento de su población tenía rezago educativo, es decir, que no cursa el nivel obligatorio o que carece del nivel de escolaridad de acuerdo a su edad. Esta cifra representa a un millón 441 mil 737 personas, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en el “Compendio de indicadores estatales sobre derecho a la educación”.
Este problema afecta especialmente a las personas del sexo femenino, ya que en el mismo periodo, Puebla ocupaba la sexta posición entre los estados del país con menor grado de escolaridad en mujeres, según el Índice de Oportunidades de la plataforma digital “México ¿cómo vamos?”.
A decir de Rodolfo Cruz Vadillo, académico de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), este problema no podrá resarcirse hasta dentro de al menos 10 años, sin embargo, pocos son los resultados eficientes del combate a este rezago, por lo que el tiempo real de recuperación podría ser mayor.
Aunque esto podría parecer un problema menor, es un proceso que impactará a mediano y largo plazo a la población, pues el hecho de que las personas no alcancen el aprendizaje de acuerdo a su edad puede derivar en falta de competitividad, de profesionalización y, en consecuencia, de recursos humanos calificados para el futuro, opina.
Esto, además, abona a que personas que pertenecen a grupos vulnerables y que mantienen este problema no puedan convertirse en sujetos autónomos, pues el rezago educativo es una consecuencia de la pobreza, la falta de políticas sociales en entornos rurales, de cobertura educativa, entre otros.
El rezago es un problema estructural, en Puebla la cobertura educativa es baja, sobre todo en zonas rurales donde no llega ni al 50 por ciento, la política nacional ha perdido de vista a estas zonas donde el rezago está presente y no se ha podido reducir significativamente señala.
Políticas abonan al problema, no lo soluciona
Ante este problema, las políticas creadas a nivel federal, lejos de dar una solución, ocasionaron que el proceso de recuperación sea lento, apunta Vadillo.
Esto, por ejemplo, es visible en que la mayoría de recursos destinados a la educación se van en becas estudiantiles, que en nada apoya a resarcir el rezago, apunta.
Las becas no están ligadas al aumento de aprendizaje, se está destinando el gasto educativo principalmente a estos apoyos, pero no se están atendiendo los otros elementos, la política no es integral y no dota a las instituciones como espacios dignos agrega.
En este sentido, la Federación no procura que las políticas que aplica para los problemas educativos realmente atiendan el daño. Dicho acto es tan evidente que ni siquiera tiene forma de medir los resultados, pues borró dos métodos de diagnóstico que evidenciaban el rezago en Puebla y el país: el Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes y la Evaluación Nacional de Logros Académicos en Centros Escolares (ENLACE), opina.
El problema sistémico no se está atendiendo porque no hay pruebas de evaluación, como Planea o Enlace, no hay indicadores que permitan compararnos, nos enfrentamos con la reducción de información y eso impide la toma de decisiones políticas certeras lamenta
El rezago en Puebla
De acuerdo con el documento del Coneval, hasta ese mismo año, el 13.3 por ciento de su población de tres a 21 años de edad no asistía a la escuela y no contaba con educación obligatoria, es decir, de nivel básico y medio superior.
En tanto, el 33.1 por ciento de su población de 22 años o más nacida a partir de 1998 no tenía estudios de nivel medio superior completos.
Asimismo, el 23.5 por ciento de las personas mayores de 16 años de edad, nacidas en Puebla entre 1982 y 1997, no tenían la secundaria completa. Esta cifra superó el promedio nacional, que fue del 16.6 por ciento.
Mientras que 30.9 por ciento de la población que nació antes de 1982 en Puebla no tenía sus estudios de nivel primaria completos. De igual forma, este porcentaje superó el promedio nacional en dicho rubro, que fue del 23.7 por ciento.
Cabe mencionar que a la par, en el ciclo escolar 2021-2022, de acuerdo con la Evaluación Diagnóstica de la Secretaría de Educación Pública (SEP) estatal, que abarcó un fragmento de 811 mil 423 alumnos en la entidad de nivel básico, dicho periodo concluyó con un poco más del 70 por ciento de rezago en matemáticas y lenguaje en estudiantes de nivel preescolar, del 50 por ciento en matemáticas y lectura en nivel primaria, y del 60 por ciento en las mismas áreas de secundaria.
Docentes intentan resarcir el rezago
A esto, Marcela Cuautle Méndez, maestra en Lectoescritura y doctora en Educación por la Universidad Santander en Puebla, los recientes cambios al sistema educativo tampoco benefician el trabajo de los docentes, quienes han trabajado, de forma histórica, por reducir este problema.
Coincide en que las becas, si bien son un apoyo económico para los alumnos, no abonan a resarcir el rezago educativo, pues carecen de un programa que dé seguimiento a si realmente los estudiantes cumplen con su aprendizaje gracias a dichos beneficios.
La también docente de la sección 51 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) asegura que la reciente política de no reprobación a los estudiantes en todo el país, deterioró el trabajo de los docentes.
De manera general, no puedes marcar índices de reprobación y esto lo que genera es un gran desinterés de los alumnos. Asistan o no asistan, se comprometan o no con las tareas escolares, los alumnos tienen que pasar de grado a grado en cada nivel escolar, pero esto va generando un rezago en cuanto a los índices de eficiencia señala.
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Ante esto, el replanteamiento de políticas públicas a favor de la educación, la dignificación de las escuelas, así como el regreso de herramientas de evaluación y diagnóstico, son esenciales para la recuperación de los aprendizajes y, en consecuencia, para la disminución del rezago en el estado.