Aunque el volcán Popocatépetl ha presentado actividad constante en las últimas semanas, Hugo Delgado Granados, investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) con especialidad en Vulcanología y Glaciología, expone que la liberación de energía del coloso ha sido más baja que en otros años, pues, aunque hay más exhalaciones, la actividad sísmica y explosiva se ha reducido considerablemente.
En entrevista con El Sol de Puebla, el académico, quien ostenta una maestría y doctorado en Ciencias por la Tohoku University de Japón, precisa que el análisis instrumental ejercido sobre el Popocatépetl en fechas recientes exhibe que la actividad del mismo se mantiene dentro de los parámetros considerados habituales en ese volcán.
“La información con la que se cuenta hasta el momento indica que la actividad del volcán, comparativamente hablando respecto a los años anteriores, ha venido disminuyendo en términos de la magnitud y la cantidad de energía que se libera (...) Al final de cuentas lo que se tiene es una disminución en la actividad eruptiva en términos de la energía liberada”, defiende el investigador.
No obstante, sostiene que esto no significa que los riesgos, o la posibilidad de que el Popocatépetl entre en una eventual fase eruptiva, son nulos, pues una de las características del volcán es que la intensificación de la actividad puede ocurrir en cualquier momento.
“Sin embargo, aún cuando la probabilidad sea baja, esa probabilidad no es de cero, es decir, existe. Por ello es importante, es fundamental, que la observación y seguimiento del volcán de su actividad continúe de manera muy cercana”, comenta.
Liberación de energía es lo que interesa
Delgado Granados reconoce que el aumento de exhalaciones o de estallidos puede causar la idea de que algo fuera de lo normal está ocurriendo y ello puede ocasionar alteraciones que deriven en algo catastrófico. Sin embargo, enfatiza en que la liberación de energía de mayor impacto se da a través de la expulsión de fragmentos balísticos.
Por ejemplo, la investigación cualitativa y cuantitativa obtenida a través de observación y el estudio de variables, ha permitido conocer que el cuerpo de lava que actualmente se encuentra en el cráter es cinco por ciento más pequeño que el máximo histórico registrado.
“Hoy en día sabemos que los cuerpos de lava que se están alojando al interior del cráter tienen menos del cinco por ciento del cuerpo de lava más grande que hemos visto. Si ese cuerpo de lava más grande que tenemos documentado es rebasado y, además, pasa muy rápidamente y en un tamaño mucho mayor al que conocemos, pues, definitivamente estaríamos encendiendo las alarmas”, aclara Delgado Granados.
No obstante, indica que el análisis de estos componentes naturales no se limita a un solo parámetro, por lo que es necesario siempre revisar todas las mediciones. Algo que pudiese demostrar que el volcán está próximo a entrar a una fase eruptiva sería justamente el aumento en la liberación de materia sólida incandescente.
Aunque las probabilidades de que esto ocurra son bajas, al momento de que se expelen de forma constante y abrupta objetos de este tipo, se puede intuir que la presión del cráter disminuye y ello puede propiciar un acontecimiento de mayor intensidad.
“Si hay una acelerada liberación de volátiles, esto podría generar una despresurización muy rápida al interior del volcán, eso tiene una probabilidad muy baja de ocurrir, pero puede ocurrir. En el caso de que hubiera una despresurización del material que se encuentra debajo del edificio volcánico, podría haber un evento de mayor magnitud”, remarca.
Sismicidad es clave en predicción de eventos mayúsculos
Asimismo, otro de los factores que se hacen presentes en momentos de mayor actividad son precisamente los sismos volcanotectónicos.
La prominente presencia de movimientos telúricos en las faldas del Popocatépetl, sobre todo aquellos de gran intensidad, sería un síntoma de la variación del edificio volcánico, lo cual, en caso de exceder los límites históricos, podría representar un riesgo alto de actividad eruptiva.
En ese sentido, el especialista hace un fuerte llamado a la población a mantenerse informada respecto a los reportes que autoridades como el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) realizan cada día sobre la actividad del volcán.
Esto incluye también respetar los cercos de seguridad delimitados por personal calificado. Esto debido a que el descuido o irresponsabilidad de quienes vulneran este perímetro puede derivar en lesiones o incluso muerte de rescatistas, además de sus propias vidas.
También, el doctor en Ciencias refuerza enfáticamente que la ceniza volcánica es una sustancia que requiere cuidado, pues su contacto con el organismo humano pudiese desencadenar algunos problemas de salud.
Para finalizar, es importante mencionar que, de acuerdo con el último reporte del Cenapred, el Popocatépetl registró, hasta las 10 de la mañana de ayer, tres sismos volcanotectónicos, 165 exhalaciones, dos explosiones y 60 minutos de tremor.