/ domingo 7 de julio de 2024

Precarización de la Psicología contribuye a la proliferación de pseudoterapeutas

Un especialista que brinde psicoterapia debe tener los conocimientos para atender a pacientes, en caso de no aplicar las técnicas correctas, los pacientes pueden sufrir daños irreversibles

La precarización laboral de quienes egresan de la Licenciatura en Psicología, así como la falta de ética y las malas prácticas profesionales, pueden provocar que un especialista decida brindar servicios de psicoterapia sin contar con las credenciales necesarias para ello. Expertos advierten que realizar intervenciones psico emocionales sin preparación académica puede afectar gravemente a los pacientes que reciben estas mal llamadas terapias.

Juan Aguilar, maestro en Psicoterapia Gestalt Humanista y docente de posgrado en el Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt, explica que una persona egresada de la Licenciatura en Psicología sólo es capacitada para realizar evaluaciones, teorías de la personalidad y ofrecer aproximaciones breves al paciente. Y aunque se obtienen los conocimientos básicos de las diversas corrientes disciplinarias, no se consigue un grado de especialidad.

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Por su parte, Guadalupe Rodríguez, maestra en Psicología Infantil por el Instituto Miguel de Cervantes, considera que en los últimos años han proliferado los servicios de mentoría y coaching (que traducido del inglés al español significa acompañamiento personalizado), muchos de los cuales ocasionalmente se pretenden hacer pasar por psicoterapias. Sin embargo, aclara que clínicamente esto no es lo mismo, y la confusión puede afectar a los pacientes.

A decir de Hernán Alcántara, maestro en Psicología por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), la Psicoterapia es un procedimiento técnico similar a la práctica médica. Es decir, si bien no se interviene materia orgánica, como lo haría un cirujano, sí se trabaja con pensamientos, lo cual, afirma, es “más difícil de medir”.

Entender la Psicoterapia

En entrevista con El Sol de Puebla, Aguilar remarca que la Psicoterapia, definida por la Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) como un tratamiento colaborativo basado en la relación entre un paciente y el especialista para identificar y trabajar los patrones de pensamiento y comportamiento que le impiden estar bien, es una especialidad, no un diplomado o curso.

Además, sostiene que la Psicoterapia puede ser estudiada desde varias disciplinas y no sólo la Psicología. Es decir, alguien que estudió Sociología, Medicina o Ciencias de la Comunicación, por mencionar algunas carreras, puede obtener las credenciales para realizar este tipo de intervenciones psicoemocionales. No obstante, reconoce que es más común que un psicólogo o psicóloga elija este camino de especialización, que otro profesional.

“La Psicoterapia se especializa en la técnica y la práctica a través de bases teóricas y de supervisiones de caso, para que salgas con la habilidad de poder acompañar el proceso terapéutico de una persona”, explica.

Falta de especialización afecta a pacientes

Aguilar refiere que una persona egresada de la carrera en Psicología no tiene los conocimientos ni la experiencia necesaria para atender y resolver episodios depresivos o de bipolaridad, inclusive ataques de pánico, por ejemplo. Lo anterior sumado a que tampoco está facultada para emitir un diagnóstico clínico, que es obligatorio en el tratamiento de condiciones psicoemocionales graves.

Para que un especialista brinde psicoterapia es indispensable que tenga los conocimientos para atender a pacientes con trastornos como ansiedad o depresión, por mencionar algunos de los más comunes. Por lo tanto, en caso de no aplicar las técnicas correctas, los pacientes pueden sufrir daños irreversibles o mayores en su proceso terapéutico.

Cuando estudias la Licenciatura en Psicología te capacitan para hacer evaluaciones psicométricas, entender las bases de la Psicología moderna, como teorías de la personalidad, etcétera; es apenas una aproximación que, si bien es valiosa, es muy breve (...) entonces, ese el primer riesgo comparte.

Por otra parte, sostiene que una persona especializada y calificada para realizar este tipo de intervenciones debe cumplir requisitos adicionales, como es la supervisión de un especialista de mayor rango, así como la vigilancia psicoemocional de otro especialista. Dicho de otra manera, alguien que verdaderamente brinda psicoterapia debe ser intervenido simultáneamente para amortiguar el proceso.

“Como psicólogos nos enseñan a aplicar pruebas, a medio hacer una entrevista, pero no nos enseñan a saber qué pasa cuando llega un paciente con una experiencia depresiva o ansiedad; ¿Qué se hace en un ataque de pánico? ¿Cómo trabajar con una experiencia de bipolaridad? No te especializan hasta la maestría”, añade.

Frente a ese contexto, el catedrático afirma que quien no cuente con estudios comprobables de un posgrado en la materia está incapacitado para realizar intervenciones de esta índole.

De acuerdo con Rodríguez, existen múltiples peligros para la salud emocional de las personas que se atienden por egresados universitarios que se hacen pasar por terapeutas. Aunque son varios, enlista por lo menos dos: conductas inapropiadas, abusivas o engañosas, así como la intervención inadecuada que pueda desencadenar trastornos imprevistos.

“Un psicoterapeuta debe tener credenciales, especialización. Si no se cumplen estas certificaciones hay riesgos como la falta de competencias, pues puede carecer de formación académica para comprender problemas emocionales o de comportamiento, y no proporcionar intervención efectiva. Otro problema tiene que ver con la ética profesional, pues, al no estar sujeto a códigos éticos, se aumenta el riesgo de conductas inapropiadas, abusivas o engañosas. Otro riesgo es el daño adicional al paciente”, afirma la experta.

Precarización orilla a psicólogos a intervenir sin preparación previa

Según Aguilar, hay varias razones que pueden conducir a una persona a tomar el papel de psicoterapeuta sin poseer las credenciales o conocimientos necesarios para ello.

Una de ellas es la brecha de accesibilidad a estudios de posgrado. Desde su punto de vista, no todas las personas que egresan de la Licenciatura en Psicología pueden pagar una maestría o posgrado enfocado en este tipo de intervenciones, pues dichos programas suelen ser costosos debido a que pocas instituciones los ofrecen.

La segunda razón, que se deriva de la anterior, tiene que ver con la precariedad laboral a la que se enfrentan quienes se gradúan de dicha carrera.

Aunque es consciente de los múltiples contextos que pueden afectar a una persona, Aguilar reconoce que en ocasiones la falta de un empleo formal y bien remunerado puede orillar a una persona egresada de esa licenciatura a tomar la decisión de ofrecer terapias sin haber concluido un posgrado.

Otro de los problemas que el docente universitario observa del erróneo ejercicio de la Psicoterapia es que los falsos especialistas regularmente llevan a cabo sus intervenciones sin cumplir con criterios básicos, como son la supervisión de terapeutas externos.

De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), la carrera en Psicología se encuentra entre las 15 que concentran los peores salarios a sus egresados, con un sueldo promedio de 10 mil 449 pesos mensuales.

No obstante, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) correspondiente al tercer trimestre de 2023, la media mensual de los salarios de personas egresadas en Psicología era de 4 mil 630 pesos durante el cuarto trimestre de 2023.

Sin embargo, la plataforma Data México, de la Secretaría de Economía federal, detalla que en Puebla el sueldo promedio es de 5 mil 500 pesos mensuales. Además, las mediciones demostraron que en el estado en el cuarto trimestre de 2023 había alrededor de 3 mil 800 psicólogos, que fue 25 por ciento menos a lo que se identificó en el tercer trimestre de ese año.

Coaching no es igual a psicoterapia

Rodríguez explica que los servicios de coaching y mentoría muchas veces son vendidos como terapias psicológicas especializadas en infancias o personas adultas. Y a veces, por sus precios y condiciones visiblemente más accesibles para los pacientes, son más atractivos. Sin embargo, estas técnicas poseen enfoques distintos y carecen de conexión metodológica con las herramientas de la disciplina.

Hay algunos profesionales, en Puebla y México, que a veces no dicen cuál es su área de especialización o no dicen ‘Soy coaching’, ‘ Soy mentoring’, o ‘Soy terapeuta', y esto puede ser engañoso para conseguir clientes o pacientes afirma.

Aunque quienes ofrecen ese tipo de mecanismos de acompañamiento emocional generalmente se preparan para ello, es decir, su labor no se minimiza, en ocasiones caen en la tentación de engañar a sus pacientes, sostiene la experta, quien además es cofundadora de CogniMAS, un espacio dedicado a desarrollar habilidades cognitivas y socioemocionales de niños y jóvenes.

Falta regulación

Aunque el mal ejercicio de la Psicoterapia es común, en México no existe un marco regulatorio que observe que quienes ofrecen este tipo de servicios efectivamente cuenten con las credenciales necesarias para ello, destaca Aguilar.

Por ese motivo, el docente universitario explica que es común escuchar casos de pacientes que acudieron con psicólogos sin preparación para ser intervenidos. Sin embargo, al conocer sus relatos, se descubre que recibieron terapias inadecuadas, lo que produce varios daños en las personas.

Frente a dicha problemática, el también fundador de Plenia Salud Mental y Desarrollo Emocional, un centro privado enfocado en atender diversas necesidades en materia psicoemocional, remarca que un paciente tiene el derecho de preguntar al especialista sobre su formación. En ese sentido, si la persona es incapaz de demostrar que cuenta con las credenciales requeridas en Psicoterapia, lo más recomendable es buscar otro especialista.

Alcántara, por su parte, explica que a nivel profesional existe un código de ética, el cual explícitamente detalla que la práctica clínica exige especialización. No obstante, a nivel científico o legal no hay impedimentos para ejercer el trabajo sin tener la preparación requerida.

El académico de la Universidad Anáhuac Puebla subraya que en la actualidad la comunidad psicológica nacional demanda la elevación de control de su trabajo, sin embargo, reconoce que los esfuerzos todavía son lejanos.

Lo anterior se debe en gran medida a que en el país prevalecen todavía varios desafíos para la práctica psicológica, principalmente estigmatización, pues la salud mental aún no se ve con normalidad en todos los aspectos de la vida social, argumenta.

Es muy delicado tratar así, porque cuando hacemos las intervenciones necesitamos tener la formación de los cuatro años previos de la carrera, más la formación técnica, pues una intervención implica diferentes niveles de atención; también implica la posibilidad de que nuestro paciente, en lugar de mejorar sus síntomas, los empeore. Esa es una cuestión de la que muchos terapeutas conocemos y somos conscientes señala Alcántara.

Por otra parte, expone que la problemática tiene parte de su origen en la ausencia de políticas públicas de salud emocional. Esta situación vulnera la práctica profesional y minimiza la regulación de quienes la ejercen.

“El código ético del psicólogo estipula que se requiere una especialización (...) pero en nuestro país no está tan normalizado (...) específicamente con las regulaciones de los psicólogos, pero a nosotros nos queda claro que, como parte del código ético, tienes que contar con una especialización después de la licenciatura para poder ejercer”, sostiene.

Finalmente, Alcántara asegura que hay personas, a quienes considera “pseudo psicólogos”, que a pesar de no contar con experiencia o estudios que avalen su posibilidad, basan sus conocimientos en cursos, incluso talleres por internet que carecen de validez oficial, “y lamentablemente quitan el prestigio a lo que amamos y buscamos que sea útil”.

La precarización laboral de quienes egresan de la Licenciatura en Psicología, así como la falta de ética y las malas prácticas profesionales, pueden provocar que un especialista decida brindar servicios de psicoterapia sin contar con las credenciales necesarias para ello. Expertos advierten que realizar intervenciones psico emocionales sin preparación académica puede afectar gravemente a los pacientes que reciben estas mal llamadas terapias.

Juan Aguilar, maestro en Psicoterapia Gestalt Humanista y docente de posgrado en el Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt, explica que una persona egresada de la Licenciatura en Psicología sólo es capacitada para realizar evaluaciones, teorías de la personalidad y ofrecer aproximaciones breves al paciente. Y aunque se obtienen los conocimientos básicos de las diversas corrientes disciplinarias, no se consigue un grado de especialidad.

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Por su parte, Guadalupe Rodríguez, maestra en Psicología Infantil por el Instituto Miguel de Cervantes, considera que en los últimos años han proliferado los servicios de mentoría y coaching (que traducido del inglés al español significa acompañamiento personalizado), muchos de los cuales ocasionalmente se pretenden hacer pasar por psicoterapias. Sin embargo, aclara que clínicamente esto no es lo mismo, y la confusión puede afectar a los pacientes.

A decir de Hernán Alcántara, maestro en Psicología por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), la Psicoterapia es un procedimiento técnico similar a la práctica médica. Es decir, si bien no se interviene materia orgánica, como lo haría un cirujano, sí se trabaja con pensamientos, lo cual, afirma, es “más difícil de medir”.

Entender la Psicoterapia

En entrevista con El Sol de Puebla, Aguilar remarca que la Psicoterapia, definida por la Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) como un tratamiento colaborativo basado en la relación entre un paciente y el especialista para identificar y trabajar los patrones de pensamiento y comportamiento que le impiden estar bien, es una especialidad, no un diplomado o curso.

Además, sostiene que la Psicoterapia puede ser estudiada desde varias disciplinas y no sólo la Psicología. Es decir, alguien que estudió Sociología, Medicina o Ciencias de la Comunicación, por mencionar algunas carreras, puede obtener las credenciales para realizar este tipo de intervenciones psicoemocionales. No obstante, reconoce que es más común que un psicólogo o psicóloga elija este camino de especialización, que otro profesional.

“La Psicoterapia se especializa en la técnica y la práctica a través de bases teóricas y de supervisiones de caso, para que salgas con la habilidad de poder acompañar el proceso terapéutico de una persona”, explica.

Falta de especialización afecta a pacientes

Aguilar refiere que una persona egresada de la carrera en Psicología no tiene los conocimientos ni la experiencia necesaria para atender y resolver episodios depresivos o de bipolaridad, inclusive ataques de pánico, por ejemplo. Lo anterior sumado a que tampoco está facultada para emitir un diagnóstico clínico, que es obligatorio en el tratamiento de condiciones psicoemocionales graves.

Para que un especialista brinde psicoterapia es indispensable que tenga los conocimientos para atender a pacientes con trastornos como ansiedad o depresión, por mencionar algunos de los más comunes. Por lo tanto, en caso de no aplicar las técnicas correctas, los pacientes pueden sufrir daños irreversibles o mayores en su proceso terapéutico.

Cuando estudias la Licenciatura en Psicología te capacitan para hacer evaluaciones psicométricas, entender las bases de la Psicología moderna, como teorías de la personalidad, etcétera; es apenas una aproximación que, si bien es valiosa, es muy breve (...) entonces, ese el primer riesgo comparte.

Por otra parte, sostiene que una persona especializada y calificada para realizar este tipo de intervenciones debe cumplir requisitos adicionales, como es la supervisión de un especialista de mayor rango, así como la vigilancia psicoemocional de otro especialista. Dicho de otra manera, alguien que verdaderamente brinda psicoterapia debe ser intervenido simultáneamente para amortiguar el proceso.

“Como psicólogos nos enseñan a aplicar pruebas, a medio hacer una entrevista, pero no nos enseñan a saber qué pasa cuando llega un paciente con una experiencia depresiva o ansiedad; ¿Qué se hace en un ataque de pánico? ¿Cómo trabajar con una experiencia de bipolaridad? No te especializan hasta la maestría”, añade.

Frente a ese contexto, el catedrático afirma que quien no cuente con estudios comprobables de un posgrado en la materia está incapacitado para realizar intervenciones de esta índole.

De acuerdo con Rodríguez, existen múltiples peligros para la salud emocional de las personas que se atienden por egresados universitarios que se hacen pasar por terapeutas. Aunque son varios, enlista por lo menos dos: conductas inapropiadas, abusivas o engañosas, así como la intervención inadecuada que pueda desencadenar trastornos imprevistos.

“Un psicoterapeuta debe tener credenciales, especialización. Si no se cumplen estas certificaciones hay riesgos como la falta de competencias, pues puede carecer de formación académica para comprender problemas emocionales o de comportamiento, y no proporcionar intervención efectiva. Otro problema tiene que ver con la ética profesional, pues, al no estar sujeto a códigos éticos, se aumenta el riesgo de conductas inapropiadas, abusivas o engañosas. Otro riesgo es el daño adicional al paciente”, afirma la experta.

Precarización orilla a psicólogos a intervenir sin preparación previa

Según Aguilar, hay varias razones que pueden conducir a una persona a tomar el papel de psicoterapeuta sin poseer las credenciales o conocimientos necesarios para ello.

Una de ellas es la brecha de accesibilidad a estudios de posgrado. Desde su punto de vista, no todas las personas que egresan de la Licenciatura en Psicología pueden pagar una maestría o posgrado enfocado en este tipo de intervenciones, pues dichos programas suelen ser costosos debido a que pocas instituciones los ofrecen.

La segunda razón, que se deriva de la anterior, tiene que ver con la precariedad laboral a la que se enfrentan quienes se gradúan de dicha carrera.

Aunque es consciente de los múltiples contextos que pueden afectar a una persona, Aguilar reconoce que en ocasiones la falta de un empleo formal y bien remunerado puede orillar a una persona egresada de esa licenciatura a tomar la decisión de ofrecer terapias sin haber concluido un posgrado.

Otro de los problemas que el docente universitario observa del erróneo ejercicio de la Psicoterapia es que los falsos especialistas regularmente llevan a cabo sus intervenciones sin cumplir con criterios básicos, como son la supervisión de terapeutas externos.

De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), la carrera en Psicología se encuentra entre las 15 que concentran los peores salarios a sus egresados, con un sueldo promedio de 10 mil 449 pesos mensuales.

No obstante, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) correspondiente al tercer trimestre de 2023, la media mensual de los salarios de personas egresadas en Psicología era de 4 mil 630 pesos durante el cuarto trimestre de 2023.

Sin embargo, la plataforma Data México, de la Secretaría de Economía federal, detalla que en Puebla el sueldo promedio es de 5 mil 500 pesos mensuales. Además, las mediciones demostraron que en el estado en el cuarto trimestre de 2023 había alrededor de 3 mil 800 psicólogos, que fue 25 por ciento menos a lo que se identificó en el tercer trimestre de ese año.

Coaching no es igual a psicoterapia

Rodríguez explica que los servicios de coaching y mentoría muchas veces son vendidos como terapias psicológicas especializadas en infancias o personas adultas. Y a veces, por sus precios y condiciones visiblemente más accesibles para los pacientes, son más atractivos. Sin embargo, estas técnicas poseen enfoques distintos y carecen de conexión metodológica con las herramientas de la disciplina.

Hay algunos profesionales, en Puebla y México, que a veces no dicen cuál es su área de especialización o no dicen ‘Soy coaching’, ‘ Soy mentoring’, o ‘Soy terapeuta', y esto puede ser engañoso para conseguir clientes o pacientes afirma.

Aunque quienes ofrecen ese tipo de mecanismos de acompañamiento emocional generalmente se preparan para ello, es decir, su labor no se minimiza, en ocasiones caen en la tentación de engañar a sus pacientes, sostiene la experta, quien además es cofundadora de CogniMAS, un espacio dedicado a desarrollar habilidades cognitivas y socioemocionales de niños y jóvenes.

Falta regulación

Aunque el mal ejercicio de la Psicoterapia es común, en México no existe un marco regulatorio que observe que quienes ofrecen este tipo de servicios efectivamente cuenten con las credenciales necesarias para ello, destaca Aguilar.

Por ese motivo, el docente universitario explica que es común escuchar casos de pacientes que acudieron con psicólogos sin preparación para ser intervenidos. Sin embargo, al conocer sus relatos, se descubre que recibieron terapias inadecuadas, lo que produce varios daños en las personas.

Frente a dicha problemática, el también fundador de Plenia Salud Mental y Desarrollo Emocional, un centro privado enfocado en atender diversas necesidades en materia psicoemocional, remarca que un paciente tiene el derecho de preguntar al especialista sobre su formación. En ese sentido, si la persona es incapaz de demostrar que cuenta con las credenciales requeridas en Psicoterapia, lo más recomendable es buscar otro especialista.

Alcántara, por su parte, explica que a nivel profesional existe un código de ética, el cual explícitamente detalla que la práctica clínica exige especialización. No obstante, a nivel científico o legal no hay impedimentos para ejercer el trabajo sin tener la preparación requerida.

El académico de la Universidad Anáhuac Puebla subraya que en la actualidad la comunidad psicológica nacional demanda la elevación de control de su trabajo, sin embargo, reconoce que los esfuerzos todavía son lejanos.

Lo anterior se debe en gran medida a que en el país prevalecen todavía varios desafíos para la práctica psicológica, principalmente estigmatización, pues la salud mental aún no se ve con normalidad en todos los aspectos de la vida social, argumenta.

Es muy delicado tratar así, porque cuando hacemos las intervenciones necesitamos tener la formación de los cuatro años previos de la carrera, más la formación técnica, pues una intervención implica diferentes niveles de atención; también implica la posibilidad de que nuestro paciente, en lugar de mejorar sus síntomas, los empeore. Esa es una cuestión de la que muchos terapeutas conocemos y somos conscientes señala Alcántara.

Por otra parte, expone que la problemática tiene parte de su origen en la ausencia de políticas públicas de salud emocional. Esta situación vulnera la práctica profesional y minimiza la regulación de quienes la ejercen.

“El código ético del psicólogo estipula que se requiere una especialización (...) pero en nuestro país no está tan normalizado (...) específicamente con las regulaciones de los psicólogos, pero a nosotros nos queda claro que, como parte del código ético, tienes que contar con una especialización después de la licenciatura para poder ejercer”, sostiene.

Finalmente, Alcántara asegura que hay personas, a quienes considera “pseudo psicólogos”, que a pesar de no contar con experiencia o estudios que avalen su posibilidad, basan sus conocimientos en cursos, incluso talleres por internet que carecen de validez oficial, “y lamentablemente quitan el prestigio a lo que amamos y buscamos que sea útil”.

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