Prohibición de productos ultraprocesados no los alejó de las escuelas y los niños

Al salir de los colegios los estudiantes son bombardeados por campañas publicitarias de productos ultra procesados que tienen al alcance de la mano

Erika Reyes / El Sol de Puebla

  · martes 22 de octubre de 2024

Especialista señaló que son patrones culturales muy difíciles de desarraigar porque son parte de nuestras raíces y tradiciones el consumo de comida chatarra. Foto: Cortesía

A pesar de que desde 2014 se aplicó la Ley de Prohibición de venta de alimentos ultraprocesados en las instituciones educativas de Puebla, y el resto país, esta parece no haber tenido el impacto esperado al ser insuficiente, expuso Marcela Cuautle Méndez, doctora en Educación por la Universidad Santander en la que actualmente se desempeña como catedrática.

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A pesar de que la ley no es letra muerta, es insuficiente. Sí se ha logrado regular en las escuelas y se ha generado una cultura alrededor de ello, pero si no se complementa con una legislación que vaya, no solo hacia abajo, sino hacia las empresas, obviamente no va repercutir en un cambio que transforme el sistema de consumo del mexicano”.

A decir de la maestra, las directrices están bien establecidas y operan bien dentro de las escuelas, el problema viene del contexto social, del sistema cultural.

En los últimos años ha surgido un interés de la gente por conocer el origen de los alimentos que consume. Foto: Freepik

Al interior de las instituciones se ha fortalecido el cumplimiento de los lineamientos pero vamos en contra de la cultura y es muy difícil que se logre el complemento. El problema es el contexto social. Es como si estuviéramos remando contra corriente aseguró.


Comidas chatarras siguen al alcance de la mano

Aunque en las tiendas escolares se eliminen estos productos, al salir de los colegios los estudiantes son bombardeados por campañas publicitarias de productos ultra procesados que no solo se tienen al alcance de la mano en tiendas de conveniencia, también en supermercados, y a la vuelta de la esquina.

Cuando vas al supermercado, toda la línea de cajas está llena de dulces, los niños van a estar expuestos a todo esto y obviamente van a pedir. Es un tema muy complejo porque estamos hablando de satisfacciones que no tienen que ver con lo alimentario, sino satisfacciones más sociales y culturales. Por ejemplo, ahorita en Halloween, los niños van a salir a pedir dulces explicó.

Son patrones culturales muy difíciles de desarraigar porque son parte de nuestras raíces, de nuestras tradiciones, de nuestro sincretismo.

En el entorno educativo, por ejemplo, cuando es Día del Niño, se hacen dulceros para los niños. Pero en fiestas y bodas, también. La forma social más simple de demostrar afecto es regalando chocolates. Esto va más allá de la escuela señaló.

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Si quisiéramos transformar, habría que hacer una restricción total de productos o que los grandes consorcios mejoren los procesos de producción, que se eliminen los azúcares de los productos procesados”, concluyó la maestra.