En el camino de la transformación urbana, Puebla se enfrenta a uno de los retos más importantes: lograr una movilidad sostenible para el año 2030. Si bien la ciudad ha dado pasos significativos hacia este objetivo, aún existen pendientes en materia de desplazamiento seguro para las diversas formas de traslado.
Especialistas como el maestro en Hábitat y Equidad Territorial, Rodrigo Tenorio; el licenciado en Arquitectura, Óscar Zaragoza, y el activista urbano Armando Pliego coinciden en que, para lograrlo, se requiere un enfoque integral y colaborativo entre autoridades y ciudadanos.
Mientras, el licenciado en Diseño Urbano Ambiental, Juan Contreras, y la activista ambiental Pame Tajonar exponen que esta iniciativa no sólo debe verse como un cambio en la apariencia física de la ciudad, sino también como una acción para reducir la contaminación del aire y el ruido, con un entorno más saludable, promoviendo el uso de la bicicleta y fomentando un estilo de vida activo.
Las propuestas abordan algunas soluciones, como cambiar significativamente la infraestructura vial, adoptar el concepto “ciudad de los 15 minutos”, que propone la creación de entornos urbanos donde se puede acceder a las necesidades básicas mediante caminatas cortas, así como reconfigurar el sistema de transporte.
Planificación urbana integral
Aunque en los últimos años las calles de la capital han sido rediseñadas para dar espacio a las diversas formas de desplazamiento no motorizado, como construir carriles ciclistas a ras de suelo y convertir vialidades antes dominadas por el tráfico vehicular en espacios peatonales, para los especialistas consultados por esta casa editorial aún queda trabajo pendiente.
Rodrigo Tenorio, integrante del Consejo Ciudadano de Movilidad del Municipio de Puebla, considera importante crear proyectos en la materia enfocados en las periferias, pues advierte que si bien se han modificado vialidades, han sido en el corazón de la ciudad.
Explica que se debe apostar por la distribución equitativa del espacio público para garantizar que los ciudadanos puedan moverse de forma segura. Esto representa alinearse a normativas nacionales en materia de infraestructura, en donde se contemple la dimensión de baquetas, espacios para bicicletas y corredores comerciales.
“Se necesita una serie de condiciones que privilegien al peatón y esto se traduce en generar un entorno en donde las personas puedan caminar sin ningún problema, incluyendo el desplazamiento de las personas con silla de ruedas, también [considerar] aspectos como la iluminación de calidad en todas partes donde se haga el recorrido”, declara el especialista.
Aunado a lo anterior, subraya que se debe contemplar la ley en materia de movilidad y seguridad vial de Puebla con la finalidad de que todos los medios de transporte puedan convivir en un mismo entorno.
Considera que estas deben ser las primeras acciones de las autoridades para encaminar el cambio a una ciudad con una movilidad sostenible y lograr avances significativos en el año 2030, para así alinearse a la agenda por el desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El también integrante del Consejo Ciudadano, Óscar Zaragoza, se suma a la propuesta de apostar por proyectos en zonas alejadas del primer cuadro de la ciudad, pues considera que presentan el mayor abandono en materia de infraestructura para bicicletas, peatones o usuarios del transporte público.
A la par, reconoce que acciones como la peatonalización de vialidades y la Vía Recreativa Metropolitana ayudan a construir una percepción de que una ciudad sin la presencia masiva de automóviles es posible, pero considera que se debe de atender de inmediato para obtener avances significativos.
Por su parte, el representante del colectivo Ciudad Activa, Armando Pliego, expone que para llegar al objetivo de una movilidad sostenible en seis años se debe atender de manera inmediata la problemática del transporte público.
Considera que, además de privilegiar los espacios para peatones, el mejoramiento de la red de transporte masivo de pasajeros es un desafío clave, pues se tiene que mejorar la accesibilidad, frecuencia y eficiencia para reducir la dependencia del automóvil.
El activista resalta los pendientes en materia de instauración de rutas planificadas que atiendan las periferias, así como el mejoramiento de unidades, pues en su mayoría se encuentran en condiciones deficientes, agrega que tienen que ser libres de emisiones de gases contaminantes.
Para atender estas deficiencias, argumenta que las autoridades están obligadas a realizar estudios para identificar hacia dónde y cómo se mueven las personas para trazar rutas que conecten, principalmente, el Centro Histórico con las periferias, pero que también se tomen en cuenta los viajes a pie y en bicicleta.
Agrega que al tener unidades más atractivas visualmente y limpias incentiva el uso del transporte colectivo en lugar de apostar por automóviles. “El transporte público tiene que consolidarse como la columna vertebral del sistema de movilidad de la ciudad y el transporte público en combinación con los viajes a pie y en bicicleta puede suponer esta alternativa para dejar el coche en casa. Necesitamos que la ciudad nos dé la oportunidad de no necesitar el coche para poder realizar nuestra vida cotidiana”, expone.
Desde el punto de vista de Pame Tajonar, el transporte es el sector que provoca mayores emisiones contaminantes, por lo que apostar por la movilidad eléctrica sería una de las claves en el proceso hacia una movilidad sustentable; sin embargo, la activista reconoce que la propuesta tendría que aplicarse a largo plazo.
Ante esto, considera que obligar a las unidades a cumplir con el proceso de verificación vehicular, mediante sanciones económicas significativas, retiro de unidades y otro tipo de medidas, así como apostar por más unidades de la Red Urbana de Transporte Articulado (RUTA) puede ser una solución a mediano plazo para avanzar en este cambio de movilidad. La activista enfatiza que las autoridades deben “meterle velocidad” a estas acciones, de lo contrario el problema seguirá creciendo y la contaminación ambiental y auditiva seguirá vigente.
Concepto de la “Ciudad de los 15 minutos”
Los consejeros Tenorio y Zaragoza consideran esencial la puesta en marcha del concepto urbanístico emergente de la “Ciudad de los 15 minutos”. Este concepto propone la creación de entornos urbanos donde los residentes pueden acceder a todas sus necesidades básicas, como trabajo, vivienda, servicios y recreación, mediante caminatas cortas de aproximadamente 15 minutos.
Esto implica repensar la distribución de servicios y actividades dentro de la ciudad con la finalidad de tener una menor inversión en tiempo de traslado, sin recurrir al uso de vehículo automotor y privilegiar otras formas de desplazamiento.
“La mayoría de las personas tienen automóvil en gran parte porque sus trabajos están distantes de sus hogares, esto habla de la falta de planeación urbana que desemboca en que no sea tan fácil caminar porque tienes que utilizar el transporte público, automóvil u otro medio de traslado”, argumenta Tenorio.
Una forma de poner en marcha este modelo de movilidad es que las políticas públicas estén orientadas a fortalecer estrategias alineadas a este concepto para avanzar el proceso de peatonalización en las periferias de la ciudad, toda vez que la naturaleza del primer cuadro de la ciudad es ser peatonal, ya que desde el año 1531 fue diseñada para transitar caminando ya que no existían automóviles, explica el consejero.
Para Zaragoza, es indispensable conocer la forma en cómo se mueve la ciudadanía, así como la distancia que recorre y hacia dónde se mueve, con la intención de brindar servicios que no deriven en más de 15 minutos caminando. Una acción que debe ir de la mano es la incentivación de negocios locales, lo que implica trabajar con la colaboración de los empresarios para contribuir a la creación de comunidades autosuficientes.
Replantear el presupuesto económico
Para poder lograr estas estrategias, los especialistas coinciden en que las autoridades deben replantear la inversión a los proyectos en materia de movilidad; desde su perspectiva el financiamiento destaca para acciones que favorecen a los usuarios de vehículos automotores, no a ciclistas y peatones.
Por su parte, el activista Armando Pliego sostiene que resulta más económico darle mantenimiento a una calle peatonalizada que a una vialidad donde circulan vehículos pesados constantemente, ya que requiere intervención constante y mayor recurso público.
Asimismo, resalta que no se debe “buscar de dónde sacar más dinero”, más bien se tiene que reorientar el recurso público disponible para privilegiar acciones como reconfigurar la infraestructura urbana, espacios para ciclistas y otros medios de transporte.
“Que cada vez que se haga un trabajo de mejora se busque y se dé prioridad alta a hacer ampliaciones de banquetas, además de la creación de estudios porque entendemos que las calles tienen dimensiones diferentes y con ello necesidades distintas”, refiere.
En tanto que el licenciado en Diseño Urbano Ambiental, Juan Contreras, opina que existe poco financiamiento para la construcción y mantenimiento de ciclovías, por lo que considera indispensable que se destine una mayor inversión para avanzar en la ruta para una movilidad sustentable, aunque evita precisar el monto.
Cambio cultural y mentalidad urbana
A decir de Pame Tajonar, la aceptación y el respaldo de la sociedad son fundamentales para el éxito de la movilidad, por lo que considera necesario que se entable una comunicación efectiva y participación ciudadana en la planificación, en la toma de decisiones para identificar preocupaciones, obtener retroalimentación y construir consenso en torno a los cambios.
A la par, refiere que se requieren campañas educativas continuas y estrategias de concientización para fomentar una actitud positiva hacia las modificaciones urbanas, en donde se logre transformar la mentalidad de la población y promover un cambio cultural hacia la aceptación y adopción de la movilidad.
Esa misma visión la comparte Juan Contreras, quien agrega que involucrar a la comunidad en el proceso de planificación y toma de decisiones es esencial. Exhibe que la retroalimentación de los ciudadanos puede ser crucial para adaptar el entorno urbano a sus necesidades específicas y asegurar la aceptación generalizada de los cambios propuestos.
Por último, indica que la colaboración entre autoridades, organizaciones y ciudadanos es esencial, pues garantizar una coordinación efectiva a lo largo del proceso es crucial para superar los obstáculos y garantizar el éxito del proyecto.