La adopción de tratamientos y falsos diagnósticos derivados de consultas en internet sin la revisión física de un médico, práctica comúnmente conocida como cibercondría, que tomó fuerza global durante la pandemia de Covid-19, deriva en la agudización de enfermedades e incluso la muerte de los pacientes, advirtieron Lizbeth Merino Muñiz y Eduardo López Villalobos, especialistas de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).
➡️ Únete al canal de El Sol de Puebla en WhatsApp para no perderte la información más importante
En los últimos años incrementó el uso de internet para informarse sobre patologías y síntomas relacionados con enfermedades populares, como las respiratorias, esto en buena parte por el creciente uso de tecnologías en el auge de la pandemia de Coronavirus Covid-19. Sin embargo, la sobreexposición a información se convirtió en algo dañino para la población, enfatizó López Villalobos, coordinador de la Clínica de Urgencias de la UPAEP.
Por su parte, la médica Merino Muñiz aseguró que la cibercondría es uno de los fenómenos más comunes en los consultorios actualmente. Además de las afectaciones físicas e incluso letales, inducirse en tratamientos no avalados por especialistas puede generar resistencia microbiana, es decir, provocar que el organismo rechace los medicamentos necesarios para tratar el padecimiento real, complicando aún más el caso.
Según López Villalobos, sustituir la supervisión médica presencial por algunas consultas esporádicas en sitios de internet que carecen del respaldo científico y oficial de expertos se ha convertido en una crisis de salud pública que se exacerbó recientemente en el mundo.
Aunque no existen cifras oficiales ni estudios sobre el impacto de la cibercondría, el también investigador de la UPAEP señaló que los analgésicos son el tipo de medicamento que más adquieren las personas a partir de consejos y sugerencias de sitios web, foros en redes sociales o mediante conversaciones informales con gente inexperta.
Si bien este fenómeno cobró fuerza durante la pandemia de Covid-19 en todo el mundo, la desestimación de la práctica médica ha sido común en la sociedad desde tiempo atrás. Históricamente, México se ha caracterizado por adoptar la automedicación como una práctica común, pero con varias consecuencias dañinas para la salud colectiva.
Una persona no puede recetar a otra persona si no tiene los conocimientos; ni uno mismo que de pronto se automedica para sentirse mejor. Hay muchas patologías que están descritas, pero la gente no sabe cómo se llaman, pero eso no lo saben y buscan o se recetan por los síntomas que tienen con los medicamentos que encuentran en Google (...) La ignorancia puede llevar hasta la muerte. De ese tamaño es la gravedad, destacó el galeno.
Pese a regulación, automedicación es un problema
López Villalobos destacó que en los últimos años se ha modificado la ley para hacer más complejo el acceso a medicación sin receta, pues en el pasado era más sencillo obtener este tipo de sustancias en farmacias, droguerías o a través de proveedores. No obstante, reconoció que, en la actualidad, la automedicación sigue sin controlarse por completo.
“Si nos ponemos a recetar sin ningún conocimiento no sabemos ni qué estamos recetando. Afortunadamente, las recetas hacen que se impida la circulación de muchos medicamentos, como los antibióticos, por ejemplo, que desafortunadamente desarrollaron rápidamente resistencias, precisamente por este tipo de prácticas”, afirmó el médico.
Gravedad de consumir medicamentos inexactos
Aunque son varios los riesgos de la cibercondría y adopción de tratamientos inexactos, el experto afirmó que la ingesta de medicamentos sin valoración médica presencial puede hacer que las contraindicaciones de las sustancias afecten gravemente la salud de las personas.
Por ejemplo, si una persona tuviera dolores abdominales y decide adquirir medicamentos de libre acceso, como Buscapina, que es un antiespasmódico comercial, esto como parte de la orientación que obtuvo a través de internet, puede agravar de forma severa su condición. En este caso, ingerir dichas sustancias no sólo puede agudizar la apendicitis, sino que también puede generar otra patología, como la peritonitis, que es una infección generalmente mortal.
Son muchas las situaciones que nos puede provocar estar tomando medicamento a diestra y siniestra o de estar viendo internet buscando qué o no me tomo, qué le mando a mi amigo, a mi novia o esposa, todo sin tener absolutamente ningún conocimiento médico, enfatizó.
El coordinador de la Clínica de Urgencias de la UPAEP también destacó que no es recomendable siquiera buscar respuestas en internet a síntomas comunes, como dolor de cabeza o estómago, pues varias patologías no necesariamente demuestran afecciones al mismo tiempo.
De acuerdo con Milluska Ovalle Quiñones y Gustavo Vásquez Tirado, investigadores de la Universidad Privada Antenor Orrego, en Trujillo, Perú, “las investigaciones sobre cibercondría en el contexto de COVID-19 son escasas, se ha demostrado el incremento de este fenómeno”.
Cibercondría es común
Según la médica Merino Muñiz, cada vez es más frecuente que las personas hagan diagnósticos falsos a partir de información obtenida en internet. Aunque reconoció que en algunas ocasiones la situación coincide con los datos que se encontraron en la red, en la mayoría de veces no es la patología que se creía.
“Es un arma de doble filo, porque pueden buscar información y acertar en el diagnóstico, y también puede que no. Puede que la gente se asuste y vea síntomas que se parecen a los suyos, porque hay muchas enfermedades con síntomas parecidos. A veces llegan pensando que tienen cáncer u otra cosa. También pueden no hacerle caso a síntomas de enfermedades graves porque piensan que no es grave, y aplazan la cita con un profesional y no se tratan, y después el tratamiento tiende a ser más costoso”, compartió la experta.
La especialista detalló que la cibercondría puede detonar, además, efectos psicológicos adversos en las personas, pues la preocupación y la excesiva cantidad de información disponible en la web sugiere a las personas tener patologías graves o, en el caso contrario, provoca que la gente minimice sus síntomas y por ello desatienda su situación.
Resistencia a medicamentos
Por otra parte, Merino Muñiz señaló que la automedicación ocasiona resistencia microbiana, es decir, provoca que el organismo no actúe como debería ser ante la ingesta de algún medicamento, lo que puede complicar los tratamientos futuros.
Esto se agudiza especialmente cuando el paciente decide por cuenta propia tomar dosis excesivas de sustancias controladas, lo cual eventualmente genera un desequilibrio químico.
Por si esto fuera poco, al desconocer la situación médica, un paciente puede ingerir sustancias que interfieran con padecimientos como diabetes, que requieren tratamientos especializados. Esto deriva en afectaciones graves a la salud de una persona, subrayó la médica.
Actualmente la población que más recurre a este tipo de tratamientos inducidos, o bien concebidos a partir de información vista en internet, son los adultos jóvenes, pues son ellos quienes tienen mayor exposición al internet, destacó Merino Muñiz. No obstante, afirmó que es común que los infantes también sufran esta condición, toda vez que sus padres les brindan cuidados basados en datos recabados de foros o sitios web.
Es una problemática general, por ejemplo, las mamás automedican a sus niños y a sus hijos mayores. Luego le hacen caso a la vecina o al familiar y a veces, por ejemplo, han llegado a la consulta diciéndome que se tomaron tal medicamento para el dolor y en realidad tomaron antibióticos que no quitan el dolor (...) Principalmente caen los adultos jóvenes, que saben usar más el internet que los adultos mayores, sostuvo la médica egresada de UPAEP.
Para finalizar, a decir de López Villalobos, ante las primeras muestras de molestia o dudas sobre el estado de salud, una persona debe considerar asistir con un médico de primer contacto, incluso antes de un especialista, pues es necesario que exista una valoración inicial para determinar la patología.
El catedrático subrayó que con la adopción de nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, la práctica médica enfrenta varias dificultades, pues, desde su perspectiva, no es posible sustituir la valoración presencial de un paciente bajo ninguna circunstancia.