La Secretaría de Igualdad Sustantiva de Género presentó en su reciente Gaceta Correveidile un análisis sobre "Los hombres y los cuidados", que puso de manifiesto un tema de vital importancia: la división sexual del cuidado.
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A lo largo de la historia, el establecimiento de roles y estereotipos de género ha perpetuado un sistema de desigualdad que asigna tareas específicas a hombres y mujeres, influyendo desde la infancia en las expectativas sobre cómo deben comportarse y qué deben hacer, de acuerdo a su sexo.
La gaceta señaló que, desde el momento en que nacen, a niños y niñas se les imponen normas y actividades que los preparan para desempeñar funciones sociales desiguales.
Este fenómeno es observable en las elecciones de juegos y actividades que suelen preferir, evidenciando un condicionamiento que separa aún más los roles de género.
La triste realidad es que las tareas de cuidado, fundamentales para el bienestar de la sociedad, han sido mayormente delegadas a las mujeres. Este fenómeno coloca a la feminidad en un papel de "ser y hacer para otros", especialmente en el ámbito privado.
Mientras tanto, la socialización de los hombres los orienta hacia ser los proveedores económicos y dominantes en el espacio público, dejando el cuidado como un quehacer exclusivamente femenino.
Desde los estudios de género y las teorías feministas, se ha hecho un esfuerzo por visibilizar la importancia de los trabajos de cuidado, presentándolos no solo como una función social primaria, sino como un sostén esencial de la vida misma.
La gaceta destaca la urgencia de reconocer el valor del trabajo de cuidado realizado mayoritariamente por mujeres y, sobre todo, de promover que los hombres también asuman roles activos en esta labor.
El llamado a la acción es claro: solo a través de un cambio en la percepción y práctica del cuidado, donde hombres y mujeres compartan equitativamente estas responsabilidades, se podrá avanzar hacia una sociedad verdaderamente igualitaria.
La Gaceta Correveidile se erige así como un importante medio para plantear este debate, instando a la reflexión y a la necesidad de transformar los paradigmas de género que han sostenido la desigualdad durante tantas generaciones.
