Ofrecer atención psicológica en las unidades médicas de primer nivel y generar programas que ayuden a la población a gestionar sus emociones ayudaría a reducir la incidencia de suicidios, estas fueron parte de las propuestas de los expertos que participaron en el Primer Foro Mundial de Salud Mundial, realizado por Feelink en el Tecnológico de Monterrey, campus Puebla.
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Durante el encuentro en el que participaron académicos y profesionales de la salud mental en México, Argentina, España y Chile, Martín Espinoza, fundador de Feelink, expuso que la crisis en esta materia en el mundo “se equipara en costos de vidas, económicos, sociales y de toda índole, similares a los de la Primera Guerra Mundial”.
El Doctor Guillermo Blanco Bailac, Director de Formación de la Asociación Española para el Fomento y Desarrollo de la Psicoterapia, enfatizó que la Organización Mundial de la Salud indica que cada año se registran hasta 700 mil suicidios a nivel internacional.
Precisó que a la cifra deben sumarse aquellas muertes que fueron producto de un suicidio pero no se catalogaron como tal, ya que las estadísticas reflejan que sólo en un 20 por ciento de los casos en donde las personas decidieron terminar con su vida dejaron una nota o mensaje para advertirlo.
Agregó que la muerte por suicidio ha incrementado en un 60 por ciento en los últimos cinco años y se ha disparado sobre todo en el sector de los jóvenes, al grado de considerarse como la primera causa de muerte no natural entre ellos.
Blanco sostuvo que hasta un 62 por ciento de las personas llegan a tener ideación suicida en algún momento de su vida y que este problema de salud no se reduce a las muertes que provoca, ya que entre seis y 14 personas resultan afectadas por cada suicidio, principalmente familiares o amigos que quedan con un sentimiento de culpa por no haber podido impedir la muerte de su ser querido.
Sugieren acompañamiento y normalizar episodios de sufrimiento
Los expertos coincidieron en que las personas requieren acompañamiento para gestionar sus emociones y reconocer que, aunque el ideal es la felicidad plena, no es posible ser feliz todo el tiempo porque la vida tiene momentos de sufrimiento y tristeza.
Fernando Pena Vivero, Presidente de la Asociación Española de Psicología Sanitaria, expuso que se han identificado altos niveles de hipermedicación para problemas que no son de salud mental, sino que forman parte de la cotidianidad del ser humano.
Como ejemplo, mencionó que actualmente hay personas consumiendo medicamentos para superar el duelo por la muerte de un ser querido o una mascota, una ruptura amorosa e incluso problemas de insomnio, a pesar de que todo ello son etapas naturales de la humanidad y pueden atenderse con terapia psicológica.
“Cuando a un paciente le das antidepresivos de por vida estás pagando algo que puedes atender con psicoterapia”, dijo al tiempo de señalar que si los gobiernos dieran la misma importancia a la salud física y a la mental habría atención psicológica garantizada en los centros de salud de primer nivel y eso ayudaría a disminuir significativamente la cifra de suicidios.
Escuelas deberían incluir la salud mental en sus planes de estudio
Debido a que la población joven es la que reporta mayor tendencia al suicidio, representantes de universidades como el Tecnológico de Monterrey y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) expusieron los diagnósticos y planes de acción implementados en sus unidades académicas para atender a pacientes con problemas de salud mental.
Victorino Alatriste Bueno, del laboratorio de neuroendocrinología de la Facultad de Ciencias Químicas de la BUAP, expuso que un estudio post pandemia Covid -19 aplicado en mil 500 jóvenes reflejó que las mujeres eran más propensas a padecer ansiedad y los hombres a tener depresión.
En este contexto, el maestro Miguel Ángel Díaz Escoto, presidente de la Asociación Nacional de Inteligencia Emocional, precisó que diversos estudios reflejan que la generación Z, que abarca a las personas nacidas entre 1995 y 2009 tienen tasas de agotamiento mayores que generaciones anteriores.
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Señaló que esto se atribuye probablemente a la soledad o aislamiento social que en muchas ocasiones reportan, apoyado por el uso de las nuevas tecnologías.
Por lo anterior, sugirió que en los planes académicos de las diversas instituciones se implementen programas que ayuden a los estudiantes a validar y gestionar sus emociones.