/ domingo 25 de agosto de 2019

Relojería Casa García, 60 años mejorando el tiempo | Oficios que perduran

En el negocio se ha visto  la evolución de los relojes,  desde los más finos y costosos  hasta los de última tecnología y desechables

Paciencia y una memoria fotográfica, era parte de las habilidades que, los relojeros de antaño debían tener para llevar a cabo las reparaciones de los finos relojes que llegaban a sus manos, como los que en su momento desfilaron por el mostrador de la Relojería Casa García, negocio que a la fecha lleva más de 60 años ofreciendo el servicio de reparación.

Hoy, el negocio está a cargo de la señora María Antonieta García, quien reconoce que poco a poco estas casas de reparación han ido desapareciendo ante la llegada de relojes desechables, lo que provoca que las personas no tengan necesidad de reparar las maquinarias y opten por comprar un reloj nuevo.

Recuerda que, desde pequeña, estuvo muy involucrada en el negocio, debido a que su padre, el señor Teodoro García, fue el que inició con esta actividad a la que le dedicó la mayor parte de su vida.

Desde entonces la señora Antonieta estuvo muy familiarizada con los relojes, los cuales asegura, anteriormente eran de buena calidad, pues la mayoría de ellos eran de maquinaria suiza, lo que garantizaba su durabilidad.

Casi todos los relojes que nos llegaban eran de maquinaria suiza, es decir, eran relojes finos y de buena calidad. También los había de origen alemán o francés, pero fue por la década de los 70 que empezó a llegar la relojería con maquinaria japonesa y todo empezó a cambiar

Este cambio, dice, no fue del todo positivo para los relojeros, toda vez que la nueva producción que llegaba era de plásticos y de baja calidad.

Prácticamente con los de plástico no hay nada que hacer, las piezas son muy sensibles y si la quieres ´reparar ´se rompen. Ya no duran tantos años, por eso la gente dice, ´mejor lo tiro y me compro otro´, provocando que el negocio vaya a la baja

La dueña del negocio reconoce que actualmente muy pocos pueden denominarse relojeros, pues ya la mayoría, únicamente son "cambiadores de pilas y correas", y no porque no sepan armar y desarmar una maquinaria, sino porque ya no hay muchos clientes que soliciten el servicio.

Anteriormente al reloj se le daba gran valor por el lujo y calidad que tenían, tanto que, muchos Rolex, Omega, o Cartier, fueron heredados de generación en generación, los cuales durante años conservaron su funcionamiento al cien

Los relojes, dice, también se han ido sustituyendo por las nuevas tecnologías, en este caso por los celulares.

Todo el mundo tenía un reloj en la muñeca, ahora prefieren el celular, porque con este tienen infinidad de accesorios en un solo aparato

La señora Antonieta, dice que tanto ella como su padre se maravillaban de ver la evolución de los relojes con el paso de los años: de cuerda, automáticos y de pila, así como de cuarzo, de plata y de plástico.

“El reloj ha tenido una evolución muy importante: había unos de bolsillo con grabados muy hermosos, otros de pulso con extensibles de piel, muchos diseños muy bonitos con los que uno se quedaba impresionado; ahora, si uno quiere comprar un buen reloj de maquinaria suiza te cuestan arriba de los 30 mil pesos y ya la gente no se expone a traer algo tan caro”.

La tecnología ha evolucionado tanto que los relojes ya cuentan con funciones de celular, adaptaciones a las que dice, uno se debe adaptar.

“Aún así nosotros seguimos a su disposición en la 14 poniente 507 Centro para ayudarles en reparaciones pequeñas hasta la revisión completa de sus maquinarias”.

Paciencia y una memoria fotográfica, era parte de las habilidades que, los relojeros de antaño debían tener para llevar a cabo las reparaciones de los finos relojes que llegaban a sus manos, como los que en su momento desfilaron por el mostrador de la Relojería Casa García, negocio que a la fecha lleva más de 60 años ofreciendo el servicio de reparación.

Hoy, el negocio está a cargo de la señora María Antonieta García, quien reconoce que poco a poco estas casas de reparación han ido desapareciendo ante la llegada de relojes desechables, lo que provoca que las personas no tengan necesidad de reparar las maquinarias y opten por comprar un reloj nuevo.

Recuerda que, desde pequeña, estuvo muy involucrada en el negocio, debido a que su padre, el señor Teodoro García, fue el que inició con esta actividad a la que le dedicó la mayor parte de su vida.

Desde entonces la señora Antonieta estuvo muy familiarizada con los relojes, los cuales asegura, anteriormente eran de buena calidad, pues la mayoría de ellos eran de maquinaria suiza, lo que garantizaba su durabilidad.

Casi todos los relojes que nos llegaban eran de maquinaria suiza, es decir, eran relojes finos y de buena calidad. También los había de origen alemán o francés, pero fue por la década de los 70 que empezó a llegar la relojería con maquinaria japonesa y todo empezó a cambiar

Este cambio, dice, no fue del todo positivo para los relojeros, toda vez que la nueva producción que llegaba era de plásticos y de baja calidad.

Prácticamente con los de plástico no hay nada que hacer, las piezas son muy sensibles y si la quieres ´reparar ´se rompen. Ya no duran tantos años, por eso la gente dice, ´mejor lo tiro y me compro otro´, provocando que el negocio vaya a la baja

La dueña del negocio reconoce que actualmente muy pocos pueden denominarse relojeros, pues ya la mayoría, únicamente son "cambiadores de pilas y correas", y no porque no sepan armar y desarmar una maquinaria, sino porque ya no hay muchos clientes que soliciten el servicio.

Anteriormente al reloj se le daba gran valor por el lujo y calidad que tenían, tanto que, muchos Rolex, Omega, o Cartier, fueron heredados de generación en generación, los cuales durante años conservaron su funcionamiento al cien

Los relojes, dice, también se han ido sustituyendo por las nuevas tecnologías, en este caso por los celulares.

Todo el mundo tenía un reloj en la muñeca, ahora prefieren el celular, porque con este tienen infinidad de accesorios en un solo aparato

La señora Antonieta, dice que tanto ella como su padre se maravillaban de ver la evolución de los relojes con el paso de los años: de cuerda, automáticos y de pila, así como de cuarzo, de plata y de plástico.

“El reloj ha tenido una evolución muy importante: había unos de bolsillo con grabados muy hermosos, otros de pulso con extensibles de piel, muchos diseños muy bonitos con los que uno se quedaba impresionado; ahora, si uno quiere comprar un buen reloj de maquinaria suiza te cuestan arriba de los 30 mil pesos y ya la gente no se expone a traer algo tan caro”.

La tecnología ha evolucionado tanto que los relojes ya cuentan con funciones de celular, adaptaciones a las que dice, uno se debe adaptar.

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