La lluvia no impidió que San Felipe Hueyotlipan celebrara un año más la representación teatral de la vida de Cristo. El fervor religioso, pero también la diversión, marcó esta centenaria obra.
Ayer estaba todo listo en esta junta auxiliar del municipio de Puebla para resucitar por 163 ocasión la vida y muerte de Jesucristo. Vendedores informales, espectadores y más de 80 actores se arremolinaron en las inmediaciones del improvisado teatro para disfrutar de la función, llamada El Mártir de Gólgota. Exclamaciones, risas y bromas acompañaban cada escena en un ambiente festivo.
Sin embargo, pocos minutos antes de las 16:00 horas la lluvia atemorizó a los presentes. “Ya está tronando”, advirtió uno de los soldados romanos, al notar caer las primeras gotas. El público se guareció bajo las sombrillas, los puestos ambulantes se resguardaron bajo las casas y el piso se fusionó con los colores de las alfombras de flores y aserrín.
“Comúnmente –nos entorpece la lluvia- un poquito, pero nosotros le damos continuidad –a la representación- hasta acabar”, defendió Andrés Bravo Quintero, presidente de la Organización Teatral San Felipe Hueyotlipan A.C. “Esta obra es la mejor, le damos más realidad, más realismo, algo hay de bonito entre nosotros, yo creo que es la pasión”.
El realismo de San Felipe Hueyotlipan se tomó ayer algunas licencias. Jesucristo, caracterizado por el estudiante de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Luis Zamudio, se detuvo varias veces a beber refrescos y agua de Jamaica, que le ayudaron a soportar el difícil Vía Crucis. Los soldados romanos, a caballo, prefirieron cerveza Tecate, mientras hacían relinchar a las bestias a petición de los más pequeños.