Los esqueletos que halló el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el templo de San Francisco Javier podrían corresponder a personas que fallecieron a causa de epidemias, ya que en esos tiempos se permitía sepultar a los muertos en iglesias a falta de cementerios, refirió el arqueólogo, Eduardo Merlo Juárez.

En entrevista, refirió que el hallazgo no debe sorprender, ya que durante una intervención del Instituto en 1986 ya se habían encontrado restos humanos en ese lugar, de tal forma que los restos recientemente encontrados seguramente permitirán ampliar la información demográfica de aquella época.

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“Para hacer demografía, para saber el tipo de restos que se encontraron, si son de europeos, si son de mestizos, si son de indígenas, si tienen alguna enfermedad o algunos pertenecen a alguna epidemia, eso se puede ver, los antropólogos físicos son los que se encargarán de sacar toda esta información”, dijo.

Sobre la historia del templo de San Francisco Javier explicó que fue colegio para jóvenes indígenas y se acostumbraba que los alumnos que fallecieran fueran sepultados en el patio del templo, “es por eso que se están encontrando esqueletos”.

El ex arqueólogo del INAH, añadió que debido al periodo de la reforma, el inmueble se expropió y fue construida la penitenciaria, periodo en el que los presos “se enterraban en mismo lugar o donde se pudiera, en el piso de lo que fue la iglesia y entonces se convirtió en comedor, debajo de los patios, en fin, por eso está saturado de esqueletos”.

Incluso, agregó que el problema de las epidemias en Puebla provocó que en determinado momento las propias calles se ocuparan para sepultar a los muertos, motivo por el que la 13 sur, desde la Avenida Reforma hasta la 3 poniente “era un cementerio, así que si se escarbara saldrían los huesos”.

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El pasado martes, el INAH informó que durante las acciones de salvamento arqueológico que realiza en el templo de San Francisco Javier halló un grupo de entierros que podrían corresponder a la época de la intervención francesa y el imperio de Maximiliano de Habsburgo, entre 1862 y 1867.

Se trata de seis entierros primarios (cinco masculinos y uno femenino) y dos secundarios (uno con seis individuos y otro con 14). Para el tratamiento de los cuerpos, el INAH informó que analiza la posibilidad de instalar un laboratorio en el templo de San Francisco Javier.