Tianguis del trueque es una tradición que cada año convoca a adultos y a jóvenes a intercambiar productos duraderos y perecederos por algo que es necesario, en la familia, en la casa e incluso en la escuela. El evento anual que se realizó en la Plaza de la Concordia, no fue la excepción.
Vestidos por pulseras, comida por juguetes o artículos de cocina ancestral, hierbas aromáticas, collares, artesanías, entre otros, formaron parte de los intercambios.
Esperanza Velázquez buscaba un juguete para su hijo. Ella llegó desde San Lorenzo Chiautzingo para intercambiar manzanas. A pesar de no ser originaria de San Pedro, tiene alrededor de una década que acude al tianguis, que forma parte de la veneración a Quetzalcóatl.
Información oficial dice que el trueque se lleva a cabo cada 8 de septiembre en pleno corazón de San Pedro, y reúne a personas de localidades como San Nicolás de los Ranchos, Santa María Acuexcomac, San Gregorio Atzompa, Santa Isabel Cholula, Santa María Zacatepec, San Buenaventura Nealtican, e incluso de estados como Guerrero y Oaxaca.
Este es un rito prehispánico en la que se intercambian productos de valor por comida, ropa o artesanías y es único en su especie en México y forma parte de la veneración a la “serpiente emplumada”, uno de los principales dioses de la cultura mesoamericana.
Youssef Villaverde y Emilia Chapul, alumnos de la preparatoria 2 de Octubre de la BUAP, llegaron al tianguis a intercambiar algunos kilogramos de chile. Ellos estaban ahí realizando una actividad escolar, para que conocieran cómo se llevaban a cabo los intercambios en la época prehispánica. Emilia se llevó una pulsera negra.
Mientras los pasillos se inundaron de aroma de copal, muchas personas llevaban consigo bolsas con sus artículos para intercambiar. También había mirra e incienso en el ambiente, que enmarca la Feria del municipio.
María Felicitas Rueda es originaria de San Pedro Cholula y ella sabe que este tianguis ha permanecido durante muchos años, pues incluso lo recuerda cuando ella era niña, sin embargo, su madre, María Torres, no le inculcó visitar la plaza para hacer intercambios, pero ahora ella, sí enseña a sus hijas. Destacó que este tianguis es conocido por muchas personas que lo visitan cada año. María cambió un vestido por tres pulseras.