Hace dos años la vida de un niño de Aquixtla cambió por completo, pues fue violado por una persona a la que le tenía confianza: un sacerdote de su comunidad. Cuando se supo del hecho, los pobladores querían lincharlo, pero la familia del menor intervino para que se hiciera justicia en los tribunales. Desgraciadamente esa justicia no llegó y esta semana el diácono fue liberado y exonerado.
Por tal motivo, la Red Plural de Mujeres y la madre del niño afectado, alzaron la voz y pidieron a todas las autoridades, puntualmente al Tribunal Superior de Justicia (TSJ), al Consejo de la Judicatura y a la Arquidiócesis de Puebla, que tomen cartas en el asunto, que analicen la liberación de Gerardo N, por ser un peligro para la sociedad y que les brinden medidas precautorias.
La madre del niño se presentó en una conferencia de prensa para dar a conocer que el juez, Aarón Hernández Chino, otorgó un amparo y dejó libre al sacerdote que violó de su hijo, esto pese a que en el 2021 fue vinculado a proceso por el delito de violación equiparada en grado de tentativa y llevado a prisión. En suma, la madre reveló que este juez ha liberado a seis violadores de niños, por lo que pidió al TSJ, revisar su actuar.
Al preguntarle a la madre cómo ha sido su vida durante estos últimos dos años, no dudo en responder: ¡un infierno!. Incluso, en las audiencias la sentaron al lado del violador de su hijo, la revictimizaron y las autoridades le dijeron que tenían miedo que ella le hiciera daño, por lo que revisaron sus pertenencias para ver si no llevaba un arma.
“Estoy asustada, estoy enojada, estoy rota, son muchísimas cosas las que hoy indignan a esta familia (…) es un infierno, hemos cambiado de jueces, de ministerios públicos, hasta de gobernador del estado, es muy desgastante”, declaró.
El niño tenía siete años cuando ocurrió el hecho y solía ser alegre, soñador, inocente y “confiado”, hoy en día, con nueve años, todo cambió. Vive con miedo, ya no permite que nadie lo abrace, tiene miedo de que alguien le tome fotografías y le cuesta confiar en las personas. Su madre teme que, con la liberación, su recuperación emocional se complique.
“Está mal porque cada vez que hay un cambio tiene que presentarse a declarar. Ha tenido bastante ayuda psicológica, cambios de escuelas, cambios de casas, lo hemos ayudado de todas las formas, pero esto no se cura, esta carrera aun es larga y está consiente que es un héroe y que al decir la verdad pudo salvar a más niños, pero desgraciadamente las autoridades no le pudieron hacer justicia”, expuso la madre.
Pese a que el violador fue un miembro de la iglesia católica, la familia no pierde la fe, al contrario, incrementó. A Gerardo N, sólo lo ven como un infiltrado en donde la comunidad tenía que sentirse segura. Ahora sólo piden que la Arquidiócesis de Puebla no les de la espalda, pues solicitaron una reunión con Víctor Sánchez Espinosa, pero no acudió y el padre que los atendió “se lavó las manos” argumentado que el caso le corresponde a Hidalgo, ya que el padre estaba congregado en dicho estado.
La Red Plural de Mujeres se solidarizó con la familia y pidieron al Gobierno de Puebla, al TSJ, al Consejo de la Judicatura y a la Arquidiócesis de Puebla, no proteger violadores y pedófilos. Insistieron en revisar el trabajo del juez Aarón Hernández Chino y brindarles las medidas de seguridad correspondientes, pues, hasta el momento, ni una autoridad se ha acercado para otorgarles este mecanismo.