La atresia esofágica, una malformación congénita que consiste en la desconexión del esófago con el sistema digestivo que obstruye la ingesta de alimento y pone en riesgo la vida de uno de cada 3 mil pequeños al nacer, tiene como único tratamiento la práctica de una delicada cirugía en las primeras 48 horas.
Y para que los médicos cirujanos pediatras neonatales laparoscópicos estén listos para practicarlas, Elsa García Calleja, Ana Bárbara Pulido Vallejo, Jesús Raúl Rocca Castillo, Sebastián García Santaella e Israel Vázquez Mejía, estudiantes de la Licenciatura en Diseño Industrial de la IBERO Puebla, bajo la asesoría de Juan Domingo Porras Hernández, médico especialista del Hospital para el Niño Poblano (HNP), Gonzalo Hernández Pérez y Adolfo Torres Godínez, docentes del Departamento de Arte, Diseño y Arquitectura (DADA), crearon el año pasado, en la clase de Área de Síntesis y Evaluación (ASE) II, el MOSIQ, un instrumento que replica el tórax de un pequeño recién nacido y en el que los especialistas pueden entrenarse para la intervención.
En un dispositivo de apenas 18 centímetros, medida equiparable al pecho de un pequeño, los doctores pueden “ensayar” la cirugía prácticamente en las mismas condiciones que lo harían en el quirófano con un bebé como paciente.
El MOSIQ es un instrumento único en su tipo, que contribuye al entrenamiento de los especialistas para que estén cada vez más capacitados para atender a los pequeños diagnosticados con atresia esofágica.
“El estómago de un bebé es del tamaño de una nuez, entonces es un reto gigantesco para los médicos prepararse y hacer la cirugía para salvar la vida de los pequeños”, expuso Hernández Pérez. Asimismo, el catedrático resaltó que, por esta razón, ha sido patentado ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI) y se gestiona su producción en serie, de modo que muchos médicos en todo el país, puedan practicar las cirugías con el MOSIQ y salvar la vida de cientos de pequeños gracias a la vanguardia tecnológica que fomenta la IBERO Puebla