A 30 minutos de distancia del centro de la ciudad de Puebla, se encuentra la localidad de San Miguel Espejo, una comunidad en donde hay alrededor de 2 mil 267 habitantes y de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) la mayoría se encuentra en pobreza.
A través de los mapas interactivos que el Coneval elaboró con la herramienta Google Earth, se puede identificar que San Miguel Espejo está a 35 minutos del núcleo de la ciudad, es decir, un aproximado de 19.7 kilómetros. No obstante, sus pobladores presentan rezago educativo, no tienen acceso a todos los servicios de salud, y la calidad de su vivienda, así como alimentación es escasa.
De acuerdo con la plataforma, San Miguel Espejo está dentro de la región urbana del municipio de Puebla, pero sus rangos de pobreza están dentro del 50 y 70 por ciento, cuando en el corazón de la ciudad y en zonas como Angelópolis el porcentaje están entre el 0 al 34 por ciento.
Este medio realizó un recorrido en la comunidad y al entrar a la colonia, se pudo observar a niños trabajando, los menores arreglan baches y piden dinero para apoyarlos, también se pueden ver a infantes que arrean borregos y los que trabajan llevando cubetas de agua en las viviendas.
Los vecinos compartieron a este medio que nunca hay agua, a pesar que pagan el servicio, entre ellos cooperan para que una pipa se pueda repartir entre tres familias. No hay postes de luz y ellos improvisaron unos palos para que los cables no cuelguen, porque tampoco les han dado mantenimiento.
Al no tener luz, la inseguridad se ha disparado y a partir de las 19 y 20 horas, los colonos optan por no salir de sus casas. Hay que recordar que el pasado 20 de junio, tres hombres fueron hallados asesinados en inmediaciones de la junta auxiliar, los cuerpos tenían huellas de tortura y fueron descubiertos por campesinos que trabajan sus sembradíos frente a la hacienda en ruinas de San Miguel.
También las calles de San Miguel Espejo están en muy mal estado, sólo la avenida principal que es la Benito Juárez, está pavimentada, las demás están llenas de lodo, piedras y hasta hay residuos de animales como burros y vacas.
Lucila Amador, una de las vecinas, compartió que un gran porcentaje de las mujeres de esta comunidad trabajan recolectando frijoles, pero la paga es muy mala y no les alcanza para satisfacer todas sus necesidades. Los hombres también trabajan en el campo o la albañilería, mientras que los jóvenes que no consiguen trabajo y no pueden pagar la universidad optan por irse a Estados Unidos.
Los habitantes de esta zona, hicieron un llamado al nuevo gobernador, Luis Miguel Barbosa Huerta, para que los ayude a mejorar los servicios públicos, además para que los programas sociales lleguen, ya que, en pasadas administraciones, acudieron para anotarlos, pero la ayuda jamás llegó.