A Sandra la acosa un hombre desde hace un año. Lo conoció cuando tenía 17, ella trabajaba en un comercio y él acudió dos veces. No volvió a saber de él hasta hace 12 meses por redes sociales, fue ahí cuando le envío solicitud para ser amigos y la invitó a salir.
➡️ Únete al canal de El Sol de Puebla en WhatsApp para no perderte la información más importante
Me envió solicitud, lo acepté y empezamos a platicar. Después de un mes me dijo que saliéramos y yo le dije que no, que no estaba buscando una relación, me respondió que estaba bien, que podíamos ser amigos y después de tanta insistencia salimos, compartió.
Solo salieron una vez, pero fue suficiente para que Sandra tuviera miedo. Edgar N., le confesó que tenía problemas con el alcohol y con las drogas, que había estado anexado y que para rematar tenía esquizofrenia. Como ella tiene dos hijos, prefirió tomar distancia.
Me pidió que volviéramos a salir y yo le dije que no. Tiempo después en mis redes comencé a compartir a los lugares a donde iba con mis amigos o familia y él me reclamaba, me decía que por qué con ellos sí y con él no, comentó.
Lo bloqueó de todas las redes sociales existentes no sin antes decirle que sus actitudes no le gustaron y que su amistad no le abonaba en nada. Acto seguido, Edgar compro diferentes chips para poder marcarle y que ella pudiera contestar al no saber el teléfono.
Le mandó mensajes de diversos números y como ella no contestó, la empezó a esperar afuera de su domicilio. Lo encontraba al salir de su casa, al salir de su trabajo y hasta en el trayecto para dejar a sus hijos a la escuela.
Toda una semana me siguió cuando iba a dejar a los niños a la escuela y no conforme con generarme miedo empezó a decir que los niños eran suyos y muchas cosas sin sentido. Incluso empezó a seguir al papá de mis hijos para amenazarlo y ahora me ha ocasionado problemas con él, lamentó.
La madre de Sandra también se preocupó de esta situación y encaró a Edgar para pedirle que dejara en paz a su hija, pero esto resultó en que ahora también la espíe. Es decir, que acosa a Sandra, a sus dos hijos, a su ex pareja y a su mamá.
“Me dijo que a todos les va a dar piso para que nadie nos moleste y nos dejen ser felices. Mi mamá le dijo que no íbamos a caer en sus chantajes y que lo íbamos a demandar, pero ahí nos hemos encontrado en otras trabas”, declaró.
Cuando acudió a denunciar en la Fiscalía de Género, le dijeron que su denuncia no procedería porque no era “acoso sexual”, al que al ser “acoso simple”, debería acudir a la Fiscalía General ubicada en el bulevar 5 de Mayo. Al llegar a dicho organismo, le dijeron que por la índole de su caso tampoco era de su competencia.
Tal cual le dijeron que hasta que le sucediera algo más grave podrían proceder con su denuncia, antes no. Les explicó que ya tenía miedo por su vida y la de sus hijos, y que había ocasiones que hasta la amenizaba con entrar a su casa si no contestaba los mensajes, y solo así dieron paso a la carpeta de investigación.
Le asignaron un abogado de oficio y cómo pasaron los días le notificaron por correo que su caso sería archivado, que tenía 10 días para apelar la decisión. Acudió con el abogado para solicitar ayuda y éste respondió que estaba ocupado. Pasó el tiempo y concluyeron los 10 días.
Pese a que al abogado tiene videos de Edgar vigilándola en su moto, todas las conversaciones amenazantes y fotografías cerca de su domicilio, ya no quiso hacer más. Su argumento fue que no había pruebas suficientes.
Su madre no se quedó con los brazos cruzados, también interpuso su denuncia por acoso; y en últimos días, se agregó una denuncia más, pues Sandra estaba comiendo con un amigo y Edgar entró a golpearlo por celos. (La denuncia fue por lesiones).
A todo lo anterior, se suma que también golpeó al cuñado de Sandra. Le hablaron a los policías municipales y a una ambulancia, pero nunca llegaron. Esta denuncia también fue lesiones.
Pese a todo este panorama, las autoridades siguen sin hacerle caso y si decidió hacer público lo que ocurre es porque está desesperada y teme por su vida. Ya tiene ansiedad, todo el tiempo está a la defensiva y hay dos infancias de por miedo que no le interesan a las autoridades correspondientes.
Este material es con el fin de que le brinden la ayuda necesaria, ya que parece que nada puede parar a Edgar y Sandra tiene miedo que unos meses ella sea una cifra más de toda la violencia que se vive en Puebla.