La falta de certeza durante los recientes comicios, el uso de prácticas arraigadas con boletas electorales, la ausencia de división por parte de los poderes del estado, así como el uso de violencia política de género, fue lo que la presidenta municipal, Claudia Rivera Vivanco señaló como los principales factores que la llevaron a la derrota para mantener su cargo como edil durante un periodo más, el cual finalizará el próximo 14 de octubre.
A cuatro meses de que se llevó a cabo el proceso electoral para elegir presidente municipal en la capital poblana, la alcaldesa en turno hizo una introspección para evaluar los puntos que –desde su perspectiva- influyeron en su contra para continuar otros tres años al frente del ayuntamiento; además, hizo un balance de los obstáculos que enfrentó durante su gestión para cumplir algunas metas de su gobierno, entre las que atribuyó, la corrupción, el cambio de paradigmas y estereotipos.
Si bien, reconoció que sus estrategias de comunicación para lograr un acercamiento con la ciudadanía no fueron las mejores, señaló que hubo otros elementos externos que propiciaron para que los resultados no resultaran favorecedores.
“Hay algunos elementos que dependen de mí por supuesto, como la estrategia de comunicar… vimos que quedó limitada la manera de informar a la ciudadanía sobre las acciones que estábamos realizando; pero también, hubo otros elementos. Observamos que no hay una sana división de poderes y que algunas instituciones todavía tienen prácticas arraigadas y erróneas. Nos tocó observar y atestiguar que, el Instituto Electoral en el estado de Puebla anunció una semana antes del proceso electoral que iba a reimprimir las boletas que nos costaron cerca de 6 millones de pesos a las poblanas y los poblanos”, compartió en entrevista con El Sol de Puebla.
Estas prácticas, dijo, provocaron una destrucción e inequidad durante el proceso de la contienda, donde aseguró, hubo zonas en las que al abrir las urnas observaron que había boletas extendidas, es decir, sin un doblez, “prácticas que ya conocíamos ocurrían en el pasado y que hoy nos tocó confirmar que sí pasan”, aseguró.
Sin usar abiertamente el término, consideró que la denominada guerra sucia también fue otro elemento que dio pauta a este resultado desfavorable. “Como sabes, clonaron mi línea telefónica un día antes de la elección. Le hablaron a todos los contactos para decirles que no votaran por Morena, imagínate esa situación. El clonar una línea son prácticas que cuestan muy caras, además, hubo una carga mediática muy grande de la oposición. Todo eso es un conservadurismo –que también puede ser interno- y lo digo de manera objetiva”, destacó.
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Rivera Vivanco indicó que aunado a estos factores que ella pudo detectar, algunos observatorios que se encargan de analizar la violencia política de género, evidenciaron algunas prácticas a nivel nacional y local en las que, de acuerdo a las evaluaciones, este tipo de hechos impactaron en el desarrollo de las mujeres en la escena política, ya sea como militantes o como aspirantes a candidatas a un cargo de elección popular, como el que asegura, fue su caso.
“Todas estas incidencias, inequidades y desbalances ocurrieron, no solamente en el estado, no solamente en la capital, también en el país, y se observa que son elementos que incidieron en el resultado”, compartió.
Ante este panorama, la presidenta aseguró que lo que sigue es vigilar el funcionamiento de las instituciones y denunciar, no solamente en el área pública o mediática, sino institucionalizar las denuncias para aplicar y hacer valer el ejercicio de la ley.
RETOS DENTRO DE SU GOBIERNO
En otro orden de ideas, la alcaldesa también destacó que los retos que enfrentó durante su gobierno fueron muchos, como el hecho de recibir un municipio con finanzas no sanas y una deuda de 300 millones de pesos, una incidencia alta en el robo de hidrocarburos, una policía con pocos elementos y malos salarios, así como un escenario en el que no había recursos para iniciar proyectos propios.
A pesar de ello, enfatizó que hubo tres retos que consideró como los más complejos: el combate a la corrupción; el cambio de paradigmas y estereotipos; así como los perfiles políticos de la alcaldesa y el gobernador del estado.
“Yo creo que lo más complejo fue el combate a la corrupción. Y es complicado porque, un acto de corrupción es un problema de dos, del que pidió y el que dio (…) Otro punto es el cambio de paradigmas y romper estereotipos. En el propio cargo que me tocó desempeñar nunca había venido alguien de la sociedad civil y, entonces, no deja de haber resistencia de una clase política que históricamente tenía el control y el poder. A mí me toca ser la primera presidenta más joven que ha tenido el municipio de Puebla, y entonces, es romper esos estereotipos y cambiar esos paradigmas de dejar de ver a la gente joven como incapaz o inexperta”.
En un tercer punto señaló que el perfil político de la alcaldesa y del gobernador, Miguel Barbosa Huerta, provocó algunas diferencias que no permitieron un trabajo coordinado. “El señor gobernador es de un perfil que viene de años de hacer política en un formato muy tradicional, y yo pertenezco a un grupo de ciudadanas y de ciudadanos que estamos haciendo política, rompiendo paradigmas y haciéndolo en un nuevo traje a la medida: en nuestro formato, en nuestra esencia y eso no siempre gusta. Hoy me tocó ser tomadora de decisiones y evidentemente eso choca, pero nunca para impedir un trabajo coordinado, sin embargo, sí de tomar decisiones importantes que se contraponían a las que él tenía consideradas”.
Aunque la presidenta evitó decir de manera directa cómo concluye su relación con el gobernador, dejo entrever que las diferencias entre ambos siguen vigentes; y aunque adelantó que seguirá activa en ámbito político, no precisó cuál serán sus proyectos ahora que culmine su periodo como alcaldesa.