Semáforos que controlan el tránsito vehicular y a las unidadesde la línea 2 de la Red Urbana de Transporte Articulado (RUTA)pero exponen a los peatones de ser arrollados por los autos que seincorporan en varias intersecciones, abundan a lo largo de laAvenida 11 Norte-Sur.
Sólo en el crucero de la 11 Sur y 13 Poniente, justo en dondese encuentra una escuela primaria y en donde por 40 segundos elflujo vehicular en todos los sentidos es detenido por las lucesrojas de los semáforos, la gente puede cruzar la vialidad conmáxima seguridad.
Pero en el resto, los semáforos peatonales son sólo buenasintenciones por cuidar a quienes andan por su propio pie.
Y es que el común denominador en las intersecciones de la 11Sur con Avenida Reforma y las calles 25 Poniente, 27 Poniente,Circuito Juan Pablo II, 83 Poniente, Avenida Municipio Libre, 103Poniente, 105 Poniente, los accesos a la Unidad Habitacional SanBartolo y calle Acacias, es que los peatones deben librar a losautos que de la calle perpendicular, se incorporan a la vialidadque están por cruzar.
Y es que aunque en todos esos cruceros, los semáforos obligan alos conductores que circulan sobre la 11 Sur a detener su marcha eindican lapsos de entre 10 y 50 segundos para el paso de peatones,en la práctica estos no pueden hacerlo tranquilamente.
Todos, para cuidar su vida, deben voltear a uno o ambos lados eincluso a sus espaldas y asegurarse de que algún auto no se dirijaa ellos.
Marco Antonio Jiménez, un joven que pasa frecuentemente por laintersección de la 11 Sur y 25 Poniente reconoce que aunque lafigura luminosa de un hombrecillo en el semáforo indique elmomento de caminar, no es seguro, “porque hay muchos carros quedan vuelta, yo creo que no debería haber vuelta continua”,expresó.
El caso más delicado observado por El Sol de Puebla fue en elcrucero de 11 Sur y Avenida Municipio Libre o Las Torres, puescuando la luz verde concede el paso a los vehículos que van sobreesta segunda vialidad, varios aceleran el paso para dar vuelta a laizquierda, justo al mismo tiempo en que otras personas se disponena cruzar y prácticamente sin que noten o incluso, escuchen quealgún auto puede aproximarse a ellos, porque los toma casi por laespalda.
A decir de Guillermo, un señor que trabaja en el mercadoindependencia, no hay día en que el riesgo para los peatonesdisminuye, pues incluso los fines de semana, cuando la gente acudeal mercado a hacer sus compras para toda la semana, el tránsito depeatones y autos se incrementa, a la par del riego de quienes andanpor ahí.