Se llevó a cabo la XXXI procesión de Viernes Santo en el Centro Histórico de la Ciudad de Puebla. La imagen del Santo Niño doctor fue la que encabezó el recorrido y fue la primera caminata religiosa que dirigió Sergio Salomón Céspedes Peregrina como gobernador del estado. Se estiman más de 120 mil asistentes.
Como cada año, todo comenzó en la catedral de Puebla con el mensaje del arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, quien hizo un llamado a la reflexión y a dejar entrar a Jesús en las vidas para convertir el corazón de piedra en uno de carne. Recordó la importancia de la Semana Santa para sanar, para dejar rencores innecesarios y para ser mejores seres humanos.
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En todo momento estuvo acompañado del rector de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), Emilio Baños Ardavín, ya que esta institución fue la encargada de la organización.
Luego de sus palabras, arrancaron la procesión de Viernes Santo, que tuvo como lema: “Siguiendo a Cristo en torno a nuestro pastor. Indulgencia plenaria”.
Los personajes políticos que también llevaron la procesión fueron el gobernador del estado de Puebla, Sergio Salomón Céspedes Peregrina, el presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, el secretario de gobernación estatal, Julio Huerta y el diputado federal, Mario Riestra.
Este es el primer año que Céspedes Peregrina hace presencia en el evento como titular del Ejecutivo, ya que hace un año acudió, pero como presidente del Congreso local y el gobernador era Luis Miguel Barbosa Huerta.
Como este año encabezó el Santo Niño doctor del municipio de Tepeaca, durante todo el recorrido se pudieron escuchar varias porras en su honor y hasta músicos que corearon canciones para homenajearlo.
Los que guiaron la procesión fueron médicos de la región de Tepeaca, quienes se encargaron de llevar algunas frases religiosas y estandartes del niño santo. Este estandarte se lo acercaron a los enfermos, personas de la tercera edad o niños con alguna discapacidad para que mejoren.
En el trayecto, se pudo ver la calidez humana. Desde las personas que regalaron rosarios, comida, botellas de agua y frituras, hasta los que lloraron por la emoción de presenciar la gracia divina en su máxima expresión.
Se pudieron observar poblanos de todas las edades, ya que asistieron un gran número de familias que estuvieron conformadas desde bebés hasta adultos mayores. No obstante, se pudo ver más a personas de la tercera edad.
No obstante, hay que mencionar que en la calle 4 Oriente-Poniente hubo gran presencia de extranjeros. Desde los que estaban como espectadores en las calles hasta los que veían desde balcones. Justo en este calle hay hostales y los huéspedes que no son del país aprovecharon para presenciar la procesión.
La primera estación que se hizo fue en la iglesia mejor conocida como La Villita, ubicada en El Paseo Bravo. En este punto, se hizo un rosario en donde se pidió por la salud de el papa Francisco y la unidad de las familias poblanas.
“Este es el día más santo (…) llegamos al viernes más santo de todo el año en donde acompañamos a Jesús en su calvario (…) acerquémonos a él para tener ayuda en el momento más oportuno (….) de humilló por nosotros y por nosotros aceptó la muerte”, fue parte de la liturgia.
Posteriormente se dirigieron de nueva cuenta a la catedral de Puebla en donde franciscanos y niños scouts apoyaron con la organización.
Las imágenes religiosas que participaron fueron el Santo Niño doctor de Tepeaca, la Virgen de la Soledad, Jesús Nazareno de las Tres Caídas, Jesús de la Misericordia, la Virgen de los Dolores, Jesús Nazareno, del templo de San José y el Señor de las Maravillas, del templo de Santa Mónica.
