“Si la banqueta estuviera más amplia podríamos caminar mejor”

Belén Cancino

  · domingo 4 de septiembre de 2016

Foto: Julio César Martínez

Arriesgándose entre el tráfico controlado por dos voluntariosy rozando autos y microbuses, así caminan cientos de peatonessobre el puente de San Antonio Abad, para cruzar la autopistaMéxico-Puebla al oriente de la ciudad.

Lejos de la seguridad que debía proveerles caminar en el puenteubicado en el kilómetro 131+907 es un auténtico peligro paraquien tiene la necesidad de ir o venir entre las colonias MiguelHidalgo y San Diego Manzanilla.

Por sus características vehiculares y contar con un solo carrilen el puente se ocasiona gran embotellamiento en ambos extremos, loque en “horas pico” provoca una fila de autos que se prolongahasta 12 calles poniendo en riesgo a quienes van a pie.

Aspirar los gases recién combustionados de los autos es lo demenos porque al subir y bajar del puente se camina sobre elasfalto, a la par de ellos, a una distancia peligrosamente cercana,de menos de un metro y a veces incluso, de pocos centímetros.

Por eso, a no más de dos pasos bajando del asfalto, entre lahierba y para distanciarse de los autos, algunos se atreven acaminar en una vereda.

El camino se extiende paralelamente al muro de contención, poralgunos cuantos metros, 15 máximo, entre la hierba y copas deárboles crecidas.

Sin embargo, cuando se ha llegado a la cresta del cerro y no haymás camino por delante, la única alternativa para no volver sobresus pasos es brincar el muro de contención.

Pero la parte superior del puente no es mejor, porque labanqueta disponible para caminar es de no más de 30 centímetrosde ancho, de manera que los autos pasan a una distancia todavíamenor.

Y si se tiene la suerte de que alguien se dirija sobre la mismaacera pero en el sentido contrario, se tiene que elegir entreintentar permanecer en la banqueta y forzar a la otra persona atratar de continuar su camino también sobre la misma banqueta o deplano, que alguno bajo al arroyo vehicular.

El reto es mayor si algún escolar o trabajador trae la mochilaa la espalda, si las amas de casa traen las bolsas del mandado enlas manos, que significan una ampliación a su espacio vital, ypeor aún, si van acompañadas de su hijo o algún menor.