Sin agua de Valsequillo, sequía golpeará al campo y disparará precios de hortalizas

Conagua no han sido claras sobre la anulación de uno de los tres regadíos anuales para 2023, por lo que piden permisos para pozo

Daniel Cruz Cortés | El Sol de Puebla

  · viernes 24 de marzo de 2023

Presa de Valsequillo reporta 210 hm³, es decir, 26% menos que un año atrás y agricultores lo padecen. Foto: Julio César Martínes | El Sol de Puebla

Para hacer frente a la disminución hídrica en la presa Manuel Ávila Camacho, que se encuentra al 70.1 por ciento de su capacidad, siendo el nivel más bajo registrado previo a un año agrícola en los últimos 50 años, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) recortará uno de los tres regadíos previstos para 2023. Esto provocará que al menos 13 mil usuarios del Valle de Tecamachalco modifiquen sus cultivos en más de 20 mil hectáreas. Ante ello, agricultores y autoridades municipales se preparan para recibir la sequía que se avecina.

Cada año, la dependencia federal autoriza un monto específico para liberar el agua almacenada en el embalse durante un año anterior. Esto significa que las compuertas se abren por tiempo determinado, y la cantidad del líquido cambia conforme a las condiciones de la represa.

Por ejemplo, en 2022 se autorizaron 265 mil 38 millones de metros cúbicos (hm³), los cuales se dividieron en tres regadíos, y aún así el embalse terminó al 20 por ciento de su capacidad. No obstante, el volumen actual de la presa de Valsequillo es de 210.719 hm³, es decir, 26 por ciento menos que un año atrás.

Ante esa situación, según confirmaron fuentes municipales a este medio, la Conagua determinó disminuir de tres a dos regadíos este año, con el objetivo de optimizar el recurso hídrico que tiene actualmente la presa. De esta manera se suministrará menos líquido a las casi 20 mil 400 hectáreas de siembra que son beneficiadas con esa agua.

Pobladores resisten ante crisis hídrica

Obstinado, perseverante y aguerrido, así es don Tomás López, un hombre oriundo de Santa Isabel Tlanepantla, que ha dedicado 30 años de su vida a trabajar la tierra y sembrar, cada año, uno de los alimentos más importantes de la canasta básica y de la gastronomía mexicana, el maíz.

“Se ve que va a estar medio triste el año (...) esperemos en Dios que nos favorezca el agua, porque la verdad es que es triste (...) si no hay siembras, no comemos”, reconoce el hombre, en entrevista con El Sol de Puebla.

Compuertas de Valsequillo solo se abrirán dos veces; preocupa a 13 mil agricultores. Foto: Julio César Martínes | El Sol de Puebla

En el año 2022 perdió el 60 por ciento de sus cosechas de temporal debido a que las lluvias se ausentaron y ello agudizó la inédita sequedad que afectó entonces a miles de productores. Al final de ese año, don Tomás pidió un solo deseo: que 2023 fuera más húmedo y que nunca más volviera a experimentar una sequía como la de 2022.

Afligido por la escalofriante realidad y consciente de que la supresión de uno de los tres habituales regadíos que la Conagua ofrecía a los campesinos de la región en años pasados es muestra de que las cosas no van bien, el agricultor reconoce que su anhelo es cada vez menos optimista y realizable.

Sin embargo, pese a la adversidad, el señor Tomás se aferró a su fe divina, a su amor por la naturaleza y el campo que lo vio crecer, y en su deseo por sacar a su familia adelante. Así, aunque la reducción de agua será significativa para sus cultivos y ello representará un reto desconocido, sembrará la misma cantidad de semillas que el año pasado, pues está convencido de que “el que no arriesga no avanza”.

Para poder trasladar a los tres barcos, se trabaja en conjunto con la Secretaría de Administración. Foto: Cortesía Turismo Chignahuapan

Su plan no es parecer un hombre necio o empecinado. Al contrario, prefiere no quedarse de brazos cruzados y así dejar evidencia histórica de que el Valle de Tecamachalco ha sido olvidado en los últimos años por las autoridades federales ante las exigencias de productores, quienes piden la búsqueda de nuevos pozos.

También, asegura, espera que la población valore el esfuerzo de los campesinos de la región, quienes, pese a las condiciones climáticas cada vez más precarias, trabajan arduamente para garantizar el abasto de decenas de productos, como el maíz, en todo Puebla.

En un acto de impaciencia, pero también motivado por la esperanza, don Tomás construyó junto a su hijo y su hermano una canaleta alrededor de sus cultivos. Con ello busca almacenar el agua que antes se sedimentaba en la tierra y así optimizar hasta la última gota que llegue próximamente del embalse. No obstante, esto representó un gasto de casi 100 mil pesos, recurso que tuvo que pedir con sus consanguíneos.

“Lo que ahora tenemos que hacer es no desperdiciar, todos nuestros hermanos campesinos no deben desperdiciar el agua. Entre más la cuidemos, tendremos un poquito más de humedad para nuestras plantas, porque la verdad es que esto se está poniendo triste”, enfatiza.

Tecamachalco espera pérdidas de hasta 30 por ciento de cultivos en 2023

Fue en meses pasados cuando personal de la Conagua dio a conocer a los usuarios de la presa que 2023 tendría únicamente dos ciclos de riego, esto contrario a lo que ocurría anteriormente cuando la dependencia federal suministraba hasta tres regadíos anuales.

Esta noticia ya era temida desde el año pasado por Neftalí Valencia Román, regidor de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Recursos Naturales del ayuntamiento de Tecamachalco, quien, además, fue la autoridad que confirmó a esta casa editorial que la Conagua disminuirá de tres a dos los regadíos en 2023.

En entrevista con El Sol de Puebla, el funcionario detalló que la falta de lluvias observada el año pasado provocó varios cambios en la previsión de riesgos para los cultivos en el presente año. No obstante, reconoce angustiado que Tecamachalco no esquivará los daños enteros de la disminución de agua, pero sí reducirá los estragos.

Puebla sólo cuenta con dos humedales así, en Valsequillo y la presa Necaxa. Foto: Julio César Martínez | El Sol de Puebla

Apuntó que, en noviembre pasado, el gobierno municipal comenzó a socializar con los campesinos de ese municipio sobre la eventual escasez hídrica para el 2023 y sobre diversas técnicas para hacer más eficiente la captación de agua proveniente de la presa.

Análogamente, Ernesto Castro Rosas, director de Desarrollo Rural del municipio de Tecamachalco, acepta que los dos regadíos que perfila liberar la Conagua en las siguientes semanas, de los cuales el primero llegará el próximo 15 de abril, serán insuficientes ante la demanda agrícola en algunos puntos de la alcaldía.

“Ahora nada más van a ser dos riegos y, si no llueve, prácticamente nuestra cosecha será de un 30%. Sería una disminución bastante grave”, advierte Castro Rosas.

Conagua le cierra la llave a los agricultores de Tecamachalco. Foto: Julio César Martínes | El Sol de Puebla

Actualmente dicha demarcación ocupa el agua proveniente de dos de los seis módulos que la Conagua tiene en el distrito de riego 030. Por lo tanto, el funcionario municipal prevé que incluso sea necesario “comprar” agua a otros módulos para garantizar el abastecimiento hídrico en los cultivos de Tecamachalco, y para afrontar la canícula que empezará en abril.

“El volumen concesionado no es suficiente para regar las hectáreas que tiene el módulo tres. ¿Qué significa esto? Pues que se tiene que comprar un volumen a los módulos que tienen concesión de más, como el seis, que es de Tepanco de López. Ahí la gente está dejando de sembrar, por lo tanto, les sobra agua”, comenta.

Hasta antes de 2022 cada una de las 6 mil 600 hectáreas fértiles en Tecamachalco permitían la cosecha de alrededor de 16 toneladas de producto, en promedio. El año pasado esa cifra bajó a 10 toneladas, y en 2023 se perfila a que haya una reducción de 30 por ciento en la producción, en comparación con 2022.

Ante ese contexto, el regidor Valencia Román indicó que al menos 2 mil de los 3 mil 500 campesinos que cosechan en la demarcación ya forman parte del programa de tecnificación, con el cual se han compartido los conocimientos para desarrollar herramientas de captación de aguas, y con ello incentivar otros métodos de riego más eficientes, como es el de goteo. De esta manera, se espera que los productores sean capaces de optimizar el recurso hídrico de forma independiente.

Agua de Valsequillo no es suficiente

En el municipio de Tlanepantla, Ramiro López, quien desde hace poco siembra aguacates, reconoce que cultivos como el suyo no pueden ser hidratados con el agua de la presa de Valsequillo, pues la contaminación antropogénica afecta la calidad de los alimentos.

No obstante, para muchos productores de la región el agua del embalse es la única oportunidad para cosechar, por ende, sus opciones son limitativas a los alimentos que absorben la menor cantidad de contaminantes.

“Tiene uno la necesidad de comer y tiene uno hambre. ¿Qué les mandamos a la ciudad?, con todo respeto. Entonces, hay que trabajar (…) aquí nos hace falta un pozo (…) hay que luchar”, expone el campesino.

Para personas como Ramiro, que buscan diversificar la producción agrícola en la región, la situación es más compleja todavía. Aunque asegura que desde hace varios años han solicitado intervención de autoridades federales y estatales para buscar un nuevo pozo en la zona, sus demandas no han sido atendidas.

Esta situación provoca análogamente que haya quienes, ante la desesperación, busquen perforar pozos de forma irregular, afectando las cualidades del acuífero, entre otras consecuencias, señala el productor de aguacates.

Foto: Martín Gómez | El Sol de Acapulco.

Autoridades federales no han informado sobre cese de riego en algunos municipios

En esa misma demarcación, la señora María Elena Arrieta, campesina poblana dedicada al cultivo de maíz, sorgo y alfalfa, confiesa a este equipo periodístico que las autoridades de la Conagua no han sido claras sobre la anulación de uno de los tres regadíos anuales para 2023.

Esta situación provoca, entre otras cosas, que no pueda organizar sus siembras y que haya incertidumbre sobre sus cultivos.

“Me hace pensar en qué va a pasar el día de mañana, porque realmente el maíz es un sustento, no sólo para uno, sino para muchas familias; mucha gente que estamos acostumbrados a la tortilla, entonces, realmente nos afecta y nos preocupa a muchos”, reconoce angustiada.

En otros años, asegura, durante las últimas semanas de marzo los diversos agricultores ya esperaban ansiosos la llegada del agua de Valsequillo. Todos se organizaban para realizar faenas y buscar que las canaletas estuviesen lo más limpias posible, sin embargo, hasta el 23 de marzo ningún productor había sido convocado para dicha faena.

“En otros años yo recuerdo que ahorita en marzo era cuando nos mandaban el primer riego, a finales, a más tardar (...) ahorita no han avisado, pero supuestamente viene hasta abril (...) Con el tiempo se va a poner más difícil, pero sólo con la bendición de Dios irla pasando”, opina.

Para doña María Elena el hecho de que en 2023 la presa Manuel Ávila Camacho tenga 30 por ciento menos agua que un año atrás es algo catastrófico, especialmente porque ella vivió en carne propia la sequía de 2022, evento climático que ocasionó la pérdida del 60 por ciento de sus cultivos.

Aunque esa sequedad ocasionada por la falta de lluvias y el aumento térmico juega indudablemente en contra de cualquier escenario optimista, la agricultora poblana resalta que la cosecha es su única esperanza de vida y progreso, tanto para ella como para su familia. Aunado a ello, no le queda más que aprovechar las tierras que con esfuerzo adquirió hace años, cuando pensó que la prosperidad del campo sería más longeva.

Otras amenazas

A propósito, el hijo de la señora María Elena, Édgar López Arrieta, quien decidió seguir el legado de su familia en la cosecha de maíz, comparte a El Sol de Puebla que la falta de suministro hídrico no es el único óbice para sus cultivos.

En años recientes sus sembradíos han sido víctimas de la infestación de plagas, afectando sobre todo a los cultivos de maíz y alfalfa.

El problema es que la merma y la reducción en la producción ha provocado que sus ingresos disminuyan. No obstante, el costo de plaguicidas y fertilizantes no ha tenido el mismo efecto que sus ganancias, al contrario, han incrementado su costo.

Actualmente posee junto a sus familiares un total de 20 hectáreas fértiles distribuidas en varios lotes agrícolas de Tlanepantla. Para cada hectárea requiere por lo menos de tres bultos de ese producto, y cada uno le cuesta hasta mil 500 pesos. Aunado a ello, debe adquirir suplementos y “medicamentos” para los cultivos invadidos por la plaga.

Hay que recordar que en la edición del 23 de marzo, este medio dio a conocer que el académico e investigador de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), Francisco Javier Sánchez Ruiz, calificó como “preocupante” que 2023 será el año más crítico, desde la década de 1960, para el embalse y el Valle de Tecamachalco.

Finalmente, cabe mencionar que, aunque autoridades municipales confirmaron a El Sol de Puebla que el primer regadío de 2023 llegará el 15 de abril y el segundo ocurrirá a finales de mayo o inicios de junio, se buscó conocer la postura de la Conagua al respecto. No obstante, se informó que se ofrecerá información detallada en las próximas horas.