/ viernes 21 de agosto de 2020

Sobrevivir a las clases online sin tecnología, un reto latente

Si bien es cierto que cada vez hay mayor conectividad a la red, es a través de un teléfono y no desde una computadora: expertos

Tener o no acceso a la tecnología en casa para este regreso a clases a distancia, puede marcar la diferencia entre mejorar o empeorar el rezago educativo que arrastra Puebla desde hace años y que hoy supone un riesgo de aumentar la brecha educacional entre los alumnos que tengan o no las herramientas para sobrevivir al curso escolar que se avecina.

La tecnología se volvió pieza clave en este reto educativo que está por iniciar a partir del próximo 24 de agosto, pues si bien esta modalidad tiene sus ventajas en cuanto a cobertura, esta se ve condicionada a factores económicos de los alumnos que tengan acceso a internet, computadoras, televisión y hasta electricidad en zonas de extrema pobreza.

Las cifras del INEGI resultan engañosas, pues si bien a nivel nacional el 92.5 por ciento de la población tiene acceso a la televisión, solo el 44.3 por ciento cuenta con computadora y 56.4 por ciento con conexión a internet, herramientas que serán indispensables para la retroalimentación de los alumnos y hacer sus tareas, independientemente de las clases por televisión.

A pesar de que vivimos en una era donde la tecnología está en constante evolución y la vida parece girar en torno a la web y los teléfonos inteligentes, llevar la escuela a la casa no ha resultado tarea fácil y aún hay queda mucho por hacer para que la educación sea trasladada sin titubeos a todos los hogares, tanto del estado, como del país, en los que se cumple la medida de aislamiento preventivo por la pandemia del coronavirus.

Este lunes, dará inicio el ciclo escolar 2020-2021 en todo México y cerca de 30 millones de estudiantes mexicanos reiniciarán clases a distancia, ya sea de manera virtual o mediante el programa “Aprende en casa ll” de la SEP, que se transmitirá en televisión abierta para los alumnos de preescolar, primaria, secundaria y bachillerato, durante todos los días, en un horario que abarca las 7:30 y las 23:00 horas.

LO POSITIVO Y LO NEGATIVO DEL USO DE TECONOLOGÍAS PARA EL ESTUDIO

Como todo lo nuevo, el sistema a distancia tiene sus ventajas y sus desventajas, pues a pesar de que, entre las bondades de la tecnología, está el “facilitar” el aprendizaje no presencial, también están aquellos panoramas en donde las decadencias económicas serán uno de los principales obstáculos para que no se efectúe.

Si bien, es cierto que el uso de internet y celular parecen “ser comunes” y tener cada día más alcance, al igual que la televisión, es importante recordar que, en Puebla, las dificultades financieras y problemas que enfrentan los hogares menos favorecidos, ubican al 60 por ciento de la población en el estado como “pobres” y 23 por ciento en riesgo de serlo, según el Informe de Pobreza y Evaluación 2020 del Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

De acuerdo a María del Carmen Mora Ávila, psicóloga, maestra en ciencias de la educación, psicoterapeuta y catedrática de la facultad de Educación en los posgrados UPAEP, existen pros y contras de esta “nueva normalidad” que se vivirá dentro del sistema educativo.

De entrada, una de las ventajas que ella considera es el poder del alcance, es decir, de llegar a muchos lugares tanto en la ciudad como en el estado, haciendo más sencillo el acceso a las clases dado el uso de las plataformas o la televisión cuando se trate de la educación pública. Sin embargo, la contra de esta situación, es la desventaja en oportunidades para tener acceso a un equipo de cómputo, a servicio de internet o en el peor de los escenarios, a un televisor o al servicio de luz.

“Ya ni hablar de aquellos que solo van a tener el libro de texto o acceso a radio, que la radio serviría igual que la televisión, pero mucho menos estimulante, pero es la misma relación pedagógica. Aquí el reto es para las familias más vulnerables porque implica que tengan las mínimas condiciones para que el acto educativo se dé, para que el estudiante se pueda educar, pero se nos olvida que las familias de México –en esta lógica de la desigualdad- son diversas”, confiesa Rodolfo Cruz Vadillo, académico e investigador de la Facultad de Educación de la UPAEP.

Eso, sin dejar de mencionar que, el hecho de contar con internet en el hogar, no garantiza poseer el equipo necesario para tomar clases a distancia. “La mayoría de los conectados a una red tenemos celular, pero eso no quiere decir que tengamos una computadora o que tengamos contratado un internet de paga en la casa”, argumenta Cruz Vadillo.

Por otra parte, están aquellos estudiantes que sí cuentan con una computadora, pero la tienen que compartir con la familia, ya sea con los padres que se encuentran haciendo “home office” o con los hermanos que también estén estudiando.

En el mejor de los casos, están las familias en los que cada integrante tiene acceso a un equipo de cómputo, sin embargo, el escenario complicado sigue, incluso para aquellos que dicen tener acceso al internet. “El hecho de que yo tenga internet no quiere decir que mi ancho de banda me pueda permitir el acceso a los contenidos como una videoconferencia, por ejemplo, o un ancho de banda que aguante para que todos estén conectados y trabajando al mismo tiempo”, añade.

El grupo que sigue, son aquellos del sector de escuelas públicas que harán uso de la televisión, quienes, de igual manera que los de aprendizaje virtual, sufrirán de las mismas carencias en cuanto a la cantidad de aparatos y sobre todo de personas que los estén asistiendo.

“No sé cómo se va a implementar una cuestión donde son 3 o 4 niños, cada uno en diferente nivel ¿hay tres teles en casa? ¿hay cuatro tutores? Yo estoy pesimista, pero ojalá se esté contemplando que hay diferentes velocidades y contextos de aprendizaje, que hay diferentes todo…y eso en una escuela se puede regular, pero a nivel nacional, yo creo que, si necesitaríamos otro tipo de procesos”, afirma Julio César Penagos Corzo, profesor en psicología de UDLAP.

Otro de los puntos a favor que la María del Carmen Mora encuentra en el aprendizaje a distancia –principalmente en las ciudades y espacios urbanos-, es el ahorro en la economía. Si bien, es cierto que los servicios de luz o internet puedan incrementar, los gastos se pueden compensar con la disminución de costos en cuanto a pasajes y gasolinas se refiere, para los traslados de casa-escuela y escuela-casa.

Un tercer beneficio y quizá uno de los más importantes en el sistema en línea -principalmente en el uso de las plataformas- es que se puede tener acceso a la clase en diferentes momentos, ya sea a base de repeticiones o grabaciones, incluso, en diferentes momentos a lo largo del periodo escolar, lo que permitirá al alumno que tenga una revisión constante a lo largo del ciclo académico.

“Puede haber la posibilidad de que, si alguna de las clases no es síncrona o si ya lo fue, con materiales posterior a la clase, pueda representar una ventaja para el aprendizaje, es decir, como un reforzamiento del mismo. O incluso si durante la clase no se entendió algún tipo de contenido, puede haber un repaso al ver nuevamente el material para que quede más claro eso que no se entendió”, asevera la psicóloga.

Una situación similar pasará con la educación por tele, en donde las barras de programación se transmitirán en diversos horarios y canales de televisión para poder ser consultadas en el tiempo que, tanto el menor, las madres, padres o tutores, tengan disponible; a diferencia de que éstas solo podrán repetirse en el mismo día.

Empero a este contexto, la psicóloga Mora Ávila advierte que, probablemente, también pueda existir un grupo de estudiantes que requieran más atención, es decir, un tiempo extra al de la clase, circunstancia que en una situación presencial se puede detectar y resolver sin problema, en cambio, en la educación en línea pudiera ser perjudicial para este tipo de alumnos ya que el profesor no puede darse cuenta con tanta facilidad, cuando un escolar requiere de esa atención mucho más específica.

Por otra parte, una de las grandes desventajas que puede existir para el proyecto “Aprende en casa ll”, en opinión de Rodolfo Cruz, es la falta de interacción entre profesor y alumno, ya que, a pesar de que esta estrategia se ha presentado para resolver el problema, la discusión sólo quedo a nivel de acceso.

“Se dice que como la población tiene acceso a la televisión, entonces puede tener acceso al contenido, pero se nos olvida que el acto educativo no solo se limita a que yo tenga acceso al contenido, sino que tiene que ver con una serie de relaciones, interacciones, apoyo, contactos, diálogo, que son muy importantes para apoyar a los estudiantes y creo que este elemento no fue discutido todavía, y estamos esperando porque creo que ese es el principal reto”, manifiesta.

Finalmente, Noé Ramiro Beristain, vicepresidente de la Asociación Estatal de Padres de Familia expone que el estado o el gobierno no consideró, que en uno o en muchos hogares, se tiene por lo menos dos hijos en diferentes niveles y, a menos que sean horarios diferentes, se requieren dos aparatos.

“El gobierno es por donde debería de empezar, que en casa pudiera haber una pantalla de un tamaño regular porque también hablamos que por el teléfono no se puede estar recibiendo una clase o en una pantalla muy pequeña, bueno, sí se puede, pero lo ideal sería tener una pantalla de medidas más visibles”, explica, por lo que pide a las autoridades considerar brindar el apoyo, por lo menos a los hogares más desprotegidos, para que las familias puedan tener acceso a esta educación.

FAMILIAS EN ZONAS CON REZAGO TECNOLÓGICO

Adela Luna Domínguez es una ama de casa y comerciante de zapatos que vive la junta auxiliar de San Miguel Espejo, en el municipio de Puebla. Su hijo de cuatro años está por cursar el segundo grado de preescolar, en el Jardín de Niños Tláloc (de servicio público) y desde finales del curso pasado, tuvo que gastar en recargas para su celular, pues las tareas, las actividades y cualquier asunto escolar era tratado solo vía WhatsApp.

En su opinión, el regreso a clases a distancia es malo porque en su comunidad, no todos cuentan herramientas necesarias para efectuar el aprendizaje desde su casa, ya que la gran mayoría vive del campo. “Aquí no todos tienen celular y mucho menos internet, unos a duras penas si tienen para comer como para estar pagando en ese servicio, aparte pues como es un pueblo pequeño a veces no hay ni señal. Hay papás que sus niños están en el preescolar pero la verdad ni ellos mismos saben leer, así ¿cómo les van a poder enseñar?”, confiesa.

Por otra parte, expresa que, con el nuevo sistema de enseñanza por televisión, en su caso, solo cuenta con un televisor pequeño que a veces tiene que estar acomodando con dificultad para que la antena pueda agarrar señal. “Radio tampoco tengo y ojalá los maestros nos apoyen porque hay demasiada gente que no tiene nada de material o algo para ver las clases de sus hijos, no tienen internet, teléfono, radio o tele”, pronuncia.

Asimismo, hace un llamado a las autoridades para que les faciliten la llegada de libros o la presencia de alguien que los guíe u oriente en este nuevo ciclo escolar, y de esta manera, que las familias puedan dar acompañamiento a sus hijos para que aprendan y cumplan con sus actividades escolares, ya que el curso pasado, confiesa que varias mamás del mismo preescolar, no pudieron efectuar las tareas ni dar seguimiento al programa, debido a que no les llegaba el aviso y no sabían con quién acudir para que les explicaran qué hacer y cómo hacerlo.

Tener o no acceso a la tecnología en casa para este regreso a clases a distancia, puede marcar la diferencia entre mejorar o empeorar el rezago educativo que arrastra Puebla desde hace años y que hoy supone un riesgo de aumentar la brecha educacional entre los alumnos que tengan o no las herramientas para sobrevivir al curso escolar que se avecina.

La tecnología se volvió pieza clave en este reto educativo que está por iniciar a partir del próximo 24 de agosto, pues si bien esta modalidad tiene sus ventajas en cuanto a cobertura, esta se ve condicionada a factores económicos de los alumnos que tengan acceso a internet, computadoras, televisión y hasta electricidad en zonas de extrema pobreza.

Las cifras del INEGI resultan engañosas, pues si bien a nivel nacional el 92.5 por ciento de la población tiene acceso a la televisión, solo el 44.3 por ciento cuenta con computadora y 56.4 por ciento con conexión a internet, herramientas que serán indispensables para la retroalimentación de los alumnos y hacer sus tareas, independientemente de las clases por televisión.

A pesar de que vivimos en una era donde la tecnología está en constante evolución y la vida parece girar en torno a la web y los teléfonos inteligentes, llevar la escuela a la casa no ha resultado tarea fácil y aún hay queda mucho por hacer para que la educación sea trasladada sin titubeos a todos los hogares, tanto del estado, como del país, en los que se cumple la medida de aislamiento preventivo por la pandemia del coronavirus.

Este lunes, dará inicio el ciclo escolar 2020-2021 en todo México y cerca de 30 millones de estudiantes mexicanos reiniciarán clases a distancia, ya sea de manera virtual o mediante el programa “Aprende en casa ll” de la SEP, que se transmitirá en televisión abierta para los alumnos de preescolar, primaria, secundaria y bachillerato, durante todos los días, en un horario que abarca las 7:30 y las 23:00 horas.

LO POSITIVO Y LO NEGATIVO DEL USO DE TECONOLOGÍAS PARA EL ESTUDIO

Como todo lo nuevo, el sistema a distancia tiene sus ventajas y sus desventajas, pues a pesar de que, entre las bondades de la tecnología, está el “facilitar” el aprendizaje no presencial, también están aquellos panoramas en donde las decadencias económicas serán uno de los principales obstáculos para que no se efectúe.

Si bien, es cierto que el uso de internet y celular parecen “ser comunes” y tener cada día más alcance, al igual que la televisión, es importante recordar que, en Puebla, las dificultades financieras y problemas que enfrentan los hogares menos favorecidos, ubican al 60 por ciento de la población en el estado como “pobres” y 23 por ciento en riesgo de serlo, según el Informe de Pobreza y Evaluación 2020 del Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

De acuerdo a María del Carmen Mora Ávila, psicóloga, maestra en ciencias de la educación, psicoterapeuta y catedrática de la facultad de Educación en los posgrados UPAEP, existen pros y contras de esta “nueva normalidad” que se vivirá dentro del sistema educativo.

De entrada, una de las ventajas que ella considera es el poder del alcance, es decir, de llegar a muchos lugares tanto en la ciudad como en el estado, haciendo más sencillo el acceso a las clases dado el uso de las plataformas o la televisión cuando se trate de la educación pública. Sin embargo, la contra de esta situación, es la desventaja en oportunidades para tener acceso a un equipo de cómputo, a servicio de internet o en el peor de los escenarios, a un televisor o al servicio de luz.

“Ya ni hablar de aquellos que solo van a tener el libro de texto o acceso a radio, que la radio serviría igual que la televisión, pero mucho menos estimulante, pero es la misma relación pedagógica. Aquí el reto es para las familias más vulnerables porque implica que tengan las mínimas condiciones para que el acto educativo se dé, para que el estudiante se pueda educar, pero se nos olvida que las familias de México –en esta lógica de la desigualdad- son diversas”, confiesa Rodolfo Cruz Vadillo, académico e investigador de la Facultad de Educación de la UPAEP.

Eso, sin dejar de mencionar que, el hecho de contar con internet en el hogar, no garantiza poseer el equipo necesario para tomar clases a distancia. “La mayoría de los conectados a una red tenemos celular, pero eso no quiere decir que tengamos una computadora o que tengamos contratado un internet de paga en la casa”, argumenta Cruz Vadillo.

Por otra parte, están aquellos estudiantes que sí cuentan con una computadora, pero la tienen que compartir con la familia, ya sea con los padres que se encuentran haciendo “home office” o con los hermanos que también estén estudiando.

En el mejor de los casos, están las familias en los que cada integrante tiene acceso a un equipo de cómputo, sin embargo, el escenario complicado sigue, incluso para aquellos que dicen tener acceso al internet. “El hecho de que yo tenga internet no quiere decir que mi ancho de banda me pueda permitir el acceso a los contenidos como una videoconferencia, por ejemplo, o un ancho de banda que aguante para que todos estén conectados y trabajando al mismo tiempo”, añade.

El grupo que sigue, son aquellos del sector de escuelas públicas que harán uso de la televisión, quienes, de igual manera que los de aprendizaje virtual, sufrirán de las mismas carencias en cuanto a la cantidad de aparatos y sobre todo de personas que los estén asistiendo.

“No sé cómo se va a implementar una cuestión donde son 3 o 4 niños, cada uno en diferente nivel ¿hay tres teles en casa? ¿hay cuatro tutores? Yo estoy pesimista, pero ojalá se esté contemplando que hay diferentes velocidades y contextos de aprendizaje, que hay diferentes todo…y eso en una escuela se puede regular, pero a nivel nacional, yo creo que, si necesitaríamos otro tipo de procesos”, afirma Julio César Penagos Corzo, profesor en psicología de UDLAP.

Otro de los puntos a favor que la María del Carmen Mora encuentra en el aprendizaje a distancia –principalmente en las ciudades y espacios urbanos-, es el ahorro en la economía. Si bien, es cierto que los servicios de luz o internet puedan incrementar, los gastos se pueden compensar con la disminución de costos en cuanto a pasajes y gasolinas se refiere, para los traslados de casa-escuela y escuela-casa.

Un tercer beneficio y quizá uno de los más importantes en el sistema en línea -principalmente en el uso de las plataformas- es que se puede tener acceso a la clase en diferentes momentos, ya sea a base de repeticiones o grabaciones, incluso, en diferentes momentos a lo largo del periodo escolar, lo que permitirá al alumno que tenga una revisión constante a lo largo del ciclo académico.

“Puede haber la posibilidad de que, si alguna de las clases no es síncrona o si ya lo fue, con materiales posterior a la clase, pueda representar una ventaja para el aprendizaje, es decir, como un reforzamiento del mismo. O incluso si durante la clase no se entendió algún tipo de contenido, puede haber un repaso al ver nuevamente el material para que quede más claro eso que no se entendió”, asevera la psicóloga.

Una situación similar pasará con la educación por tele, en donde las barras de programación se transmitirán en diversos horarios y canales de televisión para poder ser consultadas en el tiempo que, tanto el menor, las madres, padres o tutores, tengan disponible; a diferencia de que éstas solo podrán repetirse en el mismo día.

Empero a este contexto, la psicóloga Mora Ávila advierte que, probablemente, también pueda existir un grupo de estudiantes que requieran más atención, es decir, un tiempo extra al de la clase, circunstancia que en una situación presencial se puede detectar y resolver sin problema, en cambio, en la educación en línea pudiera ser perjudicial para este tipo de alumnos ya que el profesor no puede darse cuenta con tanta facilidad, cuando un escolar requiere de esa atención mucho más específica.

Por otra parte, una de las grandes desventajas que puede existir para el proyecto “Aprende en casa ll”, en opinión de Rodolfo Cruz, es la falta de interacción entre profesor y alumno, ya que, a pesar de que esta estrategia se ha presentado para resolver el problema, la discusión sólo quedo a nivel de acceso.

“Se dice que como la población tiene acceso a la televisión, entonces puede tener acceso al contenido, pero se nos olvida que el acto educativo no solo se limita a que yo tenga acceso al contenido, sino que tiene que ver con una serie de relaciones, interacciones, apoyo, contactos, diálogo, que son muy importantes para apoyar a los estudiantes y creo que este elemento no fue discutido todavía, y estamos esperando porque creo que ese es el principal reto”, manifiesta.

Finalmente, Noé Ramiro Beristain, vicepresidente de la Asociación Estatal de Padres de Familia expone que el estado o el gobierno no consideró, que en uno o en muchos hogares, se tiene por lo menos dos hijos en diferentes niveles y, a menos que sean horarios diferentes, se requieren dos aparatos.

“El gobierno es por donde debería de empezar, que en casa pudiera haber una pantalla de un tamaño regular porque también hablamos que por el teléfono no se puede estar recibiendo una clase o en una pantalla muy pequeña, bueno, sí se puede, pero lo ideal sería tener una pantalla de medidas más visibles”, explica, por lo que pide a las autoridades considerar brindar el apoyo, por lo menos a los hogares más desprotegidos, para que las familias puedan tener acceso a esta educación.

FAMILIAS EN ZONAS CON REZAGO TECNOLÓGICO

Adela Luna Domínguez es una ama de casa y comerciante de zapatos que vive la junta auxiliar de San Miguel Espejo, en el municipio de Puebla. Su hijo de cuatro años está por cursar el segundo grado de preescolar, en el Jardín de Niños Tláloc (de servicio público) y desde finales del curso pasado, tuvo que gastar en recargas para su celular, pues las tareas, las actividades y cualquier asunto escolar era tratado solo vía WhatsApp.

En su opinión, el regreso a clases a distancia es malo porque en su comunidad, no todos cuentan herramientas necesarias para efectuar el aprendizaje desde su casa, ya que la gran mayoría vive del campo. “Aquí no todos tienen celular y mucho menos internet, unos a duras penas si tienen para comer como para estar pagando en ese servicio, aparte pues como es un pueblo pequeño a veces no hay ni señal. Hay papás que sus niños están en el preescolar pero la verdad ni ellos mismos saben leer, así ¿cómo les van a poder enseñar?”, confiesa.

Por otra parte, expresa que, con el nuevo sistema de enseñanza por televisión, en su caso, solo cuenta con un televisor pequeño que a veces tiene que estar acomodando con dificultad para que la antena pueda agarrar señal. “Radio tampoco tengo y ojalá los maestros nos apoyen porque hay demasiada gente que no tiene nada de material o algo para ver las clases de sus hijos, no tienen internet, teléfono, radio o tele”, pronuncia.

Asimismo, hace un llamado a las autoridades para que les faciliten la llegada de libros o la presencia de alguien que los guíe u oriente en este nuevo ciclo escolar, y de esta manera, que las familias puedan dar acompañamiento a sus hijos para que aprendan y cumplan con sus actividades escolares, ya que el curso pasado, confiesa que varias mamás del mismo preescolar, no pudieron efectuar las tareas ni dar seguimiento al programa, debido a que no les llegaba el aviso y no sabían con quién acudir para que les explicaran qué hacer y cómo hacerlo.

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