/ martes 26 de julio de 2016

Soportan largas jornadas y groserías de clientes, son los ‘viene, viene’

Cuidar coches en centros comerciales y supermercados puede dejarganancias de 50 a 250 pesos por las

que se reciben. Sin embargo, los vigilantes deben enfrentarse ajornadas laborales de 14 horas diarias, en la mayoría de loscasos, y a la prepotencia con que algunos automovilistas lostratan, quienes en ocasiones los llegan a agredir físicamente.

Los ingresos de este oficio (de “viene, viene”) dependen dela cantidad de automóviles que acudan a las plazas comerciales,pues al ser voluntarios, no reciben un salario base para realizarsu actividad. Por ello en fines de semana o en quincena, puedensuperar fácilmente la recolección de 250 pesos.

Pero a diferencia de meseros, valet parking o los denominadoscerillitos de las tiendas de autoservicio –quienes también vivende la propina–, ellos deben ganarse la vida en jornadas extensasde trabajo, asolearse, no tener hora de comida fija e ingerir susalimentos entre los autos estacionados.

[caption id="attachment_360794" align="aligncenter" width="600"]Foto: Sandro Franco[/caption]

El Sol de Puebla realizó un recorrido por diferentes plazascomerciales de la Angelópolis para conocer las historias dequienes se dedican a cuidar vehículos, sin descuidar su trabajopara no perder su remuneración, quienes narraron a lo que seenfrentan diariamente para llevar un ingreso a sus viviendas.

La remuneración que ganan depende de si el establecimiento enel que laboran tiene cobro de estacionamiento, pues en ese caso losautomovilistas prefieren pagar al centro comercial que darles lapropina. Esto complica su situación, pues en algunos casos debencubrir una cuota diaria por trabajar que puede ser de 10 a 25pesos.

El dedicarse a ser “viene, viene” obliga a no generar planesde mediano y largo plazo. Prácticamente piensan en llevar dineropara que sus esposas puedan comprar la comida del siguiente día,para generar un ahorro mínimo para el pago de colegiaturas de loshijos, o para adquirir ropa de vez en cuando.

Es por eso que cuando llega diciembre lo ven como un mes más,similar a los otros once del calendario, pues como no recibenaguinaldo y prestaciones deben continuar pensando en el día adía, y ellos coinciden en que “vacacionar es algo en lo que nipensamos”.

ADIOS A LOS "VIENE, VIENE" EN LORETO

Hasta hace dos semanas, en plaza Loreto la actividad del“viene, viene”   era la que todos conocemos: dar indicacionespara que se estacionen los autos, cuidarlos, y al final con susilbato, prevenir su salida y que no haya choques.

Los locatarios decidieron poner casetas de cobro paraestacionarse y con ello, su actividad dio un giro de 180 grados.Uno de los vigilantes que sufrió esta transformación detalló queahora tiene prohibido recibir propinas de los clientes que acuden ala plaza comercial. Sin embargo, mantienen el silbato y fueronuniformados con una playera amarilla para ser reconocidos.

A cambio de sus propinas, ahora reciben el salario mínimodiario que ronda los 70 pesos, esto por una jornada de ocho horas.El acuerdo para dejar los pagos de 3, 5 o 10 pesos de losautomovilistas, establecía que por el resto del tiempo laboradorecibirían 16 pesos por hora. La última parte no ha sidocumplida.

“DOS JÓVENES ME GOLPEARON”

La historia que refleja la prepotencia con la que son tratadosla contó Hilario García, una persona de la tercera edad que sededica a esta actividad en la plaza comercial Chapultepec, ubicadaen el nororiente de la ciudad, y que antes era vigilante del mismolugar, pero por las ganancias decidió cambiar de oficio.

Hace 15 días, Don Hilario desempeñaba su actividad normal,cuando un joven en motocicleta llegó a estacionarse: “le dijeque aquí estaba el lugar para los motocicletas. Respondió que nose quitaría y fue a traer a otra persona, me insultó muy feo.Entre los dos comenzaron a pegarme”.

“Yo nada más me cubrí. Tampoco pensé en enfrentarme. Ya noestoy para ponerme a pelear con alguien de sus edades, sé que mevan a ganar. Nadie se dio cuenta porque fue muy rápido, ni elvigilante de la plaza, ni mis otros compañeros”, denunció.

Él lleva cuatro años en esta actividad y una de lasprincipales dificultades  es no tener un horario fijo para comer,pues no pueden descuidar los estacionamientos, y los clientes sevan sin dejarles una moneda.

La propina es su único salario, por ello es complicado generarahorro, comentó, pues deben pensar en el día a día: “si notrabajamos, no tenemos dinero”. Comentó que las ganancias querecibe, que oscilan entre 50 y 250 pesos le sirven para mantener asu esposa, pues afortunadamente sus tres hijos se hanindependizado.

“HASTA QUE YA NO PUEDA”

Rosendo Hernández de 80 años de edad tuvo que convertirse envigilante de estacionamiento de la plaza comercial que está sobreel periférico y la 11 sur, debido a un accidente que sufrió en eltransporte público hace tres años.

[caption id="attachment_360776" align="aligncenter" width="600"]Foto: Sandro Franco[/caption]

Él se dedicaba a labores de limpieza en un edificio en elbarrio de El Carmen, en donde ganaba 2 mil 500 pesos a la quincena.Un día que regresaba a su hogar, la unidad del transporte públicoen la que viajaba se voló un tope, y él se pegó con el techo delcamión y al caer en el asiento se lastimó con el asiento.

Después de dos semanas de recuperarse, su patrón le dio lasgracias y contrató a alguien más. Por ello, comenzó a buscartrabajo y encontró como vigilante en la plaza comercial, en dondegana hasta 600 pesos a la semana.

Hace poco murió su esposa, y vive con una de sus hijas, por loque sus ganancias son para él, dinero que compensa con los milpesos mensuales que recibe del gobierno como apoyo para laspersonas de la tercera edad.

[caption id="attachment_360779" align="alignleft" width="600"]Foto: Sandro Franco[/caption]

Ante la edad que tiene y sin otras opciones laborales. RosendoHernández tiene claro que será vigilante del centro comercialhasta que su cuerpo lo deje: “Hasta que ya no pueda yo, no tengoalternativa”, sentenció.

BAJAN PROPINAS POR COBRO DEESTACIONAMIENTO

Desde el estacionamiento del Walmart de San Manuel, uno de losvigilantes reconoció que cuando implementaron el cobro deestacionamiento, sus propinas disminuyeron.

Esto representa una afectación importante a sus ingresos, todavez que pagan 10 pesos diarios para trabajar, y 50 a la semana, esdecir desembolsan un pago total de 120 pesos para el permiso.

Detalló que su promedio de ganancias pasó de 300 a 150 o 200pesos diarios, con lo cual debe mantener a su esposa y doshijos.

“NO ME GUSTA SER VIENE, VIENE”

Una persona de la tercera edad que se encuentra en elestacionamiento de la tienda de autoservicio de la 5 sur y la 21poniente, fue tajante y sostuvo que no le gusta el empleo al que sededica.

[caption id="attachment_360785" align="aligncenter" width="600"]Foto: Sandro Franco[/caption]

“Este trabajo no me gusta, como yo fui obrero, estoy aquí pornecesidad. Por lo mismo de que los clientes, algunos sonprepotentes”, sostuvo.

Por su edad ya no logró encontrar empleo  en otro lado y tuvoque conformarse con cuidar los automóviles, trabajo por el que segana hasta 130 pesos al día “eso solo alcanza para comer, nadamás. Para usar una buena ropa no alcanza, para unos buenos zapatosno alcanza”.

Cuidar coches en centros comerciales y supermercados puede dejarganancias de 50 a 250 pesos por las

que se reciben. Sin embargo, los vigilantes deben enfrentarse ajornadas laborales de 14 horas diarias, en la mayoría de loscasos, y a la prepotencia con que algunos automovilistas lostratan, quienes en ocasiones los llegan a agredir físicamente.

Los ingresos de este oficio (de “viene, viene”) dependen dela cantidad de automóviles que acudan a las plazas comerciales,pues al ser voluntarios, no reciben un salario base para realizarsu actividad. Por ello en fines de semana o en quincena, puedensuperar fácilmente la recolección de 250 pesos.

Pero a diferencia de meseros, valet parking o los denominadoscerillitos de las tiendas de autoservicio –quienes también vivende la propina–, ellos deben ganarse la vida en jornadas extensasde trabajo, asolearse, no tener hora de comida fija e ingerir susalimentos entre los autos estacionados.

[caption id="attachment_360794" align="aligncenter" width="600"]Foto: Sandro Franco[/caption]

El Sol de Puebla realizó un recorrido por diferentes plazascomerciales de la Angelópolis para conocer las historias dequienes se dedican a cuidar vehículos, sin descuidar su trabajopara no perder su remuneración, quienes narraron a lo que seenfrentan diariamente para llevar un ingreso a sus viviendas.

La remuneración que ganan depende de si el establecimiento enel que laboran tiene cobro de estacionamiento, pues en ese caso losautomovilistas prefieren pagar al centro comercial que darles lapropina. Esto complica su situación, pues en algunos casos debencubrir una cuota diaria por trabajar que puede ser de 10 a 25pesos.

El dedicarse a ser “viene, viene” obliga a no generar planesde mediano y largo plazo. Prácticamente piensan en llevar dineropara que sus esposas puedan comprar la comida del siguiente día,para generar un ahorro mínimo para el pago de colegiaturas de loshijos, o para adquirir ropa de vez en cuando.

Es por eso que cuando llega diciembre lo ven como un mes más,similar a los otros once del calendario, pues como no recibenaguinaldo y prestaciones deben continuar pensando en el día adía, y ellos coinciden en que “vacacionar es algo en lo que nipensamos”.

ADIOS A LOS "VIENE, VIENE" EN LORETO

Hasta hace dos semanas, en plaza Loreto la actividad del“viene, viene”   era la que todos conocemos: dar indicacionespara que se estacionen los autos, cuidarlos, y al final con susilbato, prevenir su salida y que no haya choques.

Los locatarios decidieron poner casetas de cobro paraestacionarse y con ello, su actividad dio un giro de 180 grados.Uno de los vigilantes que sufrió esta transformación detalló queahora tiene prohibido recibir propinas de los clientes que acuden ala plaza comercial. Sin embargo, mantienen el silbato y fueronuniformados con una playera amarilla para ser reconocidos.

A cambio de sus propinas, ahora reciben el salario mínimodiario que ronda los 70 pesos, esto por una jornada de ocho horas.El acuerdo para dejar los pagos de 3, 5 o 10 pesos de losautomovilistas, establecía que por el resto del tiempo laboradorecibirían 16 pesos por hora. La última parte no ha sidocumplida.

“DOS JÓVENES ME GOLPEARON”

La historia que refleja la prepotencia con la que son tratadosla contó Hilario García, una persona de la tercera edad que sededica a esta actividad en la plaza comercial Chapultepec, ubicadaen el nororiente de la ciudad, y que antes era vigilante del mismolugar, pero por las ganancias decidió cambiar de oficio.

Hace 15 días, Don Hilario desempeñaba su actividad normal,cuando un joven en motocicleta llegó a estacionarse: “le dijeque aquí estaba el lugar para los motocicletas. Respondió que nose quitaría y fue a traer a otra persona, me insultó muy feo.Entre los dos comenzaron a pegarme”.

“Yo nada más me cubrí. Tampoco pensé en enfrentarme. Ya noestoy para ponerme a pelear con alguien de sus edades, sé que mevan a ganar. Nadie se dio cuenta porque fue muy rápido, ni elvigilante de la plaza, ni mis otros compañeros”, denunció.

Él lleva cuatro años en esta actividad y una de lasprincipales dificultades  es no tener un horario fijo para comer,pues no pueden descuidar los estacionamientos, y los clientes sevan sin dejarles una moneda.

La propina es su único salario, por ello es complicado generarahorro, comentó, pues deben pensar en el día a día: “si notrabajamos, no tenemos dinero”. Comentó que las ganancias querecibe, que oscilan entre 50 y 250 pesos le sirven para mantener asu esposa, pues afortunadamente sus tres hijos se hanindependizado.

“HASTA QUE YA NO PUEDA”

Rosendo Hernández de 80 años de edad tuvo que convertirse envigilante de estacionamiento de la plaza comercial que está sobreel periférico y la 11 sur, debido a un accidente que sufrió en eltransporte público hace tres años.

[caption id="attachment_360776" align="aligncenter" width="600"]Foto: Sandro Franco[/caption]

Él se dedicaba a labores de limpieza en un edificio en elbarrio de El Carmen, en donde ganaba 2 mil 500 pesos a la quincena.Un día que regresaba a su hogar, la unidad del transporte públicoen la que viajaba se voló un tope, y él se pegó con el techo delcamión y al caer en el asiento se lastimó con el asiento.

Después de dos semanas de recuperarse, su patrón le dio lasgracias y contrató a alguien más. Por ello, comenzó a buscartrabajo y encontró como vigilante en la plaza comercial, en dondegana hasta 600 pesos a la semana.

Hace poco murió su esposa, y vive con una de sus hijas, por loque sus ganancias son para él, dinero que compensa con los milpesos mensuales que recibe del gobierno como apoyo para laspersonas de la tercera edad.

[caption id="attachment_360779" align="alignleft" width="600"]Foto: Sandro Franco[/caption]

Ante la edad que tiene y sin otras opciones laborales. RosendoHernández tiene claro que será vigilante del centro comercialhasta que su cuerpo lo deje: “Hasta que ya no pueda yo, no tengoalternativa”, sentenció.

BAJAN PROPINAS POR COBRO DEESTACIONAMIENTO

Desde el estacionamiento del Walmart de San Manuel, uno de losvigilantes reconoció que cuando implementaron el cobro deestacionamiento, sus propinas disminuyeron.

Esto representa una afectación importante a sus ingresos, todavez que pagan 10 pesos diarios para trabajar, y 50 a la semana, esdecir desembolsan un pago total de 120 pesos para el permiso.

Detalló que su promedio de ganancias pasó de 300 a 150 o 200pesos diarios, con lo cual debe mantener a su esposa y doshijos.

“NO ME GUSTA SER VIENE, VIENE”

Una persona de la tercera edad que se encuentra en elestacionamiento de la tienda de autoservicio de la 5 sur y la 21poniente, fue tajante y sostuvo que no le gusta el empleo al que sededica.

[caption id="attachment_360785" align="aligncenter" width="600"]Foto: Sandro Franco[/caption]

“Este trabajo no me gusta, como yo fui obrero, estoy aquí pornecesidad. Por lo mismo de que los clientes, algunos sonprepotentes”, sostuvo.

Por su edad ya no logró encontrar empleo  en otro lado y tuvoque conformarse con cuidar los automóviles, trabajo por el que segana hasta 130 pesos al día “eso solo alcanza para comer, nadamás. Para usar una buena ropa no alcanza, para unos buenos zapatosno alcanza”.

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