A diez días del fatal accidente que cobró la vida de tres personas que viajaban en un mototaxi en la junta auxiliar de La Resurrección, la presencia de estos vehículos no autorizados por el Gobierno del Estado prevalece en estas comunidades, sin embargo, su presencia es menor y en algunas poblaciones como San Miguel Canoa brotaron taxis locales pirata en sustitución de los mototaxis.
Vehículos de todos los modelos, sin restricción de antigüedad y varios de ellos fuera de los requisitos que exige la Ley de Transporte del Estado de Puebla, circulan en las calles de San Miguel Canoa con un pequeño cartel que dice “taxi local”, mismo que quitan y ponen de forma intermitente para evitar ser sorprendidos por las autoridades.
Chevy, Matiz, Corsa, entre otros son los modelos de estos vehículos que prestan el servicio de transporte mercantil sin los permisos para realizarlo.
El surgimiento de estos taxis pirata coincide con una notoria reducción de mototaxis en Canoa, pues si en semanas anteriores se veían diez unidades, estos días solo se ven dos.
En la Junta Auxiliar de la Resurrección hay más presencia de mototaxis, aunque son menos de la mitad de los que circulaban antes del fatal accidente de hace diez días, que puso nuevamente a estos vehículos en el centro del debate por su existencia.
Al día siguiente del accidente, todas las unidades de mototaxi dejaron de salir a las calles y no prestaron el servicio, sin embargo, la ausencia sólo duró un día, pues a las 48 horas del siniestro ya había unidades retomando sus actividades.
Desde la entrada del Camino a la Resurrección se aprecian de dos a cinco unidades en su base esperando pasaje, a la vista de todos y sin ninguna autoridad que los restrinja.
En una de las bases, jóvenes desde 20 años y hasta adultos de 40 aproximadamente platican en la espera de clientes.
El más joven de ellos acepta realizar un viaje a la presidencia auxiliar y conduce cerca de tres kilómetros por una tarifa de 25 pesos.
Como un taxi tradicional, el precio depende de la distancia del viaje y no del número de pasajeros, sin embargo, el reducido espacio solo permite que vayan sentados dos usuarios cómodamente.
La motocicleta se encuentra adaptada con asientos acolchonados, un tablero y hasta retrovisores al interior del mototaxis; las puertas son cortinas con cierre y la cubierta es de lámina delgada para que el motor de la motocicleta pueda soportar el peso.
De pocas palabras, el conductor se limita a responder con un sí o no a la plática, pero en un momento de la conversación revela que cada mototaxi, adaptado y listo para prestar el servicio cuesta alrededor de 85 mil pesos.
La velocidad del viaje no rebasa los 30 kilómetros por hora en una carretera en la que viajan camiones y los vehículos que entran y salen de la comunidad.
Afirma que no hay conflicto con los choferes de transporte público que entran y salen de la Resurrección, a pesar de la competencia desleal.
Las medidas de sanidad en medio de la pandemia por Covid-19 son a criterio del conductor, pues algunos no portan cubrebocas y tampoco cuentan con gel en sus unidades.
Otros optan por colocar plásticos protectores que marca una barrera transparente entre ellos y los usuarios, aunque son los menos.