/ jueves 2 de junio de 2022

Fármacos, electrochoques y rezos, lo que vivió joven en terapia de conversión por tres años

Estas terapias de conversión utilizan mecanismos de aislamiento para que las personas se sientan mal con su preferencia sexual

Durante tres años, los choques eléctricos, ataques de ansiedad, auto rechazo y medicación forzada fueron parte de la cotidianidad que vivió Natalia – a quien llamaremos así por su seguridad- durante una terapia de conversión disfrazada de un presunto retiro espiritual para buscar cambiar su orientación sexual, situación que la orilló a tener pensamientos suicidas.

Tras el reciente debate sobre la iniciativa del diputado local de Morena, Carlos Evangelista Aniceto, para sancionar de 1 a 3 años de cárcel a las personas que realicen estas prácticas a fin de buscar modificar la orientación sexual de alguien, Natalia, quien actualmente tiene 33 años, decidió contar a este medio de comunicación su experiencia respecto al tema.

Natalia contó que desde los 12 años comenzó a sentirse atraída por las mujeres, circunstancia que alertó a sus abuelos paternos porque eran muy religiosos y quienes tomaron la decisión de enviarla a un presunto retiro espiritual para “corregirla” cuando cumplió 16 años.

Dicho retiro fue lejos de la ciudad de Puebla, sin embargo, Natalia desconoce la ubicación exacta porque a ella y sus compañeros nunca les dijeron el punto exacto al que los llevarían, aunque recuerda que fue en medio de la nada, donde solo los rodeaban diferentes especies arbóreas y las instalaciones tenían gimnasio y canchas para practicar diferentes deportes.

En un principio, Natalia señaló que se sentía emocionada porque el lugar era amplio y creía que tendría una experiencia grata al igual que los otros 19 jóvenes del grupo, aunque con el paso de los días se dio cuenta que sería completamente lo contrario.

Te ataban de pies y manos y te obligaban a ver imágenes sexuales

Al interior de un cuarto con poca luz la ataron de pies y manos, en donde le hacían ver imágenes sexuales de mujeres y al notar que se sentía atraída por alguien de su mismo sexo le daban electrochoques, como una forma de castigo para hacerla sentir mal por su preferencia sexual.

Había una plancha como tipo quirófano y te ataban de manos y pies, posterior te proyectaban imágenes de acuerdo al caso, a mí me ponían imágenes de chicas y si notaban alguna reacción satisfactoria te daban electrochoques y las volvían a repetir, entonces llegó un punto en el que tenías que fingir desagrado, para que dejaran de hacerlo recordó.

Además, Natalia contó que ninguno de sus compañeros tuvo acceso al gimnasio o canchas del lugar y dormían sobre colchonetas en dos cuartos separados por sexo.

De igual forma la comida era limitada y dependía de su comportamiento en el transcurso del día.

En lo que recuerda, presuntamente también eran medicados con dogmatil y ludomil, fármacos que de acuerdo con información en internet se usan para atender la psicosis y depresión respectivamente, esto, con el fin de evitar que alguno del grupo quisiera darse a la fuga.

De acuerdo con la narración de la mujer, a lo largo de los tres años tuvo sesiones con una supuesta psicóloga, quien le decía que lo normal y aceptado eran las relaciones entre hombre – mujer por lo que constantemente escuchaba que había algo mal dentro de ella y tenía que curarla.

Además, Natalia comentó con tristeza que la especialista llegó a tocarse frente a ella para ver si tenía algún tipo de reacción, aunado a esto, comentó que las personas del grupo eran obligadas a rezar constantemente.

“En esa sesión la psicóloga se tocó frente a mí para ver si yo tenía algún tipo de deseo hacia las mujeres. Es tan grande la impresión que llega a causarte un gran miedo, repulsión, entonces, pues tenías incluso ataques de ansiedad”, narró.

Con la ayuda de su mejor amiga y tras la muerte de sus abuelos paternos, fue que Natalia logró salir del lugar tres años después de su ingreso, es decir, a los 19 años.

En entrevista, explicó que desde entonces acude a terapia para buscar una vida plena, ya que considera fue algo que la marcó de por vida y en muchos momentos la orilló a preguntarse: “¿por qué no me suicidé?”.

De igual forma lamenta mucho no contar con datos como el lugar a donde la llevaron e identidades de las personas, aunque, agradece que su círculo cercano nunca haya puesto en duda su testimonio.

Ante esta situación, se pronunció a favor de sancionar con cárcel a las personas que realizan las terapias de conversión e hizo un llamado a los legisladores para modificar el dictamen y aumentar las penas, ya que desde su óptica es poco tiempo en comparación con los métodos y formas que usan.

TERAPIAS DE CONVERSIÓN BUSCAN DESTRUIR EL “YO” DE LA GENTE

De acuerdo con el psicoanalista Isaac Rodríguez, las terapias de conversión utilizan mecanismos de aislamiento para que las personas se sientan mal con su preferencia sexual y a partir de ahí buscar una ruptura del “Yo”, que de acuerdo con la corriente psicológica, es la parte consciente de la mente.

Lo que buscan mediante estas acciones que evidentemente son muy agresivas para las personas es estar sometidos a lo que antes era considerado un lavado de cerebro y quien está sometido a esto en algún momento saldrá afectado de manera psíquica explicó.

Sin embargo, al tratarse de una preferencia propia de cada persona, es algo que aunque puede intentar modificarse no se logra, porque en algún momento saldrá a la luz su preferencia sexual.

El especialista ahondó en que estar constantemente en un entorno donde a las personas se les juzga por tener una preferencia sexual diversa, puede orillarlas a buscar el suicido, ya que es la forma en la que enfrentan la situación.

Durante tres años, los choques eléctricos, ataques de ansiedad, auto rechazo y medicación forzada fueron parte de la cotidianidad que vivió Natalia – a quien llamaremos así por su seguridad- durante una terapia de conversión disfrazada de un presunto retiro espiritual para buscar cambiar su orientación sexual, situación que la orilló a tener pensamientos suicidas.

Tras el reciente debate sobre la iniciativa del diputado local de Morena, Carlos Evangelista Aniceto, para sancionar de 1 a 3 años de cárcel a las personas que realicen estas prácticas a fin de buscar modificar la orientación sexual de alguien, Natalia, quien actualmente tiene 33 años, decidió contar a este medio de comunicación su experiencia respecto al tema.

Natalia contó que desde los 12 años comenzó a sentirse atraída por las mujeres, circunstancia que alertó a sus abuelos paternos porque eran muy religiosos y quienes tomaron la decisión de enviarla a un presunto retiro espiritual para “corregirla” cuando cumplió 16 años.

Dicho retiro fue lejos de la ciudad de Puebla, sin embargo, Natalia desconoce la ubicación exacta porque a ella y sus compañeros nunca les dijeron el punto exacto al que los llevarían, aunque recuerda que fue en medio de la nada, donde solo los rodeaban diferentes especies arbóreas y las instalaciones tenían gimnasio y canchas para practicar diferentes deportes.

En un principio, Natalia señaló que se sentía emocionada porque el lugar era amplio y creía que tendría una experiencia grata al igual que los otros 19 jóvenes del grupo, aunque con el paso de los días se dio cuenta que sería completamente lo contrario.

Te ataban de pies y manos y te obligaban a ver imágenes sexuales

Al interior de un cuarto con poca luz la ataron de pies y manos, en donde le hacían ver imágenes sexuales de mujeres y al notar que se sentía atraída por alguien de su mismo sexo le daban electrochoques, como una forma de castigo para hacerla sentir mal por su preferencia sexual.

Había una plancha como tipo quirófano y te ataban de manos y pies, posterior te proyectaban imágenes de acuerdo al caso, a mí me ponían imágenes de chicas y si notaban alguna reacción satisfactoria te daban electrochoques y las volvían a repetir, entonces llegó un punto en el que tenías que fingir desagrado, para que dejaran de hacerlo recordó.

Además, Natalia contó que ninguno de sus compañeros tuvo acceso al gimnasio o canchas del lugar y dormían sobre colchonetas en dos cuartos separados por sexo.

De igual forma la comida era limitada y dependía de su comportamiento en el transcurso del día.

En lo que recuerda, presuntamente también eran medicados con dogmatil y ludomil, fármacos que de acuerdo con información en internet se usan para atender la psicosis y depresión respectivamente, esto, con el fin de evitar que alguno del grupo quisiera darse a la fuga.

De acuerdo con la narración de la mujer, a lo largo de los tres años tuvo sesiones con una supuesta psicóloga, quien le decía que lo normal y aceptado eran las relaciones entre hombre – mujer por lo que constantemente escuchaba que había algo mal dentro de ella y tenía que curarla.

Además, Natalia comentó con tristeza que la especialista llegó a tocarse frente a ella para ver si tenía algún tipo de reacción, aunado a esto, comentó que las personas del grupo eran obligadas a rezar constantemente.

“En esa sesión la psicóloga se tocó frente a mí para ver si yo tenía algún tipo de deseo hacia las mujeres. Es tan grande la impresión que llega a causarte un gran miedo, repulsión, entonces, pues tenías incluso ataques de ansiedad”, narró.

Con la ayuda de su mejor amiga y tras la muerte de sus abuelos paternos, fue que Natalia logró salir del lugar tres años después de su ingreso, es decir, a los 19 años.

En entrevista, explicó que desde entonces acude a terapia para buscar una vida plena, ya que considera fue algo que la marcó de por vida y en muchos momentos la orilló a preguntarse: “¿por qué no me suicidé?”.

De igual forma lamenta mucho no contar con datos como el lugar a donde la llevaron e identidades de las personas, aunque, agradece que su círculo cercano nunca haya puesto en duda su testimonio.

Ante esta situación, se pronunció a favor de sancionar con cárcel a las personas que realizan las terapias de conversión e hizo un llamado a los legisladores para modificar el dictamen y aumentar las penas, ya que desde su óptica es poco tiempo en comparación con los métodos y formas que usan.

TERAPIAS DE CONVERSIÓN BUSCAN DESTRUIR EL “YO” DE LA GENTE

De acuerdo con el psicoanalista Isaac Rodríguez, las terapias de conversión utilizan mecanismos de aislamiento para que las personas se sientan mal con su preferencia sexual y a partir de ahí buscar una ruptura del “Yo”, que de acuerdo con la corriente psicológica, es la parte consciente de la mente.

Lo que buscan mediante estas acciones que evidentemente son muy agresivas para las personas es estar sometidos a lo que antes era considerado un lavado de cerebro y quien está sometido a esto en algún momento saldrá afectado de manera psíquica explicó.

Sin embargo, al tratarse de una preferencia propia de cada persona, es algo que aunque puede intentar modificarse no se logra, porque en algún momento saldrá a la luz su preferencia sexual.

El especialista ahondó en que estar constantemente en un entorno donde a las personas se les juzga por tener una preferencia sexual diversa, puede orillarlas a buscar el suicido, ya que es la forma en la que enfrentan la situación.

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