¿Te imaginas un censor en la piel que detectara los niveles de azúcar y que automáticamente suministre insulina para evitar los malestares de la diabetes? o ¿Que una quemadura se pudiera sanar sin dolor con un instrumento tecnológico para acelerar la construcción de tejidos?, estos son uno de los cientos de escenarios dentro de la salud que podrían ser una realidad en el futuro con egresados de Ingeniería Biomedicina, una de las carreras que se ofrecen en la IBERO Puebla.
Para Oscar García Gómez, Coordinador de Ingeniería en Biotecnología, esta nueva área de estudios representa un reto ambicioso que podría mejorar la atención medica de grupos vulnerables, ampliar el panorama de un diagnóstico y extender la atención de enfermedades en comunidades donde es complejo llegar.
En la actualidad, los egresados colaboran también en dar mantenimiento a equipos de imagenología, como rayos X, o bien, trabajan en laboratorios especializados en la regeneración de la piel, la construcción de prótesis, y el arreglo de diversos instrumentos clínicos.
El académico explicó que la Ingeniería en Biomédica surgió aproximadamente en 1954 en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT por las iniciales en inglés) y en Oxford, Inglaterra. La carrera une la investigación de la ingeniería con biología para el bien de la salud. En el país, la primera escuela con esta carrera fue la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México en la década de los 70. Los alumnos con perfil a esta profesión no solo tienen la pasión por la medicina, sino por las ciencias exactas y habilidades en cálculo.
Ingeniería en Biotecnología
Otra de las carreras innovadoras que cambiarán el área de la salud es Ingeniería en Biotecnología, que principalmente se dedica al desarrollo de medicamentos, agregó el académico de la Iberoamericana, Oscar García.
“Hay una biotecnología que está en áreas médicas, otra que está en desarrollo de procesos industriales, en biocombustibles o en la biorremediación, que se da, por ejemplo, cuando microorganismo recuperan un terreno afectado por un derrame de petróleo”, explicó.
Luego de dar a conocer que los estudiantes deben tener una habilidad en las asignaturas matemáticas, comentó que la Biotecnología avanzará en medida de la capacidad humana para modificar los genes de un organismo.
Actualmente, informó que la IBERO Puebla tiene un proyecto en esta carrera que consta en la producción de alga espirulina, un alimento que brinda un 57 por ciento en peso de proteína y que servirá a que comunidades marginadas mejoren los niveles de nutrición. Este proyecto es una realidad en la Sierra Norte y ha sido adoptada por alumnos, que pocas veces se alimentan con carne.
García Gómez señaló que estos procesos han escalado, asimismo desmintió las teorías sobre que es perjudicial la transformación genética de organismos:
“Se piensa que los organismos que son genéticamente modificados te hacen daño y no necesariamente. Por ejemplo, hasta hace algún tiempo la producción de insulina se hacía del hígado del cerdo, actualmente lo que se hizo fue tomar escherichia coli, que es una bacteria, se modificó genéticamente y se le indujo a la producción de insulina. Actualmente la insulina que se produce proviene de esta bacteria, es insulina humana”, agregó.
Finalmente, el académico comentó que, para ambas carreras, la demanda laboral es muy alta por su gran pertinencia social y lo innovador de su enfoque, que se potencializa con la vanguardia tecnológica que la IBERO Puebla ofrece.