El Covid-19 no es un juego, esto bien lo sabe Denise Huerta Cruz de 27 años de edad, quien logró salir adelante tras ser diagnosticada con Covid-19 y, que durante su hospitalización, le tocó ver el fallecimiento de un par de pacientes.
La enfermera, quien labora en el Hospital Universitario, estuvo en contacto con el primer fallecido de coronavirus en Puebla, quien trabajaba de camillero en el Hospital Ángeles.
A pesar de haber salido triunfante ante la enfermedad, aún recuerda los síntomas de fiebre y dolor de cuerpo que sintió durante más de una semana.
“Así estuve todo un fin de semana hasta que se agravó a una tos más fuerte. Cada vez era más intensa, cuando vomitaba me faltaba el aire, me sofocaba” compartió.
El dolor en el pecho era muy intenso, incluso le costaba trabajo respirar, situación que le provocó mucho miedo por lo que pidió a su mamá que la llevara a urgencias pues sabía que algo andaba mal en ella.
En efecto, cuando llegó a la unidad hospitalaria los médicos se percataron que el nivel de oxigeno que registraba era muy bajo y al mismo tiempo presentaba taquicardia.
“Estando en el área de Infectología me dijo el médico que me iba a ingresar, que no me iba a dejar ir (a mis casa): eres sospechosa a Covid-19”, recuerda.
Esas palabras cimbraron en lo más profundo de su ser y pensó en todos los escenarios posibles en los que esto podía derivar. Su preocupación se hizo más latente al saber que estaría junto a otros pacientes diagnosticados como positivos a Covid-19.
Su mamá fue quien le dio fortaleza en todo momento, pero recuerda que uno de los días más dolorosos fue cuando la internaron, pues ese día su madre llevaba un rosario en sus manos y el rostro denotaba angustia.
“Yo tenía ganas de abrazar a mi mamá pero no podía , porque quería que ella estuviera bien y solamente con la mirada me despedí. Cuando entré tuve mucho miedo porque pensé ¿y si ya no salgo?” detalla Denise.
Otro de los momentos que la marcaron fue cuando le tocó saber que uno de los pacientes que estaba en la misma sala falleció.
“Me tocó escuchar como le hacían la reanimación para salvar al señor, pero no pudo salir (...) saber que estás durmiendo y que a un lado hay un cuerpo, es muy difícil” detalla.
Los días transcurrían y ella añoraba salir del hospital para ver a su madre quien estuvo al pendiente de ella en todo momento. Una vez recuperada regresó a su hogar donde su familia la esperaba con amor, pero al mismo tiempo sabían que tenían que extremar precauciones.
Ya recuperada agradece a la vida, los doctores, amigos y sus seres queridos la antención que le dieron. Este capítulo en su vida no fue nada fácil, por lo que ahora toma terapia psicológica para asimilar lo sucedido.
Con su testimonio pretende sensibilizar a más personas y exhortar a aquellos que aún están incrédulos a cuidarse y tomar las medidas necesarias para no tener que vivir lo que ella padeció en carne propia.
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