El 11.1 por ciento de la población en Puebla capital dijo que vive en una condición de violencia en el entorno familiar, los principales agresores son los esposos o parejas sentimentales, le siguieron los hermanos y después los padres, así lo reveló la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU).
La encuesta que fue publicada este 18 de octubre contiene información de enero a septiembre de este año y en el apartado de “Población de 18 años y más violentada en el entorno familiar” se describió lo siguiente: del total de todos los entrevistados el 11.1 por ciento dijo que vive en un ambiente de violencia, mientras que el 88.9 sin violencia.
Aunque la mayoría de los habitantes dijeron que no hay violencia en su núcleo familiar. El INEGI dejó en claro que no se debe de minimizar las cifras más pequeñas, ya que reflejan una problemática social que está existiendo en la capital.
El informe detalló que los entrevistados indicaron que los principales agresores son los esposos o las parejas sentimental, luego los hermanos, la madre, le siguió el padre, los hijos que son mayores de edad, los abuelos y concluyeron los padrastros.
Los hombres respondieron que sus principales agresores fueron sus hermanos, luego sus parejas sentimentales, sus padres, sus hijos hombres mayores de edad y los abuelos. Mientras que las mujeres sus principales agresores fueron sus esposos o parejas sentimentales, sus hermanos, su madre y luego su padre.
A nivel nacional, agosto fue el mes con más agresiones por parte de familiares. Este fue el reporte mensual: en enero, el 20.2 por ciento de la población fue violentada, en febrero el 17.5, en marzo el 18.8, en abril el 16.1, en mayo el 17.7, el junio el 22.1 por ciento, en julio el 25.8, en agosto el 28.3 y en septiembre sólo el 5 por ciento.
El Sol de Puebla ya había dado a conocer que las mujeres siguen sin denunciar y de acuerdo con activistas en el tema, esto se debe al miedo o a la revictimización. Samantha Páez, activista en temas de género, las mujeres no denuncian principalmente por miedo y porque no consideran este tipo de violencia como grave. “Ya han vivido esas situaciones a lo largo de su vida y creen que no es fuera de la norma, esto lo dice la propia ENDIREH”, compartió.
Otras de las razones son porque las autoridades las revictimizan cuando van a denunciar o porque las autoridades comunitarias, estudiantiles o locales minimizan sus casos y no pasa nada. Esto hace que se desanimen y tengan poca fe en las autoridades. “Lo que menos quieren es continuar con una denuncia cuando son revictimizadas”, dijo.