La marcha del 8 de marzo y el paro nacional “Un día sin mujeres” del 9 de marzo, sirvió para que mujeres dejaran de tener miedo y levantaran la voz en contra de la violencia de género, pero además es el inicio de un cambio que será de largo plazo, sostuvo Tamara Blanca Castillo, académica de la Universidad Iberoamericana, campus Puebla.
Tras participar en la mesa de análisis, impacto y perspectiva de las agendas feministas “El Día Después”, que se llevó a cabo en el Congreso del Estado, la activista dejó en claro que el movimiento no es exclusivo de las feministas sino de todas las mujeres que no estaban inmersas y que la mayoría tienen un objetivo en común.
“Creo que se hizo historia en Puebla porque nunca había habido un movimiento convocado por feministas en donde participaran tantas mujeres que en realidad los medios de comunicación no están diciendo las cifras reales y tampoco las tenemos, pero son más de 9 mil que se había dicho en algunos medios”, dijo.
Para Tamara Blanca no solo el 8 y 9 de marzo fueron días de resistencia para las mujeres, sino que han sido años y este es un momento de experimentación y de generar un impacto no solo en el género femenino sino en los hombres, que no será de inmediato.
La académica de la Universidad Iberoamericana Puebla afirmó que tras la marcha y el paro nacional no tiene expectativas de las feministas que participaron, pero sí de otro tipo de público que se involucre en el lenguaje feminista, compasivo, comprensivo y reflexivo.
QUE MÁS MUJERES SE SUMEN A LA SACUDIDA
Por su parte, Natali Arias Hernández, representante del Centro de Análisis, Formación e Iniciativa Social (CAFIS) –quien también participó en el 8M y 9M– consideró que el movimiento feminista sirvió para convocar a más mujeres como nunca y lo que sigue es hacer un llamado a las que están viviendo en desigualdad que se sumen a esta sacudida.
La activista coincidió que las transformaciones son un camino largo y las movilizaciones son un recordatorio a los gobiernos, las instituciones y los empresarios de que las mujeres se están coordinando y van a seguir movilizándose y trabajando en conjunto.
Natali Arias resaltó que lo siguiente es analizar lo que develó el paro nacional como los hostigamientos y amenazas para que no participaran en el movimiento, ausentarse de sus actividades diarias y que algunas no pudieron detenerse por temor a perder su empleo.
“Seguir asistiendo a manifestaciones convocándonos entre nosotras para que esta demanda se geste a largo plazo”, dijo al señalar que hay una serie de exigencias que se dieron a conocer el 8 de marzo, algunas son que los 50 municipios con declaratoria de Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres implementen acciones de atención, así como el llamado al Congreso a que despenalice el aborto y permita los matrimonios igualitarios.
De la mesa de análisis en “El Día Después”, las activistas Edurne Ochoa, Norma Pimentel, Mely Arellano y la diputada de Morena, Vianey García, concluyeron que las expectativas del paro nacional 9M es que las mujeres se sumen, que haya espacios de transformación, homologar la narrativa y que las instituciones privadas se unan al movimiento feminista.
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