Vida en plenitud | Antonio Huerta, peluquero de altura

Verónica De La Luz

  · jueves 25 de agosto de 2016

Foto: Erik Guzmán

Antonio Huerta quería ser abogado cuando era niño. Quizáhubiera logrado ese objetivo de no haber sido porque sus padrescarecían de recursos económicos para ofrecerle apoyo para sueducación.

Ahora, a sus 78 años, no se queja de las oportunidades que ledio la vida, pues durante 62 años ha podido ser peluquero yconocer a abogados, contadores y políticos como Rafael ÁvilaCamacho, quien fue gobernador de Puebla en el periodo de 1951 a1957.

Este día se conmemora el Día del Peluquero, un oficio al queAntonio se acercó a los 12 años, después de cursar la primaria.A decir del Instituto Nacional de Estadística y Geografía(INEGI), en el estado se encuentra el 5.5 por ciento de quienes sededican a esta actividad económica en la República Mexicana.

Estado de México es la entidad en la que más peluqueros hay (12.4 por ciento), seguido de Ciudad de México (11.6 por ciento),Jalisco (6 por ciento) y Puebla.

Se calcula que en el país, 316 mil personas se dedican aloficio de estilismo y peluquería, por lo que en la entidad poblanahabría alrededor de 17 mil 280 hombres y mujeres dedicados a hacercortes de cabello, trabajos de barbería y otros relacionados.

AÚN ENCONTRÓ SEGUROSOCIAL

En la actualidad, solo cuatro de cada cien peluqueros cuentancon algún servicio de seguro social. Sin embargo, a don Antoniotodavía lo alcanzó la época de bonanza en el país, cuando lostrabajadores de peluquerías estaban afiliados al InstitutoMexicano del Seguro Social (IMSS), y no era un empleo dondeprevalecía la informalidad.

Durante entrevista con El Sol de Puebla, narró que a sus 12años llegó  una peluquería del Centro Histórico, cerca delPaseo Bravo, para pedir trabajo de bolero. No le gustó el empleoporque el dueño “le dio sus coscorrones” en el primer día,por lo que decidió no regresar.

https://youtu.be/75SuxDIq944

No obstante, Antonio siguió en su búsqueda de empleo yencontró una opción en “La Moda”, que estaba ubicada enavenida Reforma, a unos pasos de la iglesia La Santísima Trinidad.Ahí empezó como bolero, y luego, limpiando y apoyando a lospeluqueros.

Allí conoció al ex gobernador Rafael Ávila Camacho, a quienle sacudía el saco cuando terminaban de cortarle el pelo orasurarlo.

SE ROZÓ CON EMPRESARIOS YPOLÍTICOS

Tras su paso por “La Moda”, don Antonio buscó otra opciónde empleo porque creyó que nunca crecería laboralmente, por loque se fue a trabajar a la barbería “Brasil”, en donde se hizopeluquero a la edad de 16 años.

Pasados dos años, Antonio entró a trabajar a la peluqueríaMagerit Barber Shop, que era considerada la mejor de Puebla, y a laque acudían políticos y empresarios, como Francisco Bada, UrbanoDeloya, Rodolfo Budib, Guillermo Pacheco Pulido, Manuel RodríguezArrioja, Guillermo Castillo, padres de los políticos actuales.

Incluso, conoció al capitán Carlos Camacho Espíritu, fundadordel centro de vida silvestre Africam Safari.

A sus 27 años, abrió su propia peluquería llamada“Bonjour”, que se ubicaba en el Centro Histórico en la 3Poniente 307. Fue el 9 de enero de 1966 cuando abrió su negocio,que permaneció por al menos 38 años.

NO ALCANZA PARAVIVIR

De acuerdo al INEGI, quienes se dedican al oficio de peluqueríaalcanzan una escolaridad de 10.2 años en promedio, es decir quepocos son los que llegan a la preparatoria. Ganan en promedio 32.8pesos por hora trabajada.

La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) señala que47 de cada 100 peluqueros ganan entre uno y dos salarios mínimos,mientras el 27.8 por ciento ganan de tres a cinco salariosmínimos, y el 15.8 por ciento de ellos perciben un salario mínimoo menos.

Don Antonio pertenece al 15.8 por ciento con bajos salarios,pues recientemente no le ha ido muy bien con el negocio.

Debido a los altos costos de las rentas, se fue del CentroHistórico y se llevó su local al fraccionamiento Maravillas,cerca de los estadios, donde tiene seis años enfuncionamiento.

Pese a que algunos de sus antiguos clientes lo siguieron hastaallá para cortarse el cabello, perdió adeptos cuando se hicieronobras en Los Fuertes de Loreto y Guadalupe, pues a la mayoría lesparecía inaccesible el camino.

Si bien, recibe una pensión del IMSS (por mil 800 pesosmensuales), el dinero no le alcanza para vivir al lado de su esposa–que tiene 62 años de edad-, por lo que debe seguirtrabajando.

“Seguiremos aquí hasta que Dios quiera”, dijo don Antoniodesde una de sus sillas antiguas de barbería, vestigio del quepodría deshacerse por su situación económica.