Desesperados por llegar cuanto antes a la Ciudad de México, un grupo de 444 migrantes centroamericanos que llegó entre la noche del sábado y la madrugada del domingo al albergue de San Juan de los Lagos reemprendió ayer su camino a pie para reunirse con otros contingentes.
Según los responsables de los albergues, el contingente decidió irse de manera inmediata, por lo que los migrantes solo descansaron un poco y tomaron algunos alimentos antes de reiniciar la caminata por la autopista México-Puebla.
De Honduras, Guatemala y Nicaragua los migrantes acompañaron a los contingentes; sin embargo, a las 09:45 horas del domingo tomaron sus mochilas y colchonetas, algunos para continuar con su trayecto rumbo a la capital del país y después seguir la ruta hacia la frontera con Estados Unidos, sin la necesidad de esperar a algún autobús.
El párroco de San Juan de los Lagos, Manuel Romero, dio a conocer que por la mañana el contingente tomó la decisión de seguir su camino y reunirse con otros grupos para organizarse nuevamente y no viajar solos, por lo que les brindaron la atención que requirieron en ese momento.
SIGUEN SU PASO SIN DETENERSE EN PUEBLA
Otros grupos ayer por la mañana y por la tarde caminaban con niños y bebés sobre la autopista México-Puebla escoltados por elementos de la Policía Municipal con la intención de evitar todo tipo de percances en la carretera.
Uno de los contingentes salió de Tierra Blanca, Veracruz y caminó durante varias horas hasta llegar a Puebla; sin embargo, dijeron los migrantes, las autoridades les dieron a conocer que ya no había albergues disponibles para quedarse, por lo que decidieron continuar el trayecto hasta la Ciudad de México, a donde habrían llegado la misma noche del domingo.
“No nos quedamos porque dice la policía que no hay albergues en Puebla”, dijo uno de los migrantes que caminaba a toda prisa ante la amenaza de la lluvia que estaba por caer la tarde de ayer.
En la autopista, poblanos se solidarizaron con la caravana y a la orilla del camino les ofrecieron algunos víveres perecederos para que tuvieran fuerzas y seguir su camino, otros más, en camionetas entregaron zapatos y algunas prendas de vestir.