La pandemia por coronavirus aceleró el trastorno a los videojuegos que afecta a los adultos y menores de edad. Aunque son los niños y niñas el sector de la población más propenso a padecer el padecimiento.
De acuerdo con especialistas de la UPAEP y docentes del nivel básico, cuando el número de horas que se juega es controlado, los videojuegos son una actividad recreativa que beneficia la memoria y previene el envejecimiento cerebral.
Sin embargo, algunos de los aspectos negativos de jugar en exceso es que se pueden desatender otras responsabilidades, se fomenta la obesidad, el sedentarismo, ocasiona aislamiento social e inclusive se puede llegar a la depresión.
¿Por qué pandemia aceleró uso de videojuegos?
Ivonne Estela Martínez Hernández, especialista de la UPAEP, explicó que erróneamente la sociedad suele utilizar la frase “adición a los videojuegos” para hacer alusión a una persona que juega por un gran número de horas.
Sin embargo, informó que se trata de términos erróneos.
La especialista comentó que hasta la fecha la Organización Mundial de la Salud (OMS) no reconoce que haya una adicción a los juegos en línea, pero en el periodo del 2020 – 2022 (años que ha durado la contingencia sanitaria por el Covid-19) se declaró un trastorno a los videojuegos.
En febrero del año en curso la OMS publicó su undécima versión Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE – 11) en la que incluyó el “trastorno por videojuegos” y que de acuerdo con la organización se caracteriza por un patrón de juego recurrente o persistente.
Ahondó en que el trastorno por jugar en línea no está relacionado con el número de horas que los adultos o infantes pasan frente al monitor, sino con la dificultad que se tiene para abandonar la actividad o para realizar otras actividades cotidianas como jugar, comer, pasar tiempo con los familiares, compañeros, amigos e ir al trabajo.
De igual forma, puntualizó que para ser considerado trastorno la conducta debe repetirse por al menos 12 meses seguidos.
“Hay algo muy importante que aclarar. No es una adicción a los juegos, pero, la Organización Mundial de la Salud (OMS) en este 2020 – 2022, si toca una nueva categoría, a la que les llama trastorno a los videojuegos (…) los videojuegos o las conductas que están manifestando las personas se están volviendo trastornos. Pero no se trata específicamente por las horas que tu juegas”, asentó.
Afirmó que el trastorno puede padecerlo una persona de cualquier edad, pero los menores de 18 años tienen mayor probabilidad de sufrirlo porque todavía no regulan totalmente sus horarios y responsabilidades.
Planteó que el confinamiento aceleró de manera importante el uso de dispositivos tecnológicos porque eran de las pocas herramientas que la gente tenía a la mano para buscar distraerse al interior de sus hogares.
A la par, muchos de los niños se quedaban solos en casas debido a que sus padres tenían que salir a trabajar, por lo que, muchos infantes dedicaron un gran número de horas con algún videojuego.
“La pandemia en todas las estadísticas de nivel de uso de dispositivos, chats, redes sociales, videojuegos se han incrementado exponencialmente. El confinamiento obligó a que los papás salieran a trabajar y los niños se quedaron solos en casas”, opinó.
Enunció que las personas que padecen el trastorno a los videojuegos pueden tener síntomas de abstinencia, irritabilidad, ansiedad, tristeza, depresión e aislamiento social.
Aseguró que jugar cosas violentas no hace a las personas más probables de ser violentas, pero, en el caso de los infantes, los padres o tutores deben platicar con los niños para recordarles que se trata de una realidad virtual y que no es real.
¿Qué aspectos positivos tienen los videojuegos?
Desde la perspectiva de José Luis, docente de la preparatoria del Tecnológico de Monterrey, aquellos estudiantes que juegan mucho tiempo presentan dificultad para socializar con otros alumnos o maestros, además participan poco en clase y en algunos casos llegan a ser solitarios.
Pese a ello, descartó que sean alumnos con algunas conductas violentas entre su grupo.
Inclusive, mencionó que al igual que otros alumnos, llegan a ser destacados y con buenas calificaciones en diferentes áreas.
“En el caso de aquellos o aquellas que juegan videojuegos yo he notado que tienen mayor dificultad para socializar, con sus compañeros, los docentes, sus papás. A veces los maestros intentamos modificar esas conductas, pero si viene de casa es más difícil, no podemos intervenir mucho”, externó.
No obstante, reconoció que como docentes a veces no pueden intervenir en la problemática para intentar desapegar a los menores de los videojuegos porque en casa los padres están ausentes, la mayoría de veces por motivos laborales, así que se refugian y crecen con la actividad recreativa como una niñera.
Con este último punto coincidió el docente Edgar Castañeda, quien considera que ante la llegada de la tecnología los menores cada vez realizan menos juegos que involucren el cuerpo, la imaginación e interacción.
Desde su óptica, eso ocasiona que presenten dificultad para convivir con otros, aunque en el caso de los estudiantes de secundaria, donde él imparte clases, se vuelve un tema aún más complicado porque los aprehendientes se encuentran en la adolescencia.
Videojuegos refuerzan la memoria
Contraria a la idea que tiene la sociedad, jugar videojuegos puede traer consigo beneficios, aunque cuando un menor de edad o adulto pasa mucho tiempo frente a un televisor y presenta dificultades para hacer otras actividades, los aspectos positivos de la actividad se reducen e incrementan los negativos.
Lo anterior fue explicado por el coordinador del área de Urgencias del Sistema de Salud Universitaria de la UPAEP, Eduardo Enrique López Villalobos, que puntualizó los videojuegos son buenos para la salud cerebral cuando se juegan con moderación.
Enlistó que uno de los beneficios es la retención de la memoria, sobre todo en los juegos de acción, además de previene el envejecimiento cerebral, coordinación visual y manual.
“Se dice que los videojuegos son buenos para la salud cerebral cuando se juegan con moderación. Cuando se juega con un tiempo establecido y se acabó. Principalmente los juegos de acción son los que se mencionan ciertamente buenos para diferentes cosas. Por ejemplo, para mejorar la retención de la memoria, también pueden prevenir el envejecimiento cerebral", expuso.
A pesar de los beneficios que tiene jugar, la lista de aspectos negativos es más extensa cuando alguien se encuentra atrapado en la realidad virtual.
Entre las principales afectaciones se encuentra la mayor probabilidad de caer en obesidad, derivado de que, cuando alguien juega en exceso no destina un tiempo especialmente para ingerir sus alimentos y opta por consumir chatarra o comidas poco saludables.
De igual forma verbalizó que se fomenta el sedentarismo, se presenta aislamiento social y dificultad para convivir con sus propios pares, es decir, los niños tienen dificultad para realizar actividades con sus compañeros en la escuela, mientras que los adultos carecen de las herramientas para tener buenas relaciones con sus compañeros en el trabajo.
“Ahí es cuando se vuelve completamente contraproducente (…) jugar afecta a diferentes niveles. Se puede presentar daño neuronal, se puede presentar la obesidad, derivado de que las personas cuando están jugando comienzan a comer chatarra, no comen en forma, porque están metidos en el juego completamente”, comentó.
Informó que algunos de los síntomas con los que se puede detectar si alguien padece el trastorno por los videojuegos es debido a la ansiedad, inquietud para jugar, descuidan otras actividades o las hacen con poco empeño para poder dedicarse de lleno al juego.
Otros de los síntomas son los cambios de manera repentina y negación del tiempo que se juega cuando se les señala.
Coincidió en que la pandemia aceleró el trastorno a los videojuegos porque hubo muchas limitantes exteriores que obligaron a buscar la forma de divertirse al interior de los hogares, las cuales, en su mayoría, estuvieron relacionadas con herramientas que involucraban la tecnología.
¿Cómo prevenir el trastorno?
Para prevenir el trastorno en los menores de edad, Martínez Hernández recomendó a los padres mantener el diálogo con sus hijos, limitar el número de horas que pueden jugar, inculcar que es una actividad recreativa y otorgarla como una recompensa que se ganó después de realizar sus deberes, los cuales deben ser acordes a la edad de cada hijo o hija.
La especialista enfatizó que los padres no deben ver a los juegos en línea como una niñera que educa a sus hijos porque esa es una labor que ellos deben realizar.
Por su parte, López Villalobos, hizo especial énfasis en que los niños y niñas deben ser involucrados con otro tipo de actividades que les permitan convivir con el medio ambiente, desarrollar su imaginación e interactuar con otros.
Afirmó que leer un libro, pintar un cuadernillo de su caricatura favorita, ir a un parque, salir a correr o realizar juegos de mesa pueden ser buenas opciones para ello, aunque requieren el acompañamiento de un adulto o tutor.
El coordinador del área de Urgencias del Sistema de Salud Universitaria de la UPAEP pidió a los padres o tutores de los niños estar pendientes del comportamiento que tienen cuando juegan y en caso de detectar una situación extraña buscar la forma de incluirlos en otras tareas o acudir con un psicólogo para evitar que se convierta en un trastorno.
Para los adultos las indicaciones fueron parecidas, aunque consideró que se debe tener una buena regulación y distribución de sus actividades en el día para evitar caer en el padecimiento, aunque en caso de escuchar que amigos, pareja o familiares señalan que se invierte mucho tiempo en los juegos se debe hacer caso para no caer en el mismo.