“Sí experimento muchas formas de violencia, no soy la única, por eso es urgente hacer visible esto, porque no es normal”, declaró la alcaldesa de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, al preguntarle si se ha sentido violentada por el gobernador, Luis Miguel Barbosa Huerta.
En conferencia de prensa virtual, en donde se abordó el tema "Nuevas masculinidades, diversidad y violencia de género", la presidenta municipal comentó que no sólo el mandatario poblano la ha violentado con sus discursos, sino que hay muchos actores políticos y sociales, que siguen vertiendo una descarga de violencia sistemática hacia su administración.
“Aspiro a que después de mi sigan más mujeres en estos espacios y más ciudadanas y por supuesto que mi obligación es trabajar para que no padezcan lo que estamos padeciendo las que estamos en esta oportunidad (…) No se trata de sentir, las violencias se identifican, se visualizan y no se normalizan”, comentó.
Rivera Vivanco, dijo que muchas personas creen que por tener un cargo de elección popular, las mujeres ya no son violentadas ni discriminadas, sin embargo, esto sigue ocurriendo y aseguró que trabajará para que esto se termine.
En la conferencia de prensa, estuvo acompañada de Catalina Pérez Osorio, titular de la Secretaría para la Igualdad Sustantiva de Género, quien defendió a la primera regidora, incluso comentó que, al revisar las redes sociales de Claudia Rivera, ha encontrado mensajes machistas que sola buscan denostarla y humillarla.
“Es una vergüenza lo que el machismo hace, sabemos que hay trolls que les pagan para eso y lo hemos señalado, pero quien les paga es un macho que sólo busca criticar. La violencia política de género es imperdonable porque viene de actores y actrices políticas y esto no debería de suceder, porque se supone que la política tiene un nivel para discutir y consensar y en vez de eso, sólo se ha señalado y discriminado”, expuso.
Para finalizar, la funcionaria pública dijo que la violencia política es irresponsable, ya que los actores políticos deberían de tener la madurez de reparar sus errores dialogando y no llegando a la humillación.