En un estado como Puebla, donde el cáncer es la tercera causa de muerte de su población, quienes viven en las riberas de los afluentes más contaminados de la zona metropolitana de la capital, como son los ríos Atoyac, Xochiac, Alseseca y otras barrancas, tienen hasta cinco veces más riesgo de desarrollar cáncer o algún síndrome, expuso la médica y catedrática de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), Mercedes Paola Dehesa Isidoro.
Previo al Día Mundial Contra el Cáncer, que se conmemora el 4 de febrero, la también investigadora dio a conocer que la cercanía de las poblaciones con aguas contaminadas, que muchas veces son vertidas por fábricas y establecimientos fuera de regla, enfrentan un riesgo severo de padecer enfermedades como cáncer y algunos síndromes. Este peligro se extiende a niños y adultos por igual. Además, puede afectar la salud de las mujeres embarazadas y sus hijos, argumentó la experta.
La catedrática remarcó que, aunque el líquido no sea estrictamente ingerido por las personas, su exposición representa un riesgo para la salud. Además, enfatizó que en muchas ocasiones se utiliza esa misma agua –que muchas veces es hervida en un fallido intento por purificarla– para lavar la ropa, alimentar ganado o regar cosechas, lo cual agudiza las posibilidades de transmisión de enfermedades a los seres vivos en general.
“No solamente es el consumo, porque, tristemente, es tanto la pobreza extrema de ciertas zonas de Puebla que pueden utilizar esa agua hasta (...) para lavar la ropa o utilizarla para el baño, entonces, la exposición que hay de químicos es muy importante y más, por ejemplo, cuando una mujer está embarazada”, expuso la médica, en rueda de prensa desde el campus central de UPAEP.
Dehesa Isidoro subrayó que quienes habitan en las riberas de los ríos altamente contaminados de Puebla tienen hasta cinco veces más posibilidades de desarrollar tumores malignos o hasta mutaciones genéticas imposibles de restaurar.
“El riesgo para presentar cáncer se eleva hasta cinco veces más, y no solamente para cáncer, sino también mutaciones para presentar diferentes síndromes, como el síndrome de Down”, enfatizó.
De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), en la zona metropolitana de Puebla capital, donde habita el 48 por ciento de la población total de la entidad, hay al menos 35 afluentes y barrancas, de los cuales 100 por ciento están altamente contaminadas. Estos raudales se extienden desde los corredores industriales de San Martín Texmelucan y Huejotzingo hasta Cholula y Puebla capital.
Según la dependencia federal, los ríos con la Demanda Química de Oxígeno (DQO) más alta de la región, que representa el parámetro de contaminación proveniente de las poblaciones y la industria, es decir, deriva de procesos no biológicos, son Xochiac, Atoyac, Rabanillo, además de la barranca San Antonio, situada al norte de la capital del estado.
Por otra parte, la catedrática de la UPAEP dio a conocer que el cáncer es la tercera causa de muerte en los poblanos. Afirmó que, aunque no existe estadística referente al número de diagnósticos, la cifra de defunciones, que, según indicó, en 2023 llegaron a 2 mil 55 personas, son preocupantes para la comunidad médica.
La médica indicó que los tipos de cáncer más comunes en Puebla son el de mama, próstata, pulmón, hígado y colorrectal.
Detalló que las mujeres tienen mayor incidencia de padecer esta condición, al punto de que representaron más del doble de muertes que los hombres en 2023. Además, precisó que dicha enfermedad afecta también a las infancias y juventudes.
Al respecto, compartió que la UPAEP, a través de su Centro de Investigación Oncológica Una Nueva Esperanza, ha identificado que, además de los ríos contaminados, otros aspectos, como la cercanía con antenas eléctricas y de radiofrecuencia, agudizan el riesgo de desarrollar cáncer en la población.
Finalmente, la especialista consideró que, a nivel nacional, existe un déficit de oncólogos, que es la especialidad que se enfoca en los padecimientos cancerígenos. Indicó que, de acuerdo con la Sociedad Mexicana de Oncología, en todo el país hay sólo mil 400 médicos dedicados a esta rama, lo que en otras palabras se traduce como un especialista por cada 90 mil habitantes.