Vivir con cáncer es una lucha diaria, asegura Lucía Cortés, una joven de 18 años de edad quien está a la espera de que en pocos meses la den de alta, sin embargo, lamenta que en el camino muchos pequeños estén perdiendo la vida contra esta terrible enfermedad.
Desde los 15 años, Lucía hace frente a esta batalla y se muestra valiente en cada momento. Ella es de Libres-Puebla, -que según la lengua nahuatl- es conocida como “tierra de grandes”, como ella, quien a pesar de las decaídas físicas y emocionales que la leucemia linfoblástica le provoca, toma fuerza en los momentos más difíciles.
“Hace tres meses tuve una recaída. Fue en diciembre cuando le dije a mi mamá: ya no puedo. Hay días en los que mi cuerpo, de tanto medicamento, empieza a tener afectaciones, principalmente en el hígado y los pulmones. Aquella vez me sentí muy mal, pero mi familia me motivó y es así como retomé el ánimo”, detalla.
A pesar de su fortaleza, Lucía reconoce que el año pasado atravesó por un cuadro de depresión. Su larga cabellera poco a poco fue desapareciendo a causa de las quimioterapias. Su cabeza desnuda evidenció el golpe que la enfermedad le dio en ese momento, pero ella, jamás se replegó. Hoy, su cabello empieza a crecer nuevamente y junto con él, sus grandes ganas de no rendirse en esta batalla.
“Fue muy triste cuando se me volvió a caer el cabello, porque incluso, ya lo tenía largo. Fue muy difícil ver que día a día se me desprendían los cabellos. Entré en depresión. Hubo días en los que me ponía muy mal. Lo que también me molestaba eran las náuseas y no tenía apetito”, recuerda.
“La niña de las pijamas”, como la bautizaron sus médicos, sabe que el cáncer requiere de cuidados especiales, y si a esto se le suma el tema de la pandemia, las medidas de sanidad tuvieron que extremarse ante la vulnerabilidad de contraer el virus. Así lo ha hecho ella desde el inicio de la contingencia.
“Tener cáncer es muy complicado, por los cuidados que debemos tener. Por ejemplo, nosotros no podemos comer cosas en la calle, porque esto podría provocarnos una infección y echaría abajo todo el tratamiento. Con la llegada de la pandemia, los cuidados se incrementaron aún más: no salir, usar gel, cubrebocas, sanitizarnos, y cuidarnos de algún contagio”, detalla.
Afortunadamente su cuerpo evoluciona favorablemente pero reconoce que, parte de esta mejoría, se debe en gran medida a los medicamentos y quimioterapias que recibe en tiempo y forma, situación que no siempre es la misma para todos los niños ante el desabasto de fármacos que constantemente se registra en las unidades oncológicas del país y del estado.
“HE SIDO TESTIGO DE NIÑOS QUE YA NO ESTÁN, POR FALTA DE MEDICAMENTO”
Ante este panorama, Lucía pide que se volteé a ver a esta población vulnerable todos los días del año y no solamente en conmemoraciones especiales, ya que esta es una enfermedad que avanza y se vuelve crónica en la medida que no se atiende.
“Con la pandemia, todos volcaron su atención en esa enfermedad, y están dejando de lado lo que es importante para los niños con cáncer: el abasto de medicamentos. He sido testigo de niños que ahorita ya no están, precisamente, porque truncaron su tratamiento”.
Para ella, mantener una actitud positiva es importante para no decaer, pero enfatiza que el buen ánimo que los pacientes tienen ante la situación, no es suficiente. Recibir los medicamentos es fundamental, por lo que en el marco del día Internacional del Cáncer Infantil pide no dejar de lado las necesidades que aún existen sobre este tenor.
