Las pipas ya no se dan abasto en Santo Tomas Chautla, en donde la gente lleva un año sin servicio de agua potable y se ve obligada a comprarles el vital liquido al menos dos veces al mes. Es tanta la demanda que los conductores se dan el lujo de cobrar tarifas diferenciadas, de entre 750 y mil 800 pesos, y venderles cuando tienen tiempo.
Vecinos de esta junta auxiliar, ubicada al sureste de la capital poblana, cumplieron dos días de protestas con bloqueos en el relleno sanitario de Chiltepeque y el bulevar Valsequillo, para exigir que Comisión Federal de Electricidad (CFE) les restablezca el servicio de energía eléctrica en su pozo de agua potable y así vuelvan a tener el suministro.
Mientras decenas de vecinos se mantienen firmes en las protestas que comenzaron el martes por la noche, en la comunidad las pipas no dejan de surtir agua a quien las compra y las familias no dejan de batallar para hacerla rendir.
- Leer más: Bloquean paso al relleno sanitario de Chiltepeque por conflicto de agua en Santo Tomás Chautla
El Sol de Puebla visitó la casa de la señora Norma Pelaxtla Navarro, quien visiblemente preocupada mostró su cisterna a punto de vaciarse, ya que tendrá que organizarse con uno de sus cuñados para pedir agua a una pipa.
“Ya no hay pipas como antes, si yo la encargo ahorita la traen hasta como por el jueves de la semana que viene, porque nos comentan que ya no se dan abasto, entonces entre mi cuñado y yo nos cooperamos para juntar los 750 pesos que cuesta”, explicó.
En su lavadero, mostró algunos trastes que no ha podido lavar porque el agua que le queda ya está turbia y también un bote con ropa sucia remojando, ya que una vez retiradas las prendas la ocupará para el servicio del sanitario.
“Nosotros tomábamos del agua del pozo y ahora no hay de otra, a veces falta el dinero y pues tomamos de esta que nos traen o a veces compro de garrafón para mis hijos, pero aún así nos enfermamos, el chiquito ya lleva un mes enfermo del estómago y no se quiere componer por lo mismo del agua”, dijo.
La señora Victorina Flores Escalona compartió que para comprar los 10 mil litros de agua que lleva la pipa necesita 800 pesos, sin embargo, quienes viven en colonias alejadas del centro o en calles de difícil acceso, ya sea porque es terracería o hay mucha pendiente, tienen que gastar hasta mil 800 pesos.
“La gente dice que los de las pipas simplemente dicen allá no le puedo llevar agua porque está fea la calle o le llevo pero le cuesta tanto, o le llevo pero hay que tender una manguera porque no subo hasta donde vive, así les pasa a los que viven en barrios como Tepepa o San José”, narró.
La ama de casa compartió que con ella viven sus tres nietos pequeños y aunque en esta temporada de calor quisieran bañarlos o lavarles la ropa constantemente, simplemente no se puede y deben usar lo mínimo.
Antonia Navarro, otra vecina, dijo que la crisis la ha orillado a tener que comprar botes de agua cuando los conductores de las pipas simplemente no le quieren abastecer, aunque eso le represente más gastos.
“Aquí ya no se puede pedir regalado porque uno está consciente de que a todos nos cuesta, entonces cuando de plano no quiere ir la pipa si he tenido que ir con mi cuñado y decirle véndeme unos botes, de a 10 pesos las cubetas o el bote pero al menos para tener”, contó.
En la casa de la señora Juana Flores Escalona de plano tuvieron que invertir en comprar dos tinacos y botes para almacenar el agua, con la intención de no desperdiciar ni una gota y hacerla rendir lo más posible.
Mostró a este diario que mientras en la cisterna y un tinaco guarda el agua limpia, en los otros depósitos va reciclando la que ocupa para lavar ropa o trastes, ya que esa la ocupa para asear pisos y el sanitario.
“En el bote vamos echando la que queda cada que lavamos, luego ya apesta porque es agua sucia pero ni modo, cuesta cara como para tirarla a la primera”.
Las mujeres coincidieron en que la calidad del agua que adquieren es mala, incluso ha habido ocasiones en que les llevan agua turbia o de color verdoso, pero se ven obligadas a aceptarla y pagar porque no tienen de otra.
El origen del problema
El conflicto comenzó cuando CFE suspendió el suministro de energía en el pozo debido a un adeudo de casi 200 mil pesos, posteriormente vinieron problemas administrativos ya que el comité de agua potable fue cambiado y el actual batalló para reunir el dinero.
Ahora que ya se cuenta con los recursos para saldar el adeudo, es necesario realizar un nuevo contrato pero la comunidad se opone a que lo haga la autoridad municipal, pues argumentan que con ello se podría privatizar el servicio.
Por lo tanto, iniciaron una serie de protestas para exigir que se restablezca el suministro de energía y con ello el del agua, sin que la administración deje de estar a cargo de un comité nombrado por la comunidad.
