/ viernes 2 de noviembre de 2018

Voces y ruidos extraños en el Panteón Municipal

“Quise encender un cigarro, pero, como si hiciera aire, no prendían los cerillos; todo estaba muy tranquilo”

“Hace más daño el vivo que el muerto”, con esta frase algunos trabajadores del Panteón Municipal rechazan la existencia de espectros dentro del cementerio, aunque cuentan que han vivido experiencias paranormales, han escuchado voces, apreciado sombras y hasta hablado con personas que no llegaron a ver.

Desde las 08:00 horas todos los días personas como don Beto, Martín o José Luis caminan por el Panteón Municipal, algunos lo han hecho por la noche y es el momento en el que han tenido la oportunidad experimentar eventos inexplicables.

Por ejemplo, don Beto, de 78 años de edad, fue velador en algún momento de su vida en el panteón. Durante 25 años ha recorrido todas las secciones del camposanto y aunque aseguró no creer en experiencias paranormales, sí las ha vivido.

Una vez, por ejemplo, mientras realizaba un rondín por la noche vio una sombra en una de las zonas más internadas del cementerio, por lo que de inmediato se alarmó, pues en ese entonces se hablaba del robo de cruces y pensó que era alguno de los delincuentes.

Durante un rato, y sin que lo vieran, caminó detrás de esta supuesta persona, hasta que esta se detuvo en uno de los pasillos y cuando don Beto se acercó solo encontró las ramas de un árbol, por lo que dijo que “se le levantaron los pelos”.

Fuera de eso, a pesar de laborar desde hace 25 años, es la única experiencia paranormal a la que se ha enfrentado. De ahí en fuera, añadió, ha escuchado historias y leyendas sobre la presencia de diferentes seres, personas que han muerto ahí y cuyo hogar es el panteón.

Foto: Bibiana Díaz

“Se veían exactamente como cristianos, caminé un cachito detrás de ellos, pensé ‘si entran a hacer algo me van a espantar’ y quise encender un cigarro, pero, como si hiciera aire, no prendían los cerillos; todo estaba muy tranquilo. Cuando me acerqué solo era un árbol que parecía tener los brazos en alto, eso me paró los pelos”, compartió.

Él no es el único que ha vivido este tipo de experiencias. Mario tiene cerca de tres años trabajando en el área perteneciente a una sociedad civil y lo único que ha experimentado es que cuando limpiaba una de las tumbas, por instrucciones del dueño, escuchó una voz que lo cuestionó si el trabajo estaba listo.

Mario respondió que sí, pero sin levantar la vista o buscar a su interlocutor, pensando que era la persona que le había solicitado el servicio; sin embargo, se dio cuenta de que no había nadie y aunque buscó hasta topar con pared, en ningún momento encontró a la persona que le había hablado.

No obstante, se niega a creer en experiencias paranormales dentro del cementerio, toda vez que es su área de trabajo y le parece inadecuado pensar que en todo momento puede tener una experiencia abrumadora de este tipo.

Lo mismo cree José Luis, quien tiene alrededor de 30 años trabajando en el cementerio limpiando tumbas y arreglándolas cuando tienen algún desperfecto que requiere el servicio de albañilería. Él no ha sido atormentado más que por algunos ruidos que suele justificar por el crujir de las ramas o el viento que roza los árboles.

Está seguro de que la mente es muy poderosa y si se deja influenciar por alguna experiencia de este tipo las seguirá viviendo, por lo que prefiere enfocarse en su trabajo.

“Hace más daño el vivo que el muerto”, con esta frase algunos trabajadores del Panteón Municipal rechazan la existencia de espectros dentro del cementerio, aunque cuentan que han vivido experiencias paranormales, han escuchado voces, apreciado sombras y hasta hablado con personas que no llegaron a ver.

Desde las 08:00 horas todos los días personas como don Beto, Martín o José Luis caminan por el Panteón Municipal, algunos lo han hecho por la noche y es el momento en el que han tenido la oportunidad experimentar eventos inexplicables.

Por ejemplo, don Beto, de 78 años de edad, fue velador en algún momento de su vida en el panteón. Durante 25 años ha recorrido todas las secciones del camposanto y aunque aseguró no creer en experiencias paranormales, sí las ha vivido.

Una vez, por ejemplo, mientras realizaba un rondín por la noche vio una sombra en una de las zonas más internadas del cementerio, por lo que de inmediato se alarmó, pues en ese entonces se hablaba del robo de cruces y pensó que era alguno de los delincuentes.

Durante un rato, y sin que lo vieran, caminó detrás de esta supuesta persona, hasta que esta se detuvo en uno de los pasillos y cuando don Beto se acercó solo encontró las ramas de un árbol, por lo que dijo que “se le levantaron los pelos”.

Fuera de eso, a pesar de laborar desde hace 25 años, es la única experiencia paranormal a la que se ha enfrentado. De ahí en fuera, añadió, ha escuchado historias y leyendas sobre la presencia de diferentes seres, personas que han muerto ahí y cuyo hogar es el panteón.

Foto: Bibiana Díaz

“Se veían exactamente como cristianos, caminé un cachito detrás de ellos, pensé ‘si entran a hacer algo me van a espantar’ y quise encender un cigarro, pero, como si hiciera aire, no prendían los cerillos; todo estaba muy tranquilo. Cuando me acerqué solo era un árbol que parecía tener los brazos en alto, eso me paró los pelos”, compartió.

Él no es el único que ha vivido este tipo de experiencias. Mario tiene cerca de tres años trabajando en el área perteneciente a una sociedad civil y lo único que ha experimentado es que cuando limpiaba una de las tumbas, por instrucciones del dueño, escuchó una voz que lo cuestionó si el trabajo estaba listo.

Mario respondió que sí, pero sin levantar la vista o buscar a su interlocutor, pensando que era la persona que le había solicitado el servicio; sin embargo, se dio cuenta de que no había nadie y aunque buscó hasta topar con pared, en ningún momento encontró a la persona que le había hablado.

No obstante, se niega a creer en experiencias paranormales dentro del cementerio, toda vez que es su área de trabajo y le parece inadecuado pensar que en todo momento puede tener una experiencia abrumadora de este tipo.

Lo mismo cree José Luis, quien tiene alrededor de 30 años trabajando en el cementerio limpiando tumbas y arreglándolas cuando tienen algún desperfecto que requiere el servicio de albañilería. Él no ha sido atormentado más que por algunos ruidos que suele justificar por el crujir de las ramas o el viento que roza los árboles.

Está seguro de que la mente es muy poderosa y si se deja influenciar por alguna experiencia de este tipo las seguirá viviendo, por lo que prefiere enfocarse en su trabajo.

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