“Ya tiene rato, años”. Sin vigilancia ni sanción por partede las autoridades, el suministro de gas LP a unidades detransporte público en plena calle es una práctica habitual de lasgaseras, reconocieron sus propios empleados.
La distribución de este inflamable a autobuses fuera de lasestaciones se ha convertido en la ciudad de Puebla en un serviciomás para las gaseras. “No solo es Sonigas”, defiende uno delos choferes de esta empresa, a condición de garantizar suanonimato. A la lista de firmas –Gas Santa Fe, Gas Oriente,Tomza, Gas Poblano, NovoGas y la propia Sonigas- desvelada por ElSol de Puebla en su edición de ayer el poblano suma otra: GasUno.
“Lo encuentran a su paso y lo piden. Lo ven por la calle”,razona, mientras señala un autobús que circula cerca de su pipade gas. “Aquí –el responsable de la distribución irregular-es el chofer y la persona que lo pide, porque el chofer tambiénsabe que no está correcto”.
La comodidad y el ahorro para el cliente son las principalesventajas de este servicio en vía pública, que no cumple, porsupuesto, las normas mínimas de seguridad establecidas por laComisión Reguladora de Energía (CRE) y la Agencia de Seguridad,Energía y Ambiente (ASEA). “Por no ir a llenar al centro decarburación donde se encuentra la pipa, pues ahí se pide”,añade. “Debido a la economía, ya a mucha gente no le da, porejemplo, el cilindro; como está la economía, ya no alcanza parallenar un cilindro”.
SILENCIO DE LASGASERAS
¿Los jefes lo saben? “Me imagino que sí”, señala elempleado de Sonigas. “Ya tiene rato, años”. Las compañíasdedicadas a la distribución de gas LP prefieren no pronunciarse.El Sol de Puebla visitó ayer las instalaciones de Gas Oriente, enel Parque Industrial La Resurrección, y Sonigas, en el municipiode Huejotzingo, para intentar, sin éxito, conseguir su versión.Personal de vigilancia de ambas empresas refirió que no habríapostura al respecto e invitó a este medio a hacer cualquiercomentario a través de sus páginas web.
Micros y autobuses aprovechan los servicios de estas y másfirmas para llenar el tanque sin necesidad de acudir a lasestaciones y sin importar la cercanía con viviendas. Estapráctica, susceptible de provocar contingencias incluso mortales,es habitual en colonias angelopolitanas como Cleotilde Torres o LasCuartillas.