Luis N. tiene que convivir todos los días con los ambulantes, a quienes les ha aceptado sus vicios, como el alcohol y la marihuana. También sobrelleva sus enfrentamientos por un lugar en la vía pública.
El joven trabaja en una tienda de mochilas y por temor a los comerciantes, de los que involuntariamente se ha hecho su amigo, pide mantener su imagen en anonimato.
“Yo ya hasta los veo como mis amigos. Pero estoy en contra”, dijo al pedir que no grabara su rostro por temor a las represalias.
Aunque no hay agresiones, Luis afirma que hay una batalla continua por pedirle al comercio informal que no obstruya las banquetas y deje su área limpia; no todos le hacen caso.
“Buscamos no meternos en problemas. Estamos en un local estable y se pueden meter hasta aquí para afectarnos. Los ambulantes se van y les pierde uno la vista; evitamos meternos con ellos”, dijo.
En la calle donde se encuentra su negocio permanece repleta de vendedores de todos los giros pero hay molestia con su competencia.
“Yo vendo en 400 una mochila que ellos dan a 100 pesos, eso es muy desleal. Nuestras perdidas van hasta el 80 por ciento”, declara de espaldas el comerciante que pide el retiro total de su competencia, que no paga impuestos y burla a la autoridad para que no le decomisen mercancía.
En varias ocasiones los dueños de ese corredor comercial han solicitado por escrito a la Secretaría de Gobernación Municipal su intervención para reordenar a los ambulantes, pero no hay ni una respuesta en los últimos 4 años.
“(Las autoridades) no deben hacerse de la vista gorda. Los jueves pasan vigilando para que no haya ambulantes, que se sabe que no hay nadie porque es su día de descanso, pero cuando se les dice que vengan al otro día no lo hacen. Hasta se ríen”, señaló.
LAS VENTAS, A LA BAJA
En los últimos cinco años en que Roberto Quiroz ha fungido como asesor de Operaciones y Vínculo con las instituciones de una cadena de zapaterías en el Centro Histórico de Puebla no había presenciado una crisis económica por las bajas ventas.
Aunque afirma que los factores económicos y la delincuencia son clave para entender el mercado, aclara que una de las principales problemáticas es la venta de calzado como tenis por ambulantes en las calles que se extendieron hasta la 2 Poniente a la altura de la calle 5 de Mayo.
Los comerciantes atienden afectaciones directas a los siete puntos de venta de calzado en la capital, con bajos ingresos que van desde el 9 al 25 por ciento.
“Es real que no podemos decir una cifra total de las afectaciones de las ventas. Pero sí hay estadísticas que van en decremento. Son estadísticas, la verdad, subjetivas, pero la verdad es que sí tenemos un panorama muy complicado”, agregó.
Quiroz observa cotidianamente cómo pierden clientes porque las tiendas y las ofertas han sido cubiertas por las sombrillas y las mesas.
“Les tenemos que salir a decir: ‘Oiga, no sea malito, me podría dar permiso porque me cubre mi entrada’ (y) ellos se mueven. Cada día hay más cordialidad pero nunca nos ofrecemos a guardarle su mercancía cuando hay operativos. Queremos que los retiren y la autoridad ya debe de hacerlo pronto, retomar el buen ejemplo de las administraciones anteriores”, dijo.
“Actualmente no vemos cuándo se vaya a poner orden. Siempre hemos pedido el retiro total pero nunca se ha logrado y eso es lamentable”, finalizó.
Testimonio AMBULANTE