Yoga, una forma de curar el alma

Pilar Pérez

  · domingo 6 de agosto de 2017

Foto: Bibiana Díaz

El yoga ha ayudado Gilberto Calderón Arellano, de 50 años deedad, a superar los momentos más perturbadores de su vida, desdeel alcoholismo hasta sanar físicamente. Ahora, todo lo aprendido,trata de compartirlo con otras personas, principalmente de latercera edad, para que ellos puedan vencer los retos a los quetodavía se enfrentan.

A la edad de 17 años sufrió una lesión de la segundavértebra cervical mientras jugaba futbol americano, por lo que conmaestros de oriente -con quienes trabajaba en un café chino- lepreguntaron qué le había sucedido y tras comentarles su problema,le ofrecieron sanación.

Relató que fue así como inició con esta disciplina. Pero,conforme fue avanzando en la vida comenzó a tener una serie dedificultades que mermaron su estado de salud  físico y mental,así como su vida en general, a pesar de que trabajaba comodelegado administrativo en el Secretaría de Comunicaciones yTransportes (SCT), donde tuvo muchos más aprendizajes pues supocómo ser disciplinado.

Parte de los tropiezos y caídas lo llevaron al alcoholismo, porlo que su vida se fue tornando más complicada, hasta que encontró a una persona que le ayudó a “rencontrar el camino”,le dijo que no echara en saco roto todo lo aprendido.

“Me quedaba a cuidar los postes,para que no se los fueran a robar, era alcohólico, y aprendí unalección de la persona que me encontró: levántate, en tu interiortienes la fortaleza, poder no, poder solo lo tiene un ser supremo,y comencé a trabajar con todo lo que había aprendido cuando erajoven y dejé de fumar, dejé de  tomar y seguí viviendo”,expresó.

Querer y amar a sus semejantes así como no ser egoísta con losconocimientos o posesiones económicas, son las enseñanzas queobtuvo con su cambio de vida, mismas que le brindaron sus maestros,que no son otros que todos aquellos seres que se han cruzado en sucamino.

“Me dieron algo grande, no mirar, observar; y aprender.Observar te da luz, un mundo muy grande, oportunidades que estánahí. A mis compañeros y a mis alumnos que he tenido en micaminar, dentro del yoga, les he dicho algo que una muestra me dijoun día: el silencio en la meditación, en tu interior, te sanamás que la luz del saber, cuando la oscuridad invade tu alma”,resaltó.

Señaló que ser disciplinado es una de las características quele han ayudado a tener una mejor calidad de vida emocional yfísica. Comentó que el doctor Manuel Estrada fue quien le inicióen el yoga, con quien comenzó a ver que tienen normas y pasos paraser una mejor persona.

Ahora, se encuentra en la Casa del Abue, donde comparte susconocimientos con todas las personas de la tercera edad, quienes enalgún momento llegan a compartir sus emociones y sufrimientos,quienes han aprendido a enfrentar sus retos. “Para mí, estar con ellos, hasido aprender. Aprender con el dolor, por qué, porque yo aquí lesdigo a mis compañeros y por qué a mí y por qué no. Si mepreguntan por qué les duele, les digo que aprendan del dolor,aprende de tu ira, aprende de tu coraje, date la oportunidad deaprender y entonces, entras en equilibrio”,sostuvo.

Les ha enseñado que para encontrar el equilibrio solo necesitande tres métodos sencillos: alimentarse, pensar y moverse. Porque,parafraseándolo, el ser humano es articulado y sin importar laedad, lo interesante es comprender que todas las personas sonútiles.

Dentro de la Casa del Abue y al contacto con todas las personasde la tercera edad les ha enseñado que utilicen todas aquellasherramientas que ya tienen y solo es necesario que las aprendan autilizar y las apliquen en su vida diaria.

“El caminar por esta vida es tan hermoso, porque en cada pasoencontramos maestros que nos enseñan, aquí vine a la Casa delAbue, precisamente a aprender y eso sigo haciendo, aprendiendo”,concluyó.