Desde hace siete años, niños con autismo , déficit de atención, parálisis cerebral, y problemas de neurodesarrollo, han encontrado en la “equinoterapia” una alternativa eficaz para integrarse a la sociedad, pero sobre todo “enfrentarse a un mundo cada vez más complicado y que nos exige echar mano de todas nuestras capacidades” señala Oscar Benavides Aguilar, director del Centro de Rehabilitación Infantil de la Secretaria de la Defensa Nacional.
El Coronel Médico cirujano, es también encargado del programa “equinoterapia” con que cuenta la Sedena, único en su tipo a nivel Latinoamerica, al conjuntar lo médico, científico y terapéutico en pro de aquellos infantes que padecen estos males.
En entrevista a El Sol de México el Coronel Benavides explica que la Equinoterapia es una práctica milenaria, -se tiene registro que Hipócrates es el padre de la hipoterapia (como también se le conoce)- en esencia, se busca que a través de los caballos, los infantes evolucionen satisfactoriamente, “sin dejar de lado la parte médica” ya que esta demostrado que montar un caballo puede mejorar el estado emocional de una personas sanas, “no necesariamente alguien con discapacidad” calma el ansia y la depresión.
Desde el centro de equinoterapia ubicado en el campo militar uno en la Ciudad de México, el especialista refiere que la discapacidad va a generar un duelo en la familia, porque queremos que nuestros hijos sean exitosos, con un futuro brillante y cuando te enfrentas a una limitante, genera frustración y enojo, e incertidumbre. “No vamos a hacer un mundo a modo, sino incluirlos al mundo que tenemos”.
Aguilar explica que este centro atiende alrededor del 100 niños al días en dos turnos, con el apoyo de 14 especialistas certificados -personal de terapia física y caballerangos- y un familiar para cada paciente.
Los seis caballos con que cuenta, han sido seleccionados de manera rigurosa, “desde su osamenta, no son caballos de carrera, se seleccionan de acuerdo a sus características que sean mansos, con cierta altura, sin enfermedades óseas y vienen del criadero de Santa Gertrudis, Chihuahua”.
Los caballos ayudan a que el cerebro entienda el proceso de como mover los pies y caminar porque el movimiento del caballo semeja el movimiento de caminar y el paciente lo asocia, así como la postura del niño, a través del centro de equilibrio del caballo equilibramos al paciente a través del movimiento del bamboleo, es decir, “el caballo le permite al niño que se exprese, hay una química entre el niño y el caballo, una socialización”.
Lo primero es que el menor lo conozca, lo toque, lo monte y finalmente lo dome, a través de estos pasos el infante adquiere socialización, habilidades de comunicación, que le permiten desarrollar herramientas para comunicarse adecuadamente.
Pero, ¿Cómo se mide la efectividad de este tratamiento? , “a través de hojas de valuación donde se ponen los padecimientos de los niños en lo emocional y psicomotriz, programamos de 10 a 15 sesiones y se hace otra evaluación para saber que tato evoluciono en su terapia”.
EL PROCESO
De acuerdo al teniente de sanidad, Juan Galván de Osio, el programa ayuda en lo psicológico, psicomotriz, y emocional; se les enseña la imitación, luego la repetición hasta que llegan a la competencias entre ellos, “les damos esas habilidades, estas fases son previas a que puedan tocar y subirse al caballo, una de las principales barreras son los padres, les cambiamos el rol de ser cuidados a ser cuidadores”.
En nuestro país la Sedena solo cuenta con un centro de quinoterapia en la Ciudad de México, y aunque existen otros centros de equinoterapia privados, este es el único que es integral en Latinoamerica, al conjuntar lo médico, científico y terapéutico.
MI HIJO NACIO PARA SER GRANDE… Y LO ESTA LOGRANDO
Cundo su hijo nació, a Gladys Irani Coto se le vino el mundo encima, “epilepsia , retraso psicomotor y problemas de lenguaje fue el diagnostico” por lo que inició una batalla por lograr que su hijo se integrara al mundo, una lucha para que fuera “grande” y lo está logrando.
Luego de ir distintas instituciones de salud, llego al centro de rehabilitación infantil de la Secretaria de la Defensa Nacional, donde lleva 10 años; “somos de Mexicalli, Baja California, logramos que a mi esposo –militar- lo transfirieran a la CDMX porque teníamos que viajar cada seis meses a las consultas y los gastos eran inmensos y a veces tardábamos hasta un mes, a 10 años de terapia, ahora mi hijo tiene menos convulsiones, ya camina e interactúa con el personal de aquí que han visto mi hijo, ya tiene 15 y llegó aquí de 5 años”
Gladys refiere que esta es una de las terapias que más le fascina, de tres veces a la semana ya le bajó a dos y ahora se da el lujo de venir una vez por semana, “tiene terapias en la escuela y en la casa… mis expectativas han cambiado…. mi hijo nació para ser grande y lo está logrando”.