Funcionarios de la administración Trump se reunieron secretamente con militares venezolanos para discutir el derrocamiento del presidente Nicolás Maduro, pero finalmente decidieron no actuar, reportó este sábado el diario The New York Times.
Donald Trump ha sido duramente crítico con el régimen de izquierda de Maduro, mientras Venezuela se hunde en una crisis económica y humanitaria cada vez más grave que ha desatado violentas protestas y provocado una ola migratoria a países vecinos.
The New York Times, citando a funcionarios estadounidenses anónimos y a un ex comandante militar venezolano que participó en las conversaciones secretas, dijo que los planes del golpe se estancaron.
Citó que la Casa Blanca se negó a proporcionar respuestas detalladas cuando se le preguntó sobre las conversaciones, pero enfatizó en la necesidad de "dialogar con todos los venezolanos que demuestren un deseo de democracia".
En Venezuela, el canciller Jorge Arreaza consideró que la revelación del Times ofrece "groseras evidencias" de las "conspiraciones" de Washington.
"Denunciamos ante el mundo los planes de intervención y apoyo a conspiraciones militares del gobierno de los Estados Unidos contra Venezuela. En los propios medios estadounidenses salen a la luz nuevas y groseras evidencias", escribió Arreaza en Twitter, y acompañó su mensaje con un enlace a la versión en español del artículo en la web del diario neoyorquino.
Retorno ordenado a la democracia
Un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos dijo por su lado a la AFP que "la preferencia" de Washington "por un retorno ordenado y pacífico a la democracia en Venezuela permanece sin cambios".
"El gobierno de Estados Unidos escucha diariamente las preocupaciones de los venezolanos, de todos los ámbitos de la sociedad ... Comparten un objetivo: la reconstrucción de la democracia en su país de origen", agregó el portavoz Garrett Marquis.
"Una solución duradera al empeoramiento de la crisis en Venezuela solo puede surgir tras la restauración de la gobernanza mediante prácticas democráticas, el Estado de Derecho y el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales", insistió.
Después de que drones cargados de explosivos estallaron cerca de Maduro en un acto el 4 de agosto en Caracas, el mandatario culpó de ello a Estados Unidos, Colombia y a sus enemigos domésticos.
El Departamento de Estado condenó la "violencia política", pero también denunció detenciones arbitrarias y confesiones forzadas de sospechosos por parte del gobierno de Venezuela.
El consejero de seguridad nacional, John Bolton, insistió en que "no hubo participación del gobierno de los Estados Unidos" en el incidente del 4 de agosto.
Una bomba
En agosto de 2017, los medios informaron que Trump preguntó a sus principales asesores sobre el potencial de una eventual invasión estadounidense a Venezuela. En la misma época, dijo públicamente que no descartaría una "opción militar" para terminar con el caos en el país sudamericano.
El colapso de la economía de Venezuela bajo el gobierno de Maduro ha llevado a una grave escasez de alimentos y medicinas.
Maduro ha hecho responsable a Estados Unidos por muchos de sus problemas.
La teoría de que la administración de Trump ha considerado respaldar un intento de golpe de Estado seguramente alimentará esos cargos, sobre todo, dada la larga historia de intervenciones secretas de Estados Unidos en América Latina.
Mari Carmen Aponte, una de las principales diplomáticas de Estados Unidos para asuntos latinoamericanos en la administración del presidente Barack Obama, dijo al New York Times que "esto va a aterrizar como una bomba" en la región.