La cumbre de los BRICS, integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, empezó este martes en Johannesburgo centrada en la apertura del bloque de países emergentes a nuevos miembros, así como en las maneras de extender globalmente su influencia política y económica.
"Los BRICS no pueden ser un club cerrado. El G7 [de las mayores potencias occidentales] es un club cerrado (...) y de los ricos. No queremos ser eso. Queremos crear una institución multilateral y proponer algo distinto", dijo el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en una entrevista desde Sudáfrica con las redes sociales.
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Lula defendió además la adhesión de Argentina a este bloque, fundado en 2009, al que se sumó Sudáfrica un año después.
Al menos 40 países han expresado su deseo de unirse al club, incluidos Argentina, Irán, Bangladés o Arabia Saudita, y 23 de ellos ya presentaron formalmente su solicitud de adhesión.
La multiplicación de candidaturas "nos muestra que la familia de los BRICS gana en importancia, estatura e influencia en el mundo", destacó el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, en el cierre del primer día de la cumbre.
Ramaphosa recibió a Lula y al presidente chino, Xi Jinping, así como al primer ministro indio, Narendra Modi.
El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, representa a su país en el encuentro que durará hasta el jueves.
El presidente ruso, Vladimir Putin, objeto de un mandato de arresto por parte de la Corte Penal Internacional por la guerra en Ucrania, participa por videoconferencia.
Antes del inicio de la cumbre, Xi destacó "el nuevo punto de partida histórico" en las relaciones entre China y Sudáfrica.
La 15ª Cumbre de los BRICS llega en un momento de fuertes divisiones en el escenario internacional, agravadas desde la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.
Sudáfrica, China e India no han condenado la ofensiva de Rusia, y Brasil se ha negado a enviar armas a Ucrania o imponer sanciones a Moscú.
Ramaphosa insistió el domingo en su política de no alineación y aseguró que Sudáfrica "no se dejará arrastrar a una competición entre las potencias mundiales".
En un parque vacío, cerca del centro de conferencias donde tiene lugar la cumbre, unos pocos manifestantes ondearon banderas ucranianas y mostraron pancartas contra el gobierno ruso.
"Estamos aquí para enviar un mensaje a los BRICS y los invitados en la cumbre para que exijan la retirada de las fuerzas militares rusas de Ucrania", dijo a la AFP Lesya Karpenko, de 41 años, militante en una asociación ucraniana en Sudáfrica.
No alineados
El bloque representa actualmente el 23 por ciento del PIB mundial, el 42 por ciento de la población y más del 16 por ciento del comercio global.
Pese a la disparidad de sus miembros, los BRICS coinciden en la reivindicación de un equilibrio político y económico mundial más inclusivo, en particular frente a Estados Unidos y la Unión Europea.
Aunque 40 países expresaron su interés para sumarse al club, los cinco miembros actuales tienen "opiniones divergentes sobre los países que deberían entrar en el bloque y las condiciones" de acceso, explica Jannie Rossouw, de la Universidad Witwatersrand en Johannesburgo, a la AFP.
Sudáfrica ha estado trabajando este año en una lista de "directrices" para la entrada de nuevos miembros, dijo el domingo su ministra de Relaciones Exteriores, Naledi Pandor.
La cuestión de la expansión divide sobre todo a India y China, las dos economías más fuertes del bloque. Pekín quiere extender su influencia, mientras que Nueva Delhi desconfía de las intenciones de su rival regional.
"A largo plazo, la rivalidad entre China e India probablemente es el mayor desafío que enfrentan los BRICS", considera Rossouw.
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Además, el proceso de toma de decisiones dentro del bloque, que requiere consenso, constituye un "importante obstáculo" sobre la cuestión de una posible expansión, subraya Jakkie Cilliers, del Instituto de Estudios de Seguridad de Pretoria.
Durante la celebración de la cumbre, otros 50 líderes asisten a un programa llamado "amigos de los BRICS".
El gobierno sudafricano también anunció la llegada del secretario general de la ONU, Antonio Guterres.