Por primera vez, la extrema derecha en la puertas del parlamento alemán

Alan A. Luis Diego

  · domingo 17 de septiembre de 2017

PARIS, Francia – Por primera vez desde la Segunda GuerraMundial, un partido ultra de extrema derecha alemán tienen grandesposibilidades de ingresar al Parlamento después de las eleccioneslegislativas del próximo domingo 24: a 6 días de esa cita con lasurnas, Alternativa para Alemania (AfD) tiene entre 10 y 12% deintenciones de voto. Con esos resultados, superará el fatídicoumbral de 5% necesario para ingresar al Bundestag.

Los desheredados del modelo económico de Merkel son losprincipales seguidores del AfD, que nació en 2013 como expresiónde protesta  —de hastío, de hartazgo—  de un sector de lapoblación frente al euro, la parálisis de la Unión Europea (UE),la crisis económica que se arrastra desde 2007 y las frustracionesque acumula un continente estancado y sin futuro visible.

La AfD “atrae a muchos postergados del sistema [y] a losperdedores de la reunificación”, sostienen Franco delle Donne yAndreu Jerez de Factor en su libro  El retorno de laultraderecha a Alemania.

Aunque stricto sensu no puede ser considerado comoneonazi, porque no manifiesta ninguna nostalgia por el Tercer Reichy evita reivindicar su ideología, toda su prédica está basada enideas racistas, xenófobas, hostiles al Islam y al millón derefugiados que llegaron al país desde 2015.

“Queremos la Alemania que heredamos de nuestros padres, no unaAlemania multicultural”, suele proclamar Alexander Gauland, queco-dirige el partido con la candidata a la cancillería, AliceWeidel. “El islam no pertenece a Alemania”, insiste en medio delas aclamaciones de su público.

A pesar de su prudencia cuando se refiere al pasado, Gaulandresbaló peligrosamente en un video difundido el 14 de septiembrecuando elogió a los soldados de la Wehrmacht. Esa declaraciónprovocó una avalancha de críticas de los medios políticos,incluyendo una reacción del ministro de Justicia, Heiko Maas(socialdemócrata), que publicó en Twitter una foto del campo deconcentración de Auschwitz afirmando que no había que olvidar“los crímenes cometidos por Alemania”.

El comportamiento del AfD en los tramos finales de la campañatampoco es un modelo de democracia. En forma sistemática, gruposde militantes de AfD se dedican a silbar y abuchear los actos deAngela Merkel y a interrumpir los discursos de la canciller.

Su candidata a canciller, que no cesa de reclamar la expulsiónde los refugiados indocumentados, acaba de ser sorprendida con lasmanos en la masa: el prestigioso semanario DieZeit descubrió que Alice Weidel, emplea en negro a unademandante de asilo siria.

Weidel estaba en el epicentro de una fuerte polémica desde quese supo que esa economista con idiomas, larga experiencia laboralen Asia y  lesbiana confesa, paga sus impuestos en Alemania perovive la mayor parte del año en la ciudad helvética de Biel con sucompañera, una suiza nacida en Sri Lanka con la cual tienen doshijos.

Aunque esas revelaciones mostraron que Weidel vive una realidaddiferente a las ideas que proclama, no parece haber sido afectadapor el escándalo.

Sin perder su optimismo por esas contrariedades, los dirigentesdel partido no abandonaron el objetivo que se fijaron al comenzarla campaña electoral: convertirse el domingo en la tercera fuerzapolítica del país.