PARÍS. Desde la Primavera Árabe hasta las protestas en Irán, pasando por los movimientos #Metoo o #Blacklivesmatter, Twitter se ha consolidado como una plataforma global para activistas y opositores políticos, que corren el riesgo de perder una importante herramienta de movilización si la red desaparece.
Existen otras plataformas, pero Twitter “es claramente muy influyente a la hora de permitir que los medios y los líderes presten atención a lo que ocurre en el mundo”, explica Mahsa Alimardani, investigadora de la organización de defensa de la libertad de expresión Article 19.
"Es una plataforma única y muy especial”, añade. En Irán, “es el único acceso real a las voces y acontecimientos, ante la ausencia de corresponsales extranjeros y de periodistas independientes que puedan informar sobre lo que ocurre”.
El miércoles se difundieron en Twitter imágenes de una protesta en China en la mayor fábrica de iPhone del mundo.
Y en el pasado, la red social sirvió para explicar la Primavera Árabe, el movimiento prodemocrático de Hong Kong, la guerra civil en Siria o las protestas en Irán, mostrando a menudo la cruda realidad de la represión de los regímenes autoritarios.
Twitter, donde se comparten a la vista de todos información verdadera y falsa, tiene unos 237 millones de usuarios diarios, muchos menos que Facebook (mil 980 millones), TikTok (más de mil millones) o Snapchat (363 millones).
Pese a ello la red social, cuyos mensajes no superaban 140 caracteres en la época de la Primavera Árabe (un límite ampliado a 280 desde 2018) se ha convertido en imprescindible para muchos medios, empresas y famosos que a veces sólo tienen este canal para comunicarse.
Twitter ha jugado un papel clave en la promoción de fenómenos sociales como #Metoo, para denunciar la violencia sexual, o #Blacklivesmatter, para denunciar la violencia policial contra los afroamericanos en Estados Unidos.
“Las características de Twitter permiten dar una identidad a los movimientos de protesta, crear un sentimiento común compartiendo memes y etiquetas”, dice Marcus Michaelsen, investigador independiente especializado en activismo y vigilancia en línea.
Además, los activistas pueden llegar fácilmente a “periodistas o líderes políticos, de forma más directa que en otras redes como Instagram”, apunta.
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Sin embargo, desde su adquisición por parte del multimillonario Elon Musk, la red del pájaro azul se ha visto profundamente desestabilizada e incluso amenazada de desaparición, para disgusto de muchos usuarios que, en ocasiones, han tardado años en crear una audiencia.
“Es difícil describir el valor que ha adquirido Twitter en los últimos diez años.
(...) No hace falta decir que mientras Elon Musk lleva a Twitter a su propia destrucción, los únicos que deben alegrarse son las peores dictaduras y criminales de guerra del mundo”, tuiteó Charles Lister, miembro del grupo de reflexión Middle East Institute de Washington.