A dos años del asesinato de una mujer, Fiscalía frena investigación

Paulina Gómez

  · miércoles 6 de diciembre de 2017

“A mí me drogaron. Al día siguiente que desperté, vi muertaa mi hermana pero además ya no estaba mi hijo, se lo habíanllevado, sin zapatos, semidesnudo porque él siempre duerme conropa interior”, así recuerda Jaqueline el asesinato de suconsanguínea hace dos años en su domicilio de la coloniaBelisario Domínguez, hecho en el cual también fue “levantado”su hijo de 20 años de edad, por los homicidas. Desde entoncesignora el paradero de su vástago.

A decir de la entrevistada, es la fecha en la que la FiscalíaGeneral del Estado no le ha dado información sobre los avances delcaso y mucho menos ha liberado las órdenes de aprehensión encontra de los presuntos asesinos, a quienes aseguró tenerplenamente identificados ya que los conocía desde hace 10años.

La mujer considera, incluso, que el encargado del despacho de laDirección General de Investigación Especializada del SistemaTradicional, César Joaquín Sánchez Zepeda, de alguna manera hafrenado las indagatorias y el avance de las mismas.

La declarante, recordó detalles del día en que literalmenteperdió a sus seres queridos: “Elías y Karina -un matrimoniocercano a la familia- sacaron a mi hijo en mi coche, se robaron lafactura y otros objetos de valor. Se levantaron las denuncias ytodo, pero hasta ahora no hay resultados”.

EL CRIMEN Y SUS RESPONSABLES

Con un nudo en la garganta y la mirada distraída, Jaquelinerecuerda aquél 4 de octubre de 2015, en el que aproximadamente‪a las 8:30 de la noche‬, recibió la visita de quienesidentifica como Karina Sánchez Aguilar y Horacio Elías FloresVelázquez, ambos de entre 40 y 45 años. Ella (Karina), maestra deprimaria y excompañera de trabajo; él (Horacio), un sujetoproveniente de Orizaba, Veracruz, y quien antes de contraer nupciascon Karina, al perecer, era mesero.‬‬

“No había una amistad muy frecuente, nos veíamos de vez encuando. Esa noche llegaron por la privada de la 21 Poniente, Karinallegó con su esposo, traían una bolsita con lasaña y trescervezas Patricias, de esas artesanales. Me dijeron que queríanhablar con los tres, es decir con mi hermana Yaratzed HernándezVelázquez, mi hijo Briam Espinosa Hernández, quien para esa fechatenía 20 años de edad, y conmigo”, narró la entrevistada.

Tras abrirles las puertas de su hogar a los acusados, Jaqueline,su hermana y su hijo fueron convencidos para comer la lasaña, y almenos la entrevistada, fue persuadida para tomar dos cervezas.“Insistían mucho en que estuviéramos los tres; mi hijo no quisobajar porque estaba enfermo, tenía gripa y estaba tomandomedicamento, pero después llegó mi hermana y repartí la lasañaen tres porciones, le llevé una a Briam hasta su habitación.Karina y Elías dijeron que ya no querían, pues ya habíancomido”, relató la mujer, quien sentada a unos metros de la saladonde ocurrió el crimen de Yaratzed, contuvo las lágrimas.

Sin imaginar el objetivo de los hoy prófugos de la justicia- aquienes seis meses antes de los hechos no les pudo hacer unpréstamo de dinero-, Jaqueline se terminó la lasaña y doscervezas, para luego perder el conocimiento y despertar hasta lamañana siguiente, en la que se percató que su hermana había sidogolpeada en la espalda y asfixiada. Somnolienta, esquivando lasparedes, la mujer buscó a su hijo, un estudiante del quintosemestre de la carrera de Ingeniería de Software en la UniversidadPopular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), quien inclusoestaba a punto de irse a Las Vegas debido a un proyecto detitulación que le ofreció dicha institución, producto de sudesempeño académico, sostuvo la madre del estudiante.

Zapatos y ropa del joven se encontraban en su habitación peroél, no. Un vehículo, el celular de Yaratzed así como elteléfono, la laptop y la tableta del hijo de Jaqueline fueronsustraídos. Por si fuera poco, la casa olía a gas, y es que antesde huir, la pareja de esposos y presuntos homicidas ocasionó unafuga.

Ese día, Jaqueline, como pudo, solicitó ayuda a parientes yvecinos. El hecho movilizó a los cuerpos policíacos y a losdiversos cuerpos de emergencia. La sobreviviente fue detenida eldía de los hechos como la principal sospechosa, sin embargo, trasdescartarse su participación en el crimen, fue liberada; horasdespués, la mujer pudo darle cristiana sepultura a su hermana.

Meses después del crimen, una vez liberado el inmueble porparte de las autoridades ministeriales, al cual sujetosdesconocidos entraron a robar en dos ocasiones pues no habíavigilancia policial en el sitio, la declarante pudo regresar ahabitarlo.

CASO SIN RESPUESTAS

Dos años han transcurrido desde la desaparición Briam y elasesinato de Yaratzed, quien a pesar de haber estudiadoOdontología, en últimas fechas se desempeñó como secretaria enun despacho jurídico, según datos proporcionados por el exesposode la hoy occisa.

La carpeta de investigación, a decir de la hermana de la mujerasesinada, ya pasó por dos áreas de la FGE hasta llegar a laFiscalía Especializada en Asuntos Jurídicos y Derechos Humanos,donde hasta ahora permanece sin desempolvar y sin resolver,situación por la que exige justicia además de resultados realespor parte de las autoridades.

A pesar del dolor, Jaqueline no pierde la esperanza de que losresponsables pronto sean ubicados y detenidos, pero principalmenteque su hijo, quien el pasado 10 de septiembre cumplió 22 años deedad, aparezca con vida.

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